Necesitamos suministros narcisísticos para seguir vivos, esto es, amor, afecto, compañía, reconocimiento, valoración, miradas, dinero. Estos insumos completan nuestra alimentación.
Desde hace tiempo propongo que lo único que tenemos que hacer los seres vivos es mantenernos vivos el mayor tiempo posible.
Necesitamos mantenernos vivos para reproducirnos y que la especie a la que pertenecemos no se extinga (1).
Vivir implica consumir energía. En eso nos parecemos a un motor encendido: siempre estamos consumiendo energía.
Ya todos sabemos que necesitamos comer y beber. Ese tipo de combustible es conocido por todos.
El amor también es conocido por todos pero no necesariamente nos referimos a él considerándolo un combustible, un proveedor de energía.
Con este artículo procuro resaltar esa condición del amor: estimularnos, darnos fuerza, resistencia.
Siempre necesitamos contar con una o más personas que nos conozcan y nos quieran.
Para facilitar la redacción, aludiré a una sola persona, pero debe entenderse que necesitamos una, dos, varias o muchas.
Esa persona es nuestro proveedor de afecto, amor, consideración. Es la que nos suministra esos recursos que son tan imprescindibles como la comida.
Esa persona es tan importante como la persona que le da de comer al niño.
El niño no puede conseguirse el alimento y ninguno de nosotros, ya adultos, tampoco podemos proveernos el afecto, amor, consideración.
Por lo tanto, respecto a la necesidad de amor, funcionamos como niños porque lo necesitamos de alguien externo. Lo único que cambia es que el niño necesita adicionalmente quien le proporcione la comida, pero en cuanto al amor, los niños y los adultos somos igualmente dependientes.
La persona que nos da su amor puede hacerlo mediante su compañía, su mirada (2), escuchándonos, acariciándonos, pagándonos con dinero.
Efectivamente, el reconocimiento laboral o empresarial es una forma de amor que nos da la energía que complementa a los alimentos.
(1) La represión de las coincidencias
(2) Las miradas se parecen al dinero
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8 comentarios:
Puede que con los alimentos trate de complementar la energía que no recibo por reconocimiento laboral, afecto, compañía, valoración, y todas esas cosas que ud dice.
Para el niño pequeño, el afecto de la madre alcanza. Luego crecemos y si mantenemos ese único afecto, nos enfermamos.
Si no consigo dinero, no puedo conseguirme alimento. Eso nos pasa a muchos. En ese sentido, retrocedimos como especie.
(aunque en condidiones extremas creo que nos ingeniaríamos)
Con los años uno va descubriendo que hay amores de distinta calidad. Los de mala calidad, no es que sean de despreciar (mientras no hagan daño), pero los buenos nutren mucho más.
Estuve probando y no dificulta nada la redacción hablar de "esas personas", en lugar de "esa persona".
Me imagino a los metalúrgicos escribiendo en su plataforma reivindicativa: exigimos un aumento del 10% de nuestro salario nominal o su equivalente en suministros narcisísticos.
Tengo un proveedor de afecto que además me trae la soda.
Le digo a Lía que pruebe con armarse una pequeña huerta. Si no tiene espacio se puede plantar en macetas o recurrir a la hidroponia. Se sentirá mucho mejor.
(no quiero decir que se sienta mal, sino que se puede sentir mejor aún, en caso de que se sienta bien)
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