Los altruistas constituyen una minoría de personas que genera una referencia perjudicial para quienes trabajan con fines de lucro.
En otro artículo (1) les comentaba que existen
por lo menos dos explicaciones de por qué algunas personas son egoístas y otras
altruistas.
En esa oportunidad les decía que la opinión
mayoritaria es la que sostienen las religiones y hace hincapié en la (supuesta)
bondad del ser humano.
Desde este punto de vista entonces, los
altruistas son personas «buenas»
y los egoístas son personas «no tan buenas».
Otra
explicación, la que sostiene el psicoanálisis, dice que existen unas pocas
personas que no tienen suficientes necesidades y deseos. Hasta cierto punto se
parecen a las ya conocidas anoréxicas.
Desde este
punto de vista, los altruistas serían personas que buscan tener necesidades y
deseos, hambre y ganas de actuar.
Si un
altruista estuviera confinado en una cárcel y no pudiera practicar su
actividad, se vería especialmente perjudicado.
Los
altruistas son tan pocos porque la mayoría funcionamos de otra forma:
consumimos energía, padecemos hambre, necesitamos comer y por eso trabajamos
con fines de lucro.
Como vemos
esta teoría da cuenta de lo que realmente ocurre y hasta podría servirnos para
entender además por qué algunas personas normales (por formar parte de la
mayoría egoísta), no cuentan con el estímulo suficiente para trabajar y
«ganarse el pan con el sudor de la frente».
Efectivamente,
podríamos entender a esta mayoría en tanto se sienten culpables por pretender
entregar su esfuerzo a cambio de dinero.
Los pocos
altruistas son suficientes como para generar una referencia desestimulante para
la actitud laboriosa de la mayoría.
Todos
necesitamos ser amados, respetados, considerados, ... además de alimentarnos,
descansar, abrigarnos y tener una vivienda donde alojarnos.
En suma: Los altruistas son una referencia
perjudicial para quienes trabajan con fines de lucro.
(Este es el
Artículo Nº 1.653)
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8 comentarios:
Se me ocurre la siguiente posibilidad: que las personas altruistas no se sientan alimentadas con el menú que ofrece el sistema. Por eso buscan por fuera, eluden el lucro.
En la sociedad que nos ha tocado vivir, no conozco otra forma de ganarse legítimamente el sustento, que sea trabajando. Podemos trabajar para ganar lo suficiente para vivir con el nivel de vida al que aspiramos (para algunos será más alto y para otros más bajo). Luego puede quedarnos energía libre que podemos descargar trabajando sin la finalidad de ganar dinero. La satisfacción que nos pueden brindar este tipo de actividades puede servirnos como combustible para funcionar bien y sentirnos satisfechos.
Ser consumidores de soluciones me parece que es una forma poco vital de encarar la existencia. A menudo se critica a los sindicatos porque piden soluciones pero no invierten tiempo y energía en buscarlas creativamente ellos mismos. Me parece que esa es una crítica legítima.
Ser consumidor de soluciones, como dice Lucía, es ser infantil. Es esperar que los papás gobernantes o las mamás-jefas se hagan cargo de nuestras vidas.
También se puede trabajar en tareas ilegales para ganar dinero. Esos ciudadanos funcionarían de forma parecida a los niños. Da la impresión de que están buscando que alguien los castigue y les ponga los límites.
Seguro que el altruista en la cárcel arma algo. Incluso puede armar cosas que sean muy beneficiosas para todos. Puede buscar soluciones y liderar causas justas.
Pienso que la necesidad desesperada que tienen muchos trabajadores de llegar al feriado o a las vacaciones es una mala señal. El trabajo tendría que funcionarnos como un elemento que proporcione un porcentaje importante de gratificación. Creo que esa gratificación nunca se obtiene sólo a través de una buena paga.
Si sentís que tu trabajo es como un yugo, trata de reconvertirte, replantear tu vida, buscar otro trabajo.
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