Los niños pueden recibir cierta formación en los criterios capitalistas que encontrarán cuando tengan que ingresar al mercado laboral.
Para que un niño pueda desarrollarse desplegando los talentos mejor
adaptados al sistema capitalista, tiene que recibir regalos indirectos.
El adulto que compra un juego deberá esconderlo donde el niño pueda
encontrarlo.
Cuando la curiosidad natural le permita encontrarlo, deberá ser
suavemente amonestado para estimular su espíritu transgresor y para que en la
adultez sea muy activo descubriendo nuevos mercados a pesar de la oposición que
sentirá de los competidores.
Cuando demuestra interés por el juego, es bueno quitárselo y
esconderlo... en algún lugar donde él pueda encontrarlo en las ocasiones que
deliberadamente le daremos para que lo disfrute «bajo su cuenta y riesgo»,
«atreviéndose», tratando de desarrollar su ingenio más que su inteligencia, y
que adquiera la noción de evadir costos improductivos, especialmente los
impuestos de todo tipo.
Si logra divertirse con ese juego, aprenderá a ganarse lo que le
interesa, sabrá cómo vencer sus propios miedos a los castigos o a las pérdidas,
desarrollará su discreción pues tendrá que divertirse sin llamar la atención
pues cuando sea mayor le convendrá no despertar envidia que obstaculice su
enriquecimiento.
No es lo mismo disfrutar algo ganado con esfuerzo, inteligencia,
sagacidad, astucia, viveza, rápida velocidad de respuesta, a recibirlo
gratuitamente, de alguien que pretende la gratitud y el amor!!
Cuando un niño juega con lo que le regalan, de alguna manera se divierte
a crédito porque los regalos inspiran algún tipo de devolución.
No es que esté mal endeudarse. Lo que está mal es que otros nos endeuden
cuando ellos quieren y por el monto que ellos deciden.
El intercambio de regalos tiene efectos secundarios invisibles para
quien queda fascinado por el imaginario y transitorio placer de la gratuidad.
(Este es el Artículo Nº 1.757)
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11 comentarios:
¡El abuelazgo le pegó fuerte Doc!
No tengo ningún interés en formar a mis hijos en los criterios capitalistas.
Está bien estimular la curiosidad natural. Estimular su espíritu transgresor no creo que haya que hacerlo, un niño sano ya lo trae, estimularlo me parece por demás. ¡Qué adquiera la noción de evadir impuestos de todo tipo!. Sencillamente inmoral.
No me parece buena premisa partir de la base de que el niño va a despertar envidia y por lo tanto tendrá que cuidarse de ella. Así lo educaremos para que sea un pequeño paranoico.
Enseñar la gratitud es muy importante. Que los regalos inspiren algún tipo de devolución es muy sano. Es aprender el dar y recibir. Aunque es cierto que lo mejor ea que no lo aprenda a través de los regalos, sino fundamentalmente a través del afecto.
Para el niño los regalos no implican deudas de gratitud. Ellos los toman como algo natural. Eso del compromiso viene después, cuando el adulto mal educado piensa que si le regalaron algo que vale 20, después tendrá que responder con otro regalo que valga lo mismo.
Para que el niño no se convierta en un adulto mal educado, habrá que conversar con el niño algunas cosas. Explicar que fulanito te pudo regalar esto porque tiene más dinero y tú no puedes porque tienes menos; o al revés. Lo que importa del regalo no es su valor material. Eso le ayudará a discernir cuáles son sus verdaderos amigos, o al menos los que son amigos de buena madera.
Los regalos no endeudan. Nos brindan la oportunidad de sentirnos queridos a través de un acto concreto. Todo depende de cómo sea el regalo. Es muy diferente un regalo que ha sido especialmente escogido o confeccionado para esa persona, a otro que simplemente se compra para salir del paso.
No me queda clara la diferencia entre ingenio e inteligencia.
Ojo con lo de quitar y esconder un juguete. Tiene que hacerse en un contexto donde quede bien claro que se trata de un juego. De lo contrario puede convertirse en una forma de hostigamiento.
La envidia sólo puede obstaculizar el enriquecimiento si el niño se ha convertido en un envidioso. Si él no lo es, difícilmente creerá que los otros lo son. O directamente no le importará demasiado.
Si es jugando, a los chiquilines les encanta que les escondan las cosas en un lugar donde pueda encontrarlas. Sienten la satisfacción de ganar un desafío. Además es muy importante que el adulto se divierta con él. Ahí se genera una comunicación y complicidad que fortalecerá el vínculo y los futuros vínculos que pueda establecer más adelante.
Es el adulto el que tiene el poder de hacer sentir endeudado al niño con un regalo. Todo depende de cómo se haga ese regalo. Si le regalamos una pelota diciéndole que ahora se tiene que portar bien en la escuela, generamos deuda.
Es positivo ganar algo con esfuerzo. Pero los regalos son regalos. Implican gratuidad. Son sólo una muestra de cariño. Ganarse el pasar de año haciendo el esfuerzo de estudiar, y aprendiendo que ese esfuerzo puede ser disfrutable, es otra cosa.
Los comentaristas son tan ambivalentes como el psicologo. Qué entrevero.
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