domingo, 23 de septiembre de 2012

Los proyectos y su realización



   
Para algunas personas describir un proyecto equivale a realizarlo y no logran comprender la causa de sus pobres resultados.

En varias ocasiones compartí con ustedes comentarios referidos a la generalización que nuestro cerebro puede hacer cuando confunde el todo con la parte (metonimia) (1).

También he utilizado varias veces la polisemia, («Pluralidad de significados de una palabra o de cualquier signo lingüístico.»), para señalar cómo el lenguaje nos induce a entender mal la realidad.

Las mujeres son personas tan importantes para todos que, para que no nos abrume tanto protagonismo, algunos (hombres y mujeres) necesitan descalificarlas... como quien le agrega agua a una bebida demasiado concentrada.

Ellas son tan abrumadoramente importantes porque cronológicamente están en los cimientos de nuestra psiquis en tanto fueron las que hicieron los aportes fundacionales, las que instalaron en nosotros las primeras sensaciones, sentimientos, lenguaje.

Aunque todo nuestro funcionamiento psíquico es importante, les comento algo que nos ocurre con el lenguaje.

Así como creemos conocer a las mujeres porque conocemos a nuestra madre, o creemos saber de literatura porque una vez leímos una novela, también tendemos a suponer que describir un proyecto es igual a su cumplimiento, anunciar que haremos algo equivale a darlo por realizado.

El refrán «Perro que ladra no muerde», alude elípticamente, (salteándose algunas explicaciones), a esas personas que no hacen otra cosa que hablar, prometer, discursear.

En otro artículo (2) les comentaba que podemos aislar dos tipos de trabajadores: los que responden a estímulos exteriores (hambre, oportunidades, lucro) y los que responden a  estímulos interiores (fantasías, sueños, proyectos).

Esa particularidad que tiene el lenguaje de significar muchas cosas (polisemia) y la sensación, que provoca en muchas cabezas, de confundir una acción con su descripción verbal, no permiten entender por qué las mejores ideas pueden terminar en increíbles fracasos (económicos, laborales, políticos).

           
(Este es el Artículo Nº 1.678)

9 comentarios:

Mariela dijo...

Me ha pasado de creer en que se mucho de una cosa y luego pasados unos años darme cuenta que se muy poco. Muchos fracasos económicos -que yo he vivido- creo que se han debido en buena medida a que ignoraba que me faltaban datos y sobre todo, cualidades, que eran muy necesarias para llevar adelante el proyecto que me había propuesto.

Hugo dijo...

A mí me preocupa mucho la polisemia. Quiero decir, me preocupa que cuando hablo se me entienda mal. Como no le damos a las palabras un sólo significado preciso, surgen los malentendidos. Además, la intención con que se dicen las cosas no siempre es interpretada.

Laura dijo...

La metonimia también te lleva a confusiones. Por conocer una parte se nos da por creer que manejaremos el todo. Y muchas veces ignoramos cuáles son las partes que integran ese todo y lo que es más importante, la interrelación que hay entre ellas.

Yoel dijo...

Construirse castillos en el aire es bastante común, sobre todo cuando somos jóvenes. La falta de experiencia nos juega en contra. Pero sé que a muchos adultos también les pasa.

Lautaro dijo...

Dicen que para llevar adelante un proyecto uno primero tiene que poder imaginarse habiéndolo logrado. Cuando uno se imagina en el lugar al que quiere llegar y se siente cómodo, siente que va a poder sostenerlo, o sea, se tiene fe. En esos casos creo que en general resulta.

Facundo Negri dijo...

Las mujeres son incognoscibles.

Marcia dijo...

Ustedes los hombres también.

Soraya dijo...

Lo que sucede es que hombres y mujeres somos distintos. Tenemos cosas en común, es cierto. En lo que hace a la condición humana supongo que coincidimos bastante. Nos diferencia que sentimos diferente, valoramos con distintos parámetros, tenemos necesidades y deseos distintos, prioridades distintas. Las mujeres tenemos como rol principal protejer a nuestros hijos de modo que puedan sobrevivir. El hombre tienen que encargarse de proveer los insumos necesarios como para que la madre pueda cumplir con su rol

Natalia dijo...

A través del desarrollo de la cultura, que está muy vinculado al desarrollo tecnológico, mujeres y hombres hemos podido flexibilizar nuestros roles. Ambos podemos trabajar fuera de casa y cuidar a nuestros hijos.