sábado, 10 de septiembre de 2011

Peleas entre herederos

Suele ocurrir que el entusiasmo que aplicamos para defender lo que ganamos con nuestro esfuerzo sea menor al que aplicamos para reclamar riquezas no generadas por nuestro esfuerzo (herencia).


Cuando muere alguien se generan derechos sucesorios, es decir: los bienes que tenía el fallecido son distribuidos entre los herederos.

La forma de realizar el reparto requiere un trámite en el que contadores, escribanos y abogados suelen tener participación para cumplir con las leyes que regulan este fenómeno económico.

La ley no obliga a que también participen los psicólogos pero muchas veces harían falta porque quienes tienen derecho a una parte de la herencia suelen cambiar su sentido del humor.

Recibir una riqueza de regalo podría provocar un cambio favorable en ese humor, pero no, los humanos, siempre dispuestos a sorprendernos a nosotros mismos, tenemos un cambio de humor hacia la irritación, la desconfianza y la agresividad peor disimulada.

Los herederos más irritados suelen actuar con una fuerza reivindicativa feroz, con mucho mayor empeño que si hubieran hecho algún esfuerzo para generar esa riqueza que reclaman.

Por el contrario, quienes ganan el dinero con su esfuerzo suelen ser más serenos en la defensa de aquello a lo que tienen legítimo derecho y por eso, encontramos que «los furiosos» probablemente:

— no sientan necesidad de reclamar un mejor salario (en forman individual o agremiada);

— se avergüencen de regatear por un mejor precio, inclusive cuando es sabido que el valor está determinado para que sea cuestionado hasta llegar al correcto (en rubros muy costosos como inmuebles y automóviles, lo frecuente es «inflar» el precio contando con que los clientes pedirán un descuento y se gratificarán «obteniéndolo»);

— no sepan cómo reclamar el daño que un vecino le provoca con una pérdida de agua, una mascota impertinente o un mal uso de los lugares colectivos.

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10 comentarios:

Noemí dijo...

A mí me cuesta más reclamar en el caso de una herencia. Me siento con menos derecho, me parece algo más arbitrario.

Gerardo dijo...

Para reclamarle a un vecino en casos como los que ud. menciona, lo que hace falta es mantener la serenidad. Cuando nos sentimos muy violentados, puede suceder incluso, que no hagamos ninguna demanda. Si se entiende que las molestias generadas corresponden a comportamientos humanos que no nos son ajenos, podemos ubicarnos en una disposición de ánimo mucho mejor, más natural, para dialogar. Claro que a veces se recibe igualmente una respuesta desajustada, cosa más fácil de manejar si ya la tenemos prevista.

Gabriela dijo...

Creo que el heredero es, con frecuencia, alguien que inconscientemente estuvo a la espera durante mucho tiempo. Como esa verdad le resulta insoportable, la niega, hasta que de golpe llega el momento en que se suceden los hechos y todos los sentimientos encontrados, más los celos, los viejos reclamos, la sed de justicia y tantos otros aspectos que puedan estar en juego, saltan a la conciencia de una manera desordenada y difusa. Se genera entonces un gran estrés, el campo está abonado para el desentendimiento, y todo puede llegar a convertirse en un gran caos avergonzante.

Alicia dijo...

De verdad que podría ser otro campo de trabajo para los psicólogos. Y un momento muy fecundo para elaborar viejos conflictos.

Norton dijo...

Cuando nos desvalorizamos como trabajadores, ya hace tiempo que venimos desvalorizándonos como personas.

Gonzalo dijo...

Hace poco estuve en Ecuador y vi que en las ferias todo el mundo regatea, se acostumbra de ese modo.

Norma dijo...

Algunos de esos "furiosos" reclamadores de herencias, bien podrían ser aquellos que se sienten eternos acreedores. Son los que piensan que la culpa la tienen siempre los demás. Realmente creen que no contribuyen con sus comportamientos en los conflictos que tienen. Del mismo modo se sienten ajenos del trabajo que ellos mismos realizan, y se perjudican. Siempre sienten que se les debe algo. Algo que ninguna herencia pagaría, pero no es algo vinculado a su vida real y presente, no es lo que legítimamente les pertenece, ni lo que proviene de ellos mismos. Es algo de afuera, de otro o de otros, que quizás en algún momento les fue negado.

Lucas dijo...

Hoy la mano viene bien psicoanalítica!

Marta dijo...

Si recibir una herencia es como recibir un regalo, entonces aquellos a los que no les gusta que se les hagan regalos... abstenerse!

Evangelina dijo...

La serenidad es fruto de la paz interior.