viernes, 14 de septiembre de 2012

La doctrina del sentido común



 
El «sentido común» cree que denunciando la infelicidad de los pobres y la felicidad de los ricos, terminará la injusticia distributiva.

Si alguien dijera que ser rico es más doloroso que ser pobre, alguna luz roja destellaría en nuestro sentido común.

El «sentido común» es la doctrina según la cual:

— Las circunstancias de vida son como las hemos visto siempre;

— La filosofía vulgar es la única verdadera;

— La verdad está en lo obvio.

Por su parte el D.R.A.E., para no quedarse atrás, tiene su propia definición de «sentido común» (1), expresando que es el «Modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas».

Cualquiera sea la definición de «sentido común», me inclinaría a pensar que es el punto de vista que conserva las circunstancias tales como están, sin cuestionarse cómo podrían estar mejor (ni siquiera cuando se las critica ferozmente), y mucho menos animarse a proponer otros puntos de vista que se apartaran de lo que siempre se opinó sobre cada asunto.

Por lo expuesto, reafirmo lo que decía más arriba: estaría virtualmente prohibido por el «sentido común» sugerir que ser rico es más doloroso que ser pobre. Estaría prohibido porque la doctrina del «sentido común» afirma todo lo contrario: los ricos son felices y los pobres son infelices.

La población biempensante (la más fiel al «sentido común»), ¿podría suponer acaso que con este diagnóstico de felicidad e infelicidad está consolidando la injusta distribución de la riqueza? No, por supuesto que no.

La población biempensante, esclava del «sentido común»:

— está convencida de que denunciar la infelicidad de los pobres es hacer todo lo posible para aliviar esa penosa condición, y también

— está convencida de que denunciando la felicidad de los ricos, esto será suficiente para que se avergüencen y devuelvan lo que tienen de más.



(Este es el Artículo Nº 1.670)

14 comentarios:

Enrique dijo...

Si denostar a los ricos es alentarlos a ser más ricos, puede ser bastante comprensible que durante milenios no hayamos logrado justicia distributiva. Porque durante muchísimo tiempo es lo que hemos hecho.

Olga dijo...

O sea que a los ricos no les interesa (en su mayoría) la aprobación de los pobres. Por el contrario, buscan diferenciarse más y más de ellos. Cuanto más les critiquemos, más buscarán la crítica y más alentados se sentirán a ser y continuar siendo ricos.

Anónimo dijo...

Si denuncio mi infelicidad, algunas personas se acercan (por un tiempo) y otras se alejan (definitivamente). Parece que no es buena política denunciar la infelicidad. Quizás sea más efectivo hacer cosas que me acerquen a la felicidad.

Margarita dijo...

Como no todos los ricos son felices, (de pronto hay la misma proporción de pobres felices que de ricos felices) envidiarlos puede ser una agresión para ellos. Al sentir que no se los conoce ni comprende, pueden tender a agruparse entre ellos, aislándose del resto. Esto es bastante probable. Es muy poco común que a alguien le guste juntarse con personas que lo odien.

Javier dijo...

Como Ud. dice, el sentido común nos propone que la verdad está en lo obvio. Si fuese cierto que esto no es así, entonces la verdad se esconde detrás de lo obvio.

Alicia dijo...

Las circunstancias de la vida cambian siempre, y junto con esas circunstancias cambiamos nosotros.

Dalia dijo...

Tiene razón! El sentido común es un sentido conservador!!!

Gabriela dijo...

En el primer lugar que aprendimos a no apartarnos de lo que siempre se pensó, fue en la familia. Luego advertimos que la familia está inserta en la sociedad y las sociedades, en el mundo que nos tocó vivir. Podemos renegar de nuestra familia, o mas bien, de aspectos de nuestra familia, pero a la familia ya la llevamos incorporada. Forma parte de nuestro cuerpo. Por extensión podríamos pensar que la sociedad y el mundo también.
Revelarse puede ser considerado un delito (depende a través de qué medios se revele uno). El ostracismo es una metáfora clara de lo que puede llegar a suceder si uno se revela.

Norton dijo...

Hacer todo dentro de los parámetros que usarían la mayoría de las personas es casi como un seguro de vida.

Susana dijo...

A veces ¨cambiamos todo para no cambiar nada¨. Cambia sólo el aspecto, pero la sustancia es la misma.

Marcos dijo...

Por lo que dice Susana, los que critican ferozmente son en general los que nada hacen para mejorar las cosas.
Aclaro que cuando digo ¨nada hacen¨ me refiero al hacer pensando y al hacer haciendo.

Marcia dijo...

La población biempensante no es la esclava del sentido común. Es la que desafiando el sentido común, deja a un lado los prejuicios.

Patricio dijo...

Los ricos jamás se van a avergonzar de lo que ostentan con tanto orgullo.

Gonzalo dijo...

No todos los ricos ostentan. Además lo que hicieron y lo que tienen implica trabajo, ya sea lo que tradicionalmente entendemos por trabajo, o el trabajo de tener la cabeza puesta en los negocios. No es tan fácil lograr que las fortunas se multipliquen solas. Por lo menos tenés que tomarte el trabajo de contar a tu alrededor con personas de confianza. Y eso para los muy ricos no es nada fácil, porque serán muchos los que se les acercarán tentados por el olor del dinero.