Analizado en profundidad y desde cierto punto de vista, los humanos nos vinculamos con el entorno utilizando criterios mafiosos.
Una de las
definiciones de la palabra «mafia» es:
«Grupo organizado que trata de
defender sus intereses. La mafia
del teatro», pero las dos primeras que nos muestra el
Diccionario de la Real Academia Española (1), dicen:
1. f.
Organización criminal de origen siciliano.
2. f.
Cualquier organización clandestina de criminales.
Estas referencias
al mencionado diccionario las incluyo al solo efecto de partir de una
definición reconocida, porque lo cierto es que casi todos tenemos una idea
bastante clara de qué hablamos cuando hablamos de «mafia».
Una síntesis de estos conceptos nos permitiría extraer una definición
que diga:
Criterios mafiosos son aquellos que defienden sus intereses sea-como-sea, sin
reparar en los procedimientos, en los que «el fin justifica los medios».
El mundo empresarial y laboral muestra varios criterios en
sus políticas de comercialización (trato con los clientes y con los
competidores) y en su filosofía de relacionamiento con los colaboradores
(empleados y proveedores).
Esos variados criterios pueden agruparse en dos grandes
categorías: los sistemas negociadores y los sistemas mafiosos.
Los negociadores son aquellos que tienen muy presente los
intereses legítimos de la contraparte (de los clientes, empleados,
competidores, gobierno y demás), mientras que los mafiosos aplican la mayor
cantidad de energía en destruir aquello que se oponga a sus intereses
particulares.
Como los seres humanos somos inevitablemente coherentes, (en
tanto la coherencia es la base de la salud), cuando tenemos un criterio ante un
asunto, casi seguro lo aplicamos en cualquier otro caso semejante.
Me explico mejor: si la filosofía de la medicina consiste en
matar a todos los seres vivos que nos perjudiquen (insectos, virus, bacterias,
vegetales venenosos), estamos aplicando un criterio mafiosos ... aunque nos
cueste aceptarlo.
(Este es el Artículo Nº 1.762)
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8 comentarios:
Y bueno, a veces hay que aplicar criterios mafiosos, quizás...
Más de alguna persona me dijo que no había que dejar de fumar del todo. Que del veneno había que dejar un poquito.
Hay que tener en cuenta los intereses de la contraparte, salvo que esos intereses sean dañinos a tal punto, que la única forma de defenderse de ellos sea eliminándolos.
Estoy a favor del respeto de la vida. La humana en primer lugar, porque soy humano, pero diría que también y casi a un mismo nivel, de la vida animal, más específicamente la de los vertebrados. Puede ser un criterio arbitrario, lo admito.
Por respetar la vida estoy en contra de la pena de muerte. En ese sentido comparto la idea de que a los mafiosos y a quienes cometen delitos de lesa humanidad, habría que apresarlos y si es posible rehabilitarlos (esto es muy idealista hoy por hoy, pero es la única solución que me parece aceptable).
El sistema capitalista en tanto obliga a que cada uno defienda sus intereses particulares al precio que sea, funciona con el criterio mafioso.
Me interesó eso de que la coherencia es la base de la salud. Supongo que lo dice en el sentido de que la coherencia nos permite un equilibrio interno armonioso para con nosotros mismos, y para con quienes nos toca convivir.
En la enorme mayoría de los casos el fin no justifica los medios, pero en algunos puede que sí.
Es muy triste cuando usamos criterios mafiosos dentro de la familia y con los amigos. Lo que molesta se aparta. Nos desentendemos de nuestros padres viejos, de nuestros amigos enfermos.
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