lunes, 3 de septiembre de 2012

Cuando sentir hambre nos avergüenza




 
Trabajamos porque necesitamos comer y esto nos hace sentir menos espirituales y más animales, de lo que desearíamos.

En otro artículo (1) compartía con ustedes un comentario referido a los «altruistas».

En esa publicación resumía la idea diciendo que: «El altruista precisa conseguir necesidades y deseos, por eso aprovecha las necesidades y deseos ajenos.»

Cuesta comprender esta idea porque casi todos somos egoístas en el sentido de que cada tanto tenemos que comer, por lo que destinamos casi todo nuestro esfuerzo a comprarnos cosas que realmente necesitamos.

Cuanto menor sea nuestra capacidad para ganar dinero con el que comprar lo que necesitamos, más tiempo dedicaremos a trabajar egoístamente y con fines de lucro.

Una persona sana pero con poca capacidad de producir lo que necesita, inevitablemente tiene que dedicar más tiempo para autosustentarse, aumentando así su «egoísmo», su «afán de lucro», ... aunque simultáneamente condene a las personas que lo hacen catalogándolas de avaras, mezquinas, individualistas.

Esta crítica, esta condena a quienes pretenden ganar dinero, casi seguramente intente desconocer la propia debilidad, la propia ineficacia para ganar lo necesario sin tener que estar permanentemente dedicándose a sí mismo.

Estas personas suelen decir que son solidarias, altruistas, muy generosas, pero que lamentablemente, por causas ajenas a su voluntad, no tienen ni dinero ni tiempo para dedicarse (como les gustaría) a colaborar con las economías de las personas menos favorecidas que ellas.

Nos encontramos así con personas provistas de un doble discurso inevitable, porque repudian lo que no tienen más remedio que hacer. En pocas palabras: se odian a sí mismas. Se sienten avergonzadas, prostituidas, esclavas, miserables: trabajan porque necesitan comer y esto les parece una prueba irrefutable de que no son tan espirituales como desearían, que se parecen demasiado al resto de los animales, a los que preferirían despreciar, subordinar, explotar.

 
(Este es el Artículo Nº 1.659)


15 comentarios:

Norton dijo...

Deseamos sentirnos menos animales de lo que somos porque le tememos a nuestros instintos.

Adrián dijo...

Si fuésemos sólo espíritu, si no tuviéramos cuerpo, no necesitaríamos alimentarnos. POr eso tiene lógica que deduzcamos que trabajar para comer delata nuestra condición animal

Luis dijo...

A esta altura pensar que existe una división entre cuerpo y espíritu, es absurdo. Ese dualismo nos lleva a disociar la naturaleza humana.

Gabriela dijo...

Tenemos que integrar como dice Morin, al Homo sapiens y al Homo demens, al Homo faber y al Homo ludens,al Homo economicus y al Homo mitológicus, al Homo faber y al Homo ludens, al Homo prosaicus y al Homo poéticus. Según su punto de vista está debería ser la misión de la psicología, es decir, ocuparse del destino universal y subjetivo del ser humano

Elena dijo...

Según lo expuesto por Gabriela, la psicología tendría que integrar saberes e inteligencias. Por ej, no disociar La inteligencia racional de la inteligencia emocional. También es necesario integrar los saberes provenientes de la cultura científica y los provenientes de las ciencias humanas.

Sofía dijo...

Cuanto más tiempo le dediquemos a autosustentarnos, menos tiempo nos quedará para la generosidad y el altruísmo, como dice Mieres. Para gozar del tiempo libre dedicado a lo que sea, entre otras cosas dedicado a los otros, será necesario capacitarnos para conseguir trabajos que no nos sobrecarguen de estrés y responsabilidades futiles. Nos tiene que quedar energía sobrante para enriquecer nuestras vidas y las de los que nos rodean, que es en definitiva la misma cosa.

Margarita dijo...

Por un lado pienso que es importante desarrollar la capacidad de generar dinero (lo cual no necesariamente va de la mano de capacitarse en el sentido académico) y por otro lado la capacidad de elegir trabajos que no nos embrutezcan, que no nos dejen agotados y vacíos.

Lautaro dijo...

Una persona que tiene habilidad para generar buenos vínculos, probablemente también sea hábil para generar dinero. De nada sirven los títulos si estás aislado, porque de ese modo no accederás a trabajos bien pagos. Para cualquier trabajo es fundamental el vínculo humano, salvo que trabajes solo en un laboratorio o algo así.

Marta dijo...

Mucha gente es a la vez pobre y solidaria. Cuando se trata de compartir o de dar, el que sabe de la carencia entiende mejor al necesitado.

Yoel dijo...

Estoy de acuerdo con Marta, aunque hago la salvedad de que también hay personas pobres que viven angustiadas haciendo el mango y no tienen más tiempo que para si mismas. En realidad creo que la mayoría de los pobres están en esa situación.

Javier dijo...

Es cierto que no existe coherencia entre el que se llama solidario o altruista, cuando en realidad ese es un discurso que no se refleja en los hechos.

Elbio dijo...

Es cierto que nos parecemos mucho al resto de los animales, pero el desarrollo de nuestro cerebro y nuestra lengua doblemente articulada (es decir el lenguaje como medio de comunicación, al que por supuesto se unen otros como los signos, los gestos, el dibujo, la vestimenta), nos hace diferentes.

Ingrid dijo...

Como dice Elbio, nuesta lengua es doblemente articulada: tenemos los morfemos (palabras) que constituyen los enunciados y los fonemas (sonidos de las letras) que forman las unidades significativas. Estos dos sistemas (morfemas y fonemas) constituyen la descripción lingüística: Fonología, Morfologia, a lo que se le agrega una organización determinada; la Sintaxis.

Eduardo dijo...

Para ser generosos primero tenemos que asumir la responsabilidad de ser egoístas.

Diana dijo...

Las personas que sienten el trabajo como una carga porque les parece que no les permite desarrollar sus vínculos afectivos y solidarios, olvidan que el lugar de trabajo nos provee de múltiples posiblidades de desarrollar esa afectividad y solidaridad. A algunos de ellos les parece que ser espirituales es únicamente dedicarse a las artes. Está muy bien dedicarse al arte, pero no nos engañemos, la actividad artística busca antes que nada el propio disfrute. Vuelvo a decir, eso está muy bien y es muy necesario, puede incluso, para algunas personas, hacer la diferencia entre salud y enfermedad. La expresión artística es muy efectiva para conservar la salud, pero estamos hablando de la salud propia, más allá de que la propia salud repercutirá favorablemente en nuestro entorno.