Cuando alguien no tiene salud,
tampoco tiene ganas ni de trabajar ni de divertirse sin molestar.
Le propongo pensar que cuando algo cuenta con
muchas definiciones diferentes, entonces es algo que no se puede definir.
Imaginemos a un ciego utilizando su bastón
identificador de obstáculos junto a otra persona que puede ver. El primero está
capacitado para tantear el camino que habrá de recorrer y el segundo está
capacitado para interpretar las imágenes visuales que le llegan al cerebro.
No será extraño para nosotros si el ciego se
detiene bruscamente ante una puerta de vidrio mientras que el otro intenta
atravesarla infructuosamente.
La mayoría creemos que tener una buena visión
aporta mejor calidad de vida que la ceguera, lo cual no lo sabemos y tendríamos
que preguntárselo a quienes hayan desarrollado destrezas imposible de imaginar
para quienes vemos desde que nacimos.
Con la salud ocurre que imaginamos algo obvio,
simple de definir, pero resulta que no es tan así: Ni los ciegos viven peor que
los videntes ni la salud es algo fácil de entender (1).
La definición de «salud» que parece
menos mala, dice: «Nivel de eficacia funcional o metabólica de un organismo tanto a nivel micro
(celular) como a nivel macro (social)... y en armonía con el medio ambiente».
Si esta erudita y compleja explicación la
bajamos a un nivel coloquial, esa que compartirían los parroquianos de un bar o
se intercambiarían dos buenos vecinos mientras comparten el ascensor, diría: «Estamos sanos cuando tenemos ganas
de trabajar y de divertirnos sin molestar a otros».
Esta
definición marginal, artesanal, desclasada, que nunca participará en foros
elegantes, sugiere una sola idea porque «a buen entendedor, pocas palabras
bastan»: Cuando alguien no tiene salud, tampoco tiene ganas ni de trabajar ni
de divertirse sin molestar.
(Este es el Artículo Nº 1.750)
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9 comentarios:
Su definición coloquial de la salud me parece muy acertada.
La salud no es algo fácil de entender, como dice usted. Para mí la alegría de vivir tiene mucho que ver con un estado de salud, casi diría óptimo. Esas ganas de vivir se puede tener en situaciones adversas, como quebrantos graves de la ¨salud¨; se puede tener estando en la pobreza o en la riqueza, y aún en esos momentos extremos donde uno se juega la vida.
Creo que Ernesto habla más de el entusiasmo que de la salud. Si bien una partícula puede estar y no estar en el mismo lugar al mismo tiempo, vamos a entendernos, una persona con un quebranto de salud importante está enferma. No está sana y enferma al mismo tiempo. Podrá tener buen ánimo y todas las ganas de salir adelante,de luchar por su vida, pero...
Para mantener la armonía con el medio ambiente no sólo es necesario adaptarse a él. También es importante seguir siendo uno mismo y tener la capacidad de tolerar y respetar a quienes sienten, opinan, hacen, cosas que uno jamás haría.
Cuando Borges quedó ciego, muchos periodistas le preguntaron como vivía su ceguera. Él dijo algo así como que ahora estaba en mejores condiciones de mirar para dentro.
Menos mal que interpretamos las imágenes visuales que nos llegan al cerebro. Al menos las cosas grandes: una pared, un elefante, cualquier cosa contundente. Porque lo que es interpretar los gestos, mirar el rostro de una persona cuando habla, tratar de entender lo que nos dice más allá de las palabras; en eso andamos bastante tuertos.
Si no tenés salud no tenés ganas de trabajar ni de pasarla bien. Estás con una bruta depresión o con una bronca contenida que te salta cada vez que tenés la oportunidad de herir a alguien.
Otro ejemplo de algo que tiene múltiples definiciones es el concepto de inteligencia. Varía y sigue variando y no nos ponemos de acuerdo. Además aún no sabemos bien en qué consiste.
LA ARMONIA A NIVEL MACRO ES IMPOSIBLE
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