domingo, 16 de diciembre de 2012

Somos de propiedad estatal

 
La toma de presión, el uso de casco y de cinturón de seguridad, establecen de quién es el cuerpo supuestamente mío.

Los psicoanalistas tenemos que ser desconfiados, especialmente de nuestro cerebro. Es con excesiva frecuencia que nos encontramos rectificando conocimientos que antes dábamos por acertados.

Todos los intelectuales buscamos la verdad, pero nuestro cerebro se empeña en decirnos «¡¡Acá está, la encontré!!», ... pero no, era una apariencia. Muy atractiva, convincente, seductora, pero solo era un espejismo.

Por lo tanto, quienes nos dedicamos a pensar, tenemos que asumir una especie de paranoia profesional para no confiar nunca, para tomar cualquier «evidencia» como una mera posibilidad, pero nunca como una roca dura sobre la que se pueda construir un gran edificio teórico.

En suma: no creo casi nada de lo que dicen los libros, ni los conferencistas, ni mucho menos los periodistas y demás difusores del saber. A todos les creo lo mismo, es decir: nada. Sé que no es fácil vivir así, pero parece que la suerte me asignó esta situación y trato de sobrellevarla como puedo.

En otro artículo (1) les comentaba que la obsesión que tienen los servicios médicos por tomar la presión, no es otra cosa que establecer una radical asimetría entre el poder médico y los usuarios (los pacientes).

Al «tomarnos por un brazo fuertemente», queda establecido «quién manda aquí», aunque la interpretación explícita claramente es otra muy diferente.

Algo similar ocurre con la obligación que tenemos los conductores de usar un cinturón de seguridad o los ciclistas y motociclistas de usar un casco protector.

En los tres casos, el Estado se preocupa por dejar claro que este cuerpo es de él y que me multará si no se lo cuido (con cinturón y casco).

En suma: «No soy mío, soy del Estado. El manda».

 
(Este es el Artículo Nº 1.761)


12 comentarios:

Gabriela dijo...

Creo que es la segunda vez que se refiere a este tema de ¨los que nos cuidan¨; al menos la segunda vez poniendo como ejemplo el tema del cinturón de seguridad y el casco. Esta vez el artículo y el videocomentario me resultaron mucho más convincentes. No sé si es que mi cerebro se fue adaptando a su idea o si ahora aparece mejor explicada.
Me considero de izquierda y me cuesta mucho decirle esto: es posible sí que los gobiernos de izquierda jueguen un papel materno-paterno. Hablando de adultos que gobiernan a niños, pero también a otros adultos, la función parental desde el Estado, no parece la más adecuada. Y... ¿cómo seguimos?

Lautaro dijo...

Usted dice que el Estado multará a mi cuerpo si no lo cuido y yo leí ¨mutará¨. El Estado mutará mi cuerpo, lo hará cambiar.
Obviamente el estado nos hace mutar. A veces porque dejamos que él haga y deshaga a su antojo, mientras nosotros mutamos (no hacemos nada). También porque las políticas de estado generan cambios en nuestras vidas; cambios muy notorios o casi imperceptibles, pero genera cambios. Al menos tenerlo presente es un paso adelante.

Lola dijo...

Me gusta que me tomen fuertemente del brazo. Depende con qué intención.

Margarita dijo...

Un Estado que nos deje hacer y deshacer a nuestro antojo, impone la ley de la selva.

el poeta dijo...

Yo quiero juntar gente por facebook para pedir más ciclo-vías. Los ciclistas nos cuidamos pero desde los autos no nos ven. Aunque llevemos un chaleco fluorescente. Desde los autos los ciclistas somos más livianos que los peatones. Cuando voy en coche veo que los ciclistas son como hojas sueltas en equilibrio. Seres de dos dimensiones.

Oliverio dijo...

A mí ya me multaron por no cuidar los lípidos que van circulando por mi sangre. Entonces yo, en lugar de pagar la multa, saco a mi niño interior y me como un buen pan casero con manteca.

Graciana dijo...

Ya llegó el día en el que médicos y usuarios del sistema de salud, superando toda discriminación y asimetría, se toman a golpes de puño en el pasillo del hospital.

Elena dijo...

Algunas personas ¨eligen¨ no creer casi nada y otras creer casi todo. Pero el miedo que está detrás es el mismo.

Luján dijo...

Quiero una roca dura sobre la cual construir mi edificio. Dicen que las hay. Lo dicen los que creen.

Morgana dijo...

La ¨paranoia profesional¨ sirve también para dudar de cualquier evidencia o mera posibilidad... en asuntos personales, privados... digamos no-profesionales.

Carolina dijo...

A usted le creo, Doc.

Adriana dijo...

Los psicoanalistas no son desconfiados. ¡Son testarudos!