Si nos molesta pagar, si nos molesta el afán de lucro, si esperamos que insistan en pagarnos...nuestra vida laboral será un desastre!
Casi todos ... o todos, tenemos por costumbre
asumir que los demás nos igualan, piensan lo mismo, nos imitan. Por lo tanto,
suponemos: «Si yo sé lo que
pienso, entonces sé lo que piensan los demás» (1).
Por otra parte ocurre que los demás suelen
tratarnos en función de cómo los tratamos a ellos, es decir, si confiamos en
ellos, casi seguro que se mostrarán dignos de confianza, pero si desconfiamos
de los demás, aumentarán las probabilidades de que los demás no se esfuercen
por ser dignos de nuestro crédito.
Con estos elementos podemos suponer que si
preferimos no pagarle a los demás por los servicios que recibimos de ellos
(profesionales, técnicos, asesoramiento), es muy probable que cuando intentemos
cobrar por nuestro trabajo, encontraremos dificultades:
— Que no sabemos cómo plantear el tema;
— Que nos parece éticamente inadecuado;
— Que las personas que cobran no deberían hacerlo;
— Que el tráfico de dinero es sucio, amoral,
vil;
— Que cobrar por nuestro trabajo es propio de
materialistas, avaros, inescrupulosos.
Esta situación nos obstaculiza ganar dinero
con nuestro oficio porque soñamos que, si bien no debemos cobrar, el otro, en
un gesto de justicia, debería insistir en pagarnos una cantidad razonable,
generosa, abundante.
Por lo tanto, si
— esperamos que los demás satisfagan nuestras
necesidades y deseos gratis (como lo hizo nuestro madre);
— si nos molesta la
frialdad miserable de quienes trabajan por dinero;
—
si repudiamos la actitud desconsiderada de quienes no se avergüenzan de
trabajar con fines de lucro;
—
si estamos convencidos de que en un mundo de gente sana, nadie debe cobrar por
su trabajo aunque sería entendible no ofrecer excesiva resistencia a quienes
desean pagar;
...nuestra
vida laboral será un desastre!
(1)
Somos
diferentes
(Este es el
Artículo Nº 1.681)
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9 comentarios:
Si nos cuesta pagar es muy posible que nos cueste cobrar. A algunas personas sólo les cuesta pagar, eso también pasa.
Cuando cobrar se nos hace difícil a veces pasa que no estamos demasiado seguros del valor del bien o servicio que hemos brindado. No por desconocer su precio en el mercado, sino porque entendemos que todo aquello que proviene de nosotros mismos tiene escaso o dudoso valor.
Madre hay una sola, así que esperar que el mundo se comporte como una madre no tiene sentido.
¨La frialdad miserable de quienes trabajan por dinero¨. Buena frase. Algunos sentimos así, el dinero nos parece algo que nos metieron a prepo. Cuando llegamos al mundo ya estaba el dinero y tuvimos que atenernos a las reglas. A algunos nos molesta. Creo sí, que las transacciones comerciales tienen algo de miserable y frío. El dinero es una cárcel de papel con cerrojo de moneda que nos constriñe a actuar de un sólo modo posible. Algunos nos revelamos inútilmente y quizás paguemos las consecuencias.
Avergonzarnos por trabajar con fines de lucro es algo que no admitimos pero que inconscientemente nos puede suceder. Se supone que algunos servicios tendríamos que brindarlos porque son esenciales a la conservación de la especie. Que algunos bienes, como el agua, no podrían negársele a nadie.
Por suerte somos bastante polifacéticos y sobrevivimos a las contradicciones tanto internas como a las del entorno. Estamos hechos de contradicciones pero como vivimos bajo un entorno racionalista, nos cuesta incorporarlas con naturalidad. Por eso a veces se nos hacen terribles líos con el tema del dinero y nos cuesta encontrar un lugar en el ámbito laboral. Pero tenemos resto, tenemos posibilidades de seguir adelante y adaptarnos a la realidad.
Si suponemos que el dinero es vil, pero que de todos modos el otro tendría que insistir en pagarnos en forma abundante... estamos en el horno!!!
Esa contradicción tan grosera nos va a llevar a grandes problemas: problemas para vincularnos en el trabajo, dificultades para que encontremos a alguien que nos considere buena persona, imposibilidad de que nuestra imagen se corresponda con la de una persona asertiva.
Casi siempre funciona que cuando le demostramos confianza a alguien el otro responde confiando en nosotros.
Como todas las leyes tienen sus excepciones; no nos extrañemos cuanto nos topemos con personas desconfiadas a ultranza.
Para reclamarle a alguien que nos debe dinero, tenemos que ejercer cierta flexibilidad. No podemos desconocer por completo la situación del deudor. Si no tiene posibilidades reales de pagarnos en tiempo y forma como se había pactado, me parece que lo mejor es renegociar. Aunque el acreedor pierda un poco o bastante. De lo contrario estaremos invirtiendo tiempo y energía en un imposible.
Soy buena pagadora pero encuentro dificultades a la hora de cobrar. Tengo todas las de perder.
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