miércoles, 26 de septiembre de 2012

La pobreza de quienes no quieren pagar



Si nos molesta pagar, si nos molesta el afán de lucro, si esperamos que insistan en pagarnos...nuestra vida laboral será un desastre!

Casi todos ... o todos, tenemos por costumbre asumir que los demás nos igualan, piensan lo mismo, nos imitan. Por lo tanto, suponemos:  «Si yo sé lo que pienso, entonces sé lo que piensan los demás» (1).

Por otra parte ocurre que los demás suelen tratarnos en función de cómo los tratamos a ellos, es decir, si confiamos en ellos, casi seguro que se mostrarán dignos de confianza, pero si desconfiamos de los demás, aumentarán las probabilidades de que los demás no se esfuercen por ser dignos de nuestro crédito.

Con estos elementos podemos suponer que si preferimos no pagarle a los demás por los servicios que recibimos de ellos (profesionales, técnicos, asesoramiento), es muy probable que cuando intentemos cobrar por nuestro trabajo, encontraremos dificultades:

— Que no sabemos cómo plantear el tema;
— Que nos parece éticamente inadecuado;
Que las personas que cobran no deberían hacerlo;
— Que el tráfico de dinero es sucio, amoral, vil;
— Que cobrar por nuestro trabajo es propio de materialistas, avaros, inescrupulosos.

Esta situación nos obstaculiza ganar dinero con nuestro oficio porque soñamos que, si bien no debemos cobrar, el otro, en un gesto de justicia, debería insistir en pagarnos una cantidad razonable, generosa, abundante.

Por lo tanto, si 

— esperamos que los demás satisfagan nuestras necesidades y deseos gratis (como lo hizo nuestro madre);

si nos molesta la frialdad miserable de quienes trabajan por dinero;

— si repudiamos la actitud desconsiderada de quienes no se avergüenzan de trabajar con fines de lucro;

— si estamos convencidos de que en un mundo de gente sana, nadie debe cobrar por su trabajo aunque sería entendible no ofrecer excesiva resistencia a quienes desean pagar;

...nuestra vida laboral será un desastre!


(Este es el Artículo Nº 1.681)


9 comentarios:

Gerónimo dijo...

Si nos cuesta pagar es muy posible que nos cueste cobrar. A algunas personas sólo les cuesta pagar, eso también pasa.
Cuando cobrar se nos hace difícil a veces pasa que no estamos demasiado seguros del valor del bien o servicio que hemos brindado. No por desconocer su precio en el mercado, sino porque entendemos que todo aquello que proviene de nosotros mismos tiene escaso o dudoso valor.

Norton dijo...

Madre hay una sola, así que esperar que el mundo se comporte como una madre no tiene sentido.

Oliverio dijo...

¨La frialdad miserable de quienes trabajan por dinero¨. Buena frase. Algunos sentimos así, el dinero nos parece algo que nos metieron a prepo. Cuando llegamos al mundo ya estaba el dinero y tuvimos que atenernos a las reglas. A algunos nos molesta. Creo sí, que las transacciones comerciales tienen algo de miserable y frío. El dinero es una cárcel de papel con cerrojo de moneda que nos constriñe a actuar de un sólo modo posible. Algunos nos revelamos inútilmente y quizás paguemos las consecuencias.

Gabriela dijo...

Avergonzarnos por trabajar con fines de lucro es algo que no admitimos pero que inconscientemente nos puede suceder. Se supone que algunos servicios tendríamos que brindarlos porque son esenciales a la conservación de la especie. Que algunos bienes, como el agua, no podrían negársele a nadie.

Ingrid dijo...

Por suerte somos bastante polifacéticos y sobrevivimos a las contradicciones tanto internas como a las del entorno. Estamos hechos de contradicciones pero como vivimos bajo un entorno racionalista, nos cuesta incorporarlas con naturalidad. Por eso a veces se nos hacen terribles líos con el tema del dinero y nos cuesta encontrar un lugar en el ámbito laboral. Pero tenemos resto, tenemos posibilidades de seguir adelante y adaptarnos a la realidad.

Hugo dijo...

Si suponemos que el dinero es vil, pero que de todos modos el otro tendría que insistir en pagarnos en forma abundante... estamos en el horno!!!
Esa contradicción tan grosera nos va a llevar a grandes problemas: problemas para vincularnos en el trabajo, dificultades para que encontremos a alguien que nos considere buena persona, imposibilidad de que nuestra imagen se corresponda con la de una persona asertiva.

Violeta dijo...

Casi siempre funciona que cuando le demostramos confianza a alguien el otro responde confiando en nosotros.
Como todas las leyes tienen sus excepciones; no nos extrañemos cuanto nos topemos con personas desconfiadas a ultranza.

Rosana dijo...

Para reclamarle a alguien que nos debe dinero, tenemos que ejercer cierta flexibilidad. No podemos desconocer por completo la situación del deudor. Si no tiene posibilidades reales de pagarnos en tiempo y forma como se había pactado, me parece que lo mejor es renegociar. Aunque el acreedor pierda un poco o bastante. De lo contrario estaremos invirtiendo tiempo y energía en un imposible.

Estela dijo...

Soy buena pagadora pero encuentro dificultades a la hora de cobrar. Tengo todas las de perder.