Unos pocos contribuyentes logran enriquecer evadiendo el
pago de impuestos sin exponerse a ser castigados por la justicia.
En otro artículo (1) comentaba algunas razones
por las que los hechos parecen demostrar que «el dinero atrae al dinero», es decir que
los ricos tienden a ser más ricos.
Como tantos
otros, este es un tema difícil de discernir porque nuestros sentimientos nos
hacen la trampa de mezclar lo que observamos con el ideal de que todos tengamos
lo mismo, el anhelo casi universal de que el reparto de la riqueza sea
igualitario.
Los Estados
crean grandes instituciones recaudadoras de impuestos a sabiendas de que nadie
querrá pagarlos... porque los seres humanos somos así: estamos de acuerdo con
que exista un reparto más justo de las riquezas, queremos que el Estado sea el
encargado de ayudar económicamente a los menos favorecidos, pero pretendemos
estar eximidos de gastar nuestro dinero para que se intente cumplir ese
objetivo.
En
regímenes democráticos y no autoritarios, los técnicos encargados de organizar
esas oficinas recaudadoras mantienen una constante lucha contra los evasores.
Si los gobernantes no son violentos tiranos, todo tipo de control debe hacerse
con inteligencia, ingenio, sagacidad.
La
contienda entre los organismos recaudadores y los contribuyentes evasores se
parece a un juego de ajedrez. Si los funcionarios no son más inteligentes que
los contribuyentes, la recaudación es tan ineficiente que el objetivo de
mejorar el reparto de la riqueza distará mucho de satisfacerse.
Así como
los cobradores de impuestos trabajan en equipo (el organismo especializado de
cada país), los contribuyentes evasores también trabajan en equipo.
La ventaja
de los recaudadores es que se mantienen legalmente unidos mientras que los
evasores se unen solo entre quienes pueden confiar ciegamente.
Aunque es
triste, ganarles en sagacidad a los recaudadores es rentable y no está
penalizado.
Algunas
menciones del concepto «evasión de impuestos»:
(Este es el Artículo Nº 1.758)
●●●
10 comentarios:
Es cierto que todos evadimos impuestos de alguna forma, aunque sea comprando alguna cosita de contrabando. Y que todos lo deseamos aunque después lo razonemos y no lo hagamos, porque entendemos que son necesarios y en beneficio de todos.
A veces son injustos los impuestos y a veces cortan las posibilidades de muchas personas de iniciar un emprendimiento. También se exonera cuando se supone que determinados inversores terminan beneficiando al país; se los exonera para incentivarlos.
Los grandes evasores no son gente confiable, por eso ellos tampoco pueden unirse, porque no pueden mantener la confianza entre ellos.
Me resulta increíble como distorsionamos la realidad con tal de vernos como quisiéramos ser en lugar de vernos como somos. Casi todos nos llenamos la boca hablando de la solidaridad, pero llegado el momento de la verdad no somos solidarios ni con nuestra familia más cercana. El hermano que tiene mucho no se preocupa por el que necesita transitoriamente una ayuda. Y pasa lo mismo con los padres y hasta con la pareja y los mejores amigos.
Nos unimos a causas muy loables, como la de proteger el medio ambiente. Pero no somos capaces ni de lavar las bolsas de leche para depositarlas en el buzón del supermercado y mandarlas a reciclar.
También pasa que hay recaudadores corruptos. Corruptos hay en todos lados.
¿Estamos de acuerdo en que el Estado sea el encargado de ayudar económicamente (y con otras políticas educativas, de formación para el empleo o los micro-emprendimientos) a los menos favorecidos?
Yo diría que sí, Euge. En definitiva nos beneficia a todos.
Yo diría que sí, Euge. En definitiva nos beneficia a todos.
Los que evaden sin exponerse a ser castigados por la justicia, son los ladrones que en definitiva más nos perjudican. POr los montos que se llevan y por cómo podrían ser utilizados si se volcaran al fisco. La erradicación de la pobreza tiene que ver también con eso.
El dinero atrae a más dinero porque permite hacer mejores negocios, arriesgar más, y porque quien entra en la rosca de enriquecerse a veces no encuentra el límite.
Publicar un comentario