sábado, 22 de marzo de 2008

Carlos Marx en “cuidados intensivos”

Existen dos posiciones bien opuestas: una dice que el ser humano está compuesto por un cuerpo más un espíritu y la otra dice que esta división no existe, que el ser humano es un todo de materia animada (con vida).

Estas posturas ya cuentan con miles de años así que no son el resultado de una moda pasajera.

Si consideramos que el ser humano es la suma de dos partes bien diferentes (materia y espíritu) estamos en condiciones de fundamentar el deseo más grande que tenemos por ahora: ser inmortales. Si bien constatamos que el cuerpo se descompone, creyendo en la existencia del alma (o espíritu, como quieran), podemos atribuirle a ésta la condiciones de inmortalidad.

Si consideramos que el ser humano es la suma de dos partes bien diferentes, podemos encargarnos de arreglar los desperfectos del cuerpo despreocupándonos de la psiquis (alma o espíritu, como quieran). Esto nos permite prolongar la cantidad de años sea como sea, sin hacernos mucho problema sobre cómo serán vividos. Lo importante es no morir y lo NO importante es cómo será esa sobrevida.

La otra postura, la de que somos una unidad indivisibles, que lo que pasa en la psiquis impacta sobre el cuerpo y viceversa, que si muere uno desaparece la otra, que después de la muerte no pasa más nada, que prolongar los años de vida tiene que ser acompañado del bienestar porque de lo contrario es preferible vivir menos pero bien, es la postura del psicoanálisis.

Este arte científico no llega a más personas porque promete resultados concretos, profundos, sinceros, realistas y mientras exista otro discurso más populista como el de la dualidad cuerpo-alma, no será fácil convencer a una mayoría. El populismo es el opio de los pueblos habría dicho Carlos Marx si hubiera vivido un poco más.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé mucho de Carlitos pero me parece que además de decir que "La religión es el opio de los pueblos" es probable que también estuviera de acuerdo con la idea de que el espíritu es pura materia, porque siempre oí decir que él era materialista.

Yo no soy marxista (entre otras cosas porque acabo de darme cuenta que no sé de él todo lo que debería) pero me parece que después de esta vida no pasa más nada.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que leo que alguien se refiere al psicoanálisis como "arte científico". Era la definición que andaba buscando.

Anónimo dijo...

Ignorar que somos mortales da lugar a toda una serie de actitudes elusivas. Nuestra inteligencia participa con sus creencias que, hasta donde he podido ver, pueden ser de cualquier tipo y casi todas terminan estando bien. Tanto es defendible la posición de que existe un espíritu como que no existe. Dios existe y no existe a la vez, según quién opine y todos tenemos razón.
Los que creen en la vida eterna interpretan que los médicos son mecánicos de esa cosa despreciable que es el cuerpo, los que creemos que lo único que existe son estos escasos 100 años que podamos vivir, pensamos que todas las técnicas curativas son dignas de nuestro mayor interés. Sin dejar afuera al psicoanálisis, por supuesto.

Anónimo dijo...

Estoy interesado en ese tema de la sobre vida con baja calidad. Mis dos abuelos son personas de mucho dinero que tienen todo lo que se puede comprar para mantenerse como si fueran menos viejos de los que son (96 y 86 años). Aunque soy mucho más joven que ellos, no me dan las ganas de llegar a tener lo que a ellos les permitió llegar a ser tan viejos y tener una vida tan dependiente de los remedios, los masajes, las prohibiciones, de la vida artificial.

Anónimo dijo...

La creencia en que existe una parte nuestra que es intangible, inentendible, invisible, etc., etc., también sirve para que los demás puedan tener mejores argumentos para manipularnos. Tanto pueden decirnos que tal acto nos enfermará como que nos llevará al infierno. Estas creencias son de doble filo: favorecen en la medida que, como dice el artículo, uno puede creer en algún mito de reencarnación, en la vida eterna pero también estamos ofreciendo más posibilidades de ser gobernados, manipulados, vulnerables.

Anónimo dijo...

La esperanza también es un veneno. También ella es el opio de los pueblos porque permite que nosotros nos despreocupemos por lo único que realmente importa que es el cómo estoy aquí y ahora.

Quienes asumen que no hay vida después de la muerte, saben que tienen los minutos contados desde que nacieron y por eso están mejor preparados para no perder el tiempo y las energías en preocupaciones que sólo pueden ser interesantes para quienes tengan la convicción de que son eternos y que, si le suman la esperanza, podrán estar seguros de que "ya vendrán tiempos mejores".

Anónimo dijo...

Conozco gente que se preocupa por su cuerpo, su mente y su espíritu; tienen guita y van a la Asociación Cristiana (un club deportivo que está en el centro de Montevideo)

Anónimo dijo...

Creo en la materia animada, cuando la materia se desanima es un bajón

Anónimo dijo...

Miles de años en la historia de la humanidad son un suspiro de quinceañera

Anónimo dijo...

¡Quién dijo que el cuerpo se descompone! no señor, se sim-pli-fi-ca (es más fácil de tolerar así)

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Cremación, fijate que si mi novio me critica los perfumes que uso, me elige los desodorantes y huele las cremas antes de que las pase por caja; el día que vaya a visitarme al cementerio se va a poner insoportable.

Anónimo dijo...

Mi espíritu es inmortal. Lo noto porque mis posturas son muy conservadoras.

Anónimo dijo...

Gracias a la cirugía plástica ¡el cielo es el límite! (pero escondan las manos)

Anónimo dijo...

El alma no tiene importancia alguna porque no se ve y estamos en la era de lo visual

Anónimo dijo...

Hay personas excesivamente optimistas que piensan alargar su vida (como si eso dependiera de su voluntad) y además dan por descontado que van a tener "la tal calidad" ¿Cómo se puede llegar a adulto siendo tan negador? Debe ser gente que vive aterrorizada, aunque no se de cuenta.

Anónimo dijo...

Me imagino una buena sobrevida. Tengo recursos económicos y pienso pagar buenos profesionales para que me acompañen en caso de enfermedad. Se harán presentes sólo cuando yo lo ordene y seguirán con exactitud mis indicaciones. Si no afuera, contrato otro.
Para que todo salga a la perfección, sólo debo contar con que me enfermaré de cualquier cosa que sea del cuello para abajo. Ya he inventado un collar muy especial que acabo de bendecir en ocasión de las celebraciones de la virgen del mar. Esta artesanía impide los desperfectos cerebrales, hasta enfermedades como la paranoia que para mí sería inconveniente porque tendría que rotar demasiado al personal. Estoy tranquilo, mientras conserve el collar no dependo de nadie.

Anónimo dijo...

Todo joya con lo del collar, pero asegurate de poner alarma, puerta blindada, cofre de seguridad y sobre todo mantener la boca bien cerrada.

Anónimo dijo...

Una psiquis tan independiente como la de el joyero, debe impactar en el cuerpo de alguna manera. Me imagino que su cuerpo también debe ser muy independiente. Quizás de pronto se le dispare un brazo y vaya a sostener las cinturas más avispadas o una pierna insomne salga a pasear para volver sola, triste y meditabunda a las cinco de la mañana.

Unknown dijo...

LA MATERIA ES UNA SOLA LLENA DE ENERGIA Y LA ENERGIA ES MATERIA....LO IMPORTANTE PARA TODO SER HUMANO ES COMPORTARSE COMO VERADEROS SERES HUMANOS NO COMO SERES SIN CEREBRO NI CONCIENCIA