sábado, 15 de septiembre de 2012

La explotación simpática



El confort de los trabajadores constituye una remuneración tanto o más valorada que el dinero.

Existen formas de explotar a un trabajador que cuentan con la simpatía de quienes la conocen (empleados, sindicatos, periodistas, gobierno).

Quizá se aplica aquella sentencia según la cual «No solo de pan vive el hombre».

El sentido común nos induce a pensar que toda tarea remunerada tiene como único medio de pago el dinero.

Como no podía ser de otra forma, el «sentido común» nos induce a error.

En muchas ocasiones la remuneración puede ser con la propia producción o mercancía comercializada por el empleador.

En este caso, si bien se espera que el patrón evalúe esa mercancía a su precio de costo (sin la ganancia que normalmente les cobra a los clientes comunes), no podemos desconocer que ese costo no siempre es tan fácil de conocer.

Si alguien se dedica a la importación y comercialización de productos importados y ha llegado a un acuerdo con sus colaboradores de pagarles una parte del sueldo con esos productos, nada le impide que los beneficios no declarados que obtiene el importador de su proveedor extranjero, no sean compartidos con sus empleados.

Es posible entonces que el empleador, al pagar sueldos con mercadería, no la evalúe exactamente al costo sino que incluya alguna ganancia para el patrón. En otras palabras: a la vez que paga sueldos logra que sus empleados sean clientes especiales (porque la ganancia es menor a la que obtiene de los clientes comunes).

Pero existe otra forma de explotación, menos evidente pero efectiva.

Las empresas que logran mantener al personal conforme, feliz, contento, porque les suministra servicios, comodidades, privilegios, fiestas, paseos, vehículo, tanto para ellos como para algunos familiares, quizá no pague tanto dinero en salarios, pero se asegura una máxima fidelidad y productividad.

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(Este es el Artículo Nº 1.671)


10 comentarios:

Damián dijo...

Ciertamente que es una forma inteligente, por parte del empleador, destinar parte de los recursos destinados a salarios, en beneficios que generen un buen clima de trabajo, como salidas, invitaciones a fiestas y eventos, etc. El problema está en que muchas veces el empleado necesita el efectivo y ese dinero se le está retaceando para pagar estas actividades.

Gastón dijo...

Sí, en el caso que expone Mieres y desarrolla Damián, hay una serie de beneficios que el empleado no pidió. No se le da la opción de concurrir, por ej. a las reuniones recreativas o por el contrario, elegir cobrar más salario. Incluso si esa posibilidad fuese dada, el empleado se sentiría coaccionado a asistir a esas reuniones porque si no queda mal parado frente al empleador y sus compañeros.

Anónimo dijo...

Trabajé en el puerto y siempre ligábamos algo. No por parte del importador, en mi caso, (yo trabajaba en la estiba), sino porque siempre conseguías alguna mercadería a muy buen precio por parte de alguno de los que venían en el barco.

Clarisa dijo...

Para mí es muy importante el confort en el lugar de trabajo. Pasar ocho horas en una oficina agradable, con aire acondicionado y comodidad es algo muy valorado por mí. Prefiero ganar menos a fin de mes y tener en la oficina esas comodidades.

Tiago dijo...

Concuerdo con Clarisa. El día a día es la vida. La mayor parte de mi tiempo estoy en el trabajo y quiero pasarla bien.

Rubén dijo...

Yo necesito el dinero. Tengo demasiados gastos que cubrir y no son gastos superfluos. Tengo 4 pibes. No es fácil.

Natalia dijo...

Lo que más valoro del clima de trabajo es la relación con los compañeros. Odio ir a trabajar si estoy embroncada con alguien.

Morgana dijo...

Me pregunto si al patrón le interesa el confort de los trabajadores o sólo es una estrategia para mantenerlos conformes y que no le hagan paros.

Ingrid dijo...

Supongo que las dos cosas Morgana. En algunos predominará más el cálculo y en otros el deseo de tener una especie de gran empresa familiar.

Gabriela dijo...

Una forma que tienen las empresas de descontar impuestos es aportando para obras benéficas. Tendría que preguntarle a alguien que sepa. Me parece que esos impuestos no volcados al Estado, podrían utilizarse de manera más acorde, más eficiente o productiva, si fuesen los gobernantes quienes decidieran a donde dirigir esos recursos.