El uso de la corbata entre quienes trabajan en el sistema
financiero, sugiere la racionalidad en la administración del dinero depositado.
Estaremos de acuerdo en que el dinero tanto
puede usarse con fines nobles como con fines innobles. Tanto podemos usarlo
para comprar lo necesario para vivir (alimentos, vestimenta, alojamiento), como
podemos usarlo para comprar lo necesario para matar (armas).
Otra distinción podemos hacerla pensando que
tanto podemos usarlo racionalmente como apasionadamente, tanto para estimular
la producción como para estimular los gastos superfluos.
Tanto podemos usarlo con una actitud austera,
para que produzca la mayor cantidad de beneficiarios, como con una actitud
derrochona, para que unos pocos lo despilfarren en lujos, vicios,
ostentaciones.
Nuestra mente está predispuesta a pensar que
del cuello para abajo se encuentran nuestros instintos más terrenales,
mundanos, hedonistas y que, del cuello hacia arriba (la cabeza, el cerebro, la
mente), se alojan las ideas, el espíritu, el arte, lo sublime, la religiosidad,
la inteligencia que nos ubica por encima del resto de los seres vivos.
Esta predisposición a pensar así no es más que
eso: un prejuicio. En realidad somos una unidad. La división cartesiana en
cuerpo y alma es una concepción indemostrable... aunque para quienes no pueden
vivir sin imaginar ese dualismo sería imposible abandonarlo.
Estas consideraciones prologan mi comentario
referido al uso de la corbata como prenda casi exclusivamente masculina.
Si bien es cierto que ese trozo de género
podría representar al pene, en cuyo caso no pasaría de ser un exhibicionismo
perverso, también parece indicar con más poder significante una separación
drástica entre el cuerpo inferior y la mente superior.
Obsérvese que el uso de la corbata es casi
obligatorio en el sistema financiero, donde a los depositantes se les está informando algo así como: «Administraremos su dinero
razonablemente, sin despilfarrarlo en vicios».
(Este es el
Artículo Nº 1.656)
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10 comentarios:
Con razón si ves a un tipo de traje y corbata te infunde una sensación de respetabilidad!! Ahora me doy cuenta. Además es imprescindible que esa indumentaria vaya acompañada por la higiene personal, la camisa planchada, la barba rasurada, los zapatos adecuados.
Tiene coherencia lo que dice Martina. Una corbata deja de ser creíble cuando el resto del aspecto personal no acompaña al mensaje.
Dado que las mujeres no usamos corbata -a lo sumo usamos alguna gargantilla- podríamos pensar que a las mujeres se nos tolera más que las emociones coloreen la razón.
Aunque a los hombres no se les tolere la participación emocional en su toma de decisiones, como puede ser en el caso del manejo del dinero, es, como dice Mieres, una tontería creérselo. Es imposible separar la razón de la emoción, así como sería imposible que una mano viviera separada del cuerpo, o la cabeza o un pie.
Cuando nos referimos al líder de un grupo, decimos ¨el cabecilla¨. Entonces podemos asociar que lo más importante es la cabeza. En cierto modo el razonamiento no está mal. Desde el cerebro se comandan muchas funciones de nuestro cuerpo. Se puede vivir sin brazos y sin piernas, pero no se puede vivir sin cabeza. Incluso, si te detienen la hemorragia a tiempo, podés vivir sin pene. Creo que el tema está en no perder de vista el bosque por quedarse mirando sólo el árbol. Tenemos que percibirnos como un todo.
Creo que tomaré en cuenta su planteo y comenzaré a concurrir a la oficina de corbata. Intuyo que para mis superiores va a ser una buena señal.
Si pensamos que lo más importante está arriba, en la cabeza y que lo más repudiable está abajo, esparcido por el resto del cuerpo, estamos cometiendo un grave error. Cerca de la nuca existe una zona del cerebro donde se percibe, mediante aparatos especiales, el funcionamiento instintivo y emocional. A esa parte creo que le llaman cerebro de reptil.
Siguiendo con la idea de Natalia, aprovecho para señalar que es imposible controlar las emociones. Sólo podemos aspirar a manejarlas. Es decir, identificarlas cuando las sentimos, contar hasta 10 como decían las abuelas, y buscar alguna estrategia, como explicitar que en ese momento no queremos hablar del tema, salir del lugar (si estamos en casa salir a caminar), darse una ducha, en fin...
Al hombre se le exige que sea más racional porque él debe usar su razocinio para procurar el alimento. La mujer en cambio, tiene que desarrollar sus emociones para afinar sus posibilidades de empatía con los pequeños que está criando. De esa empatía dependerá que los atienda de la forma lo suficientemente adecuada como para que puedan sobrevivir.
Por eso el hombre usa corbata y la mujer muestra orgullosa su escote.
Los ladrones más poderosos son los de cuello blanco. Parece que la corbata no les sirvió demasiado.
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