lunes, 31 de marzo de 2008

Soy matemáticamente budista

¿Adherimos a una cierta ideología por convicción o por necesidad?

Si una persona no puede soportar la idea de que algún día morirá definitivamente y esta constatación la atormenta al punto de volverle la vida insoportable, es probable que adhiera a alguna religión en la cual se promete seriamente que nada termina con la muerte sino que, por el contrario, recién ahí empieza lo mejor.

Si una persona no puede controlar la envidia que siente cuando observa que a otra persona le va mejor que a él, es probable que adhiera a alguna ideología que le asegure que es un error a corregir que algunas personas tengan más que otras.

Si una persona no puede controlar los celos que siente cuando supone que lo que considera de su propiedad está siendo usufructuado por otra persona, es probable que adhiera a alguna filosofía en la cual se considere que el verdadero amor debe incluir los celos como un rasgo saludable ya que su ausencia estaría denotando un desinterés propio de los desamorados.

En general suponemos que luego de sesudas cavilaciones llegamos a la convicción de que la verdad está en tal religión, en determinada filosofía, dentro de cierto partido político, pero el proceso es al revés: Adherimos a la ideología que mejor se lleva con nuestras características inevitables.

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Según me contaron, el hermano mayor de mi madre le regaló una camiseta de su cuadro de fútbol para que yo comenzara mi vida dentro de esa institución. Hoy no me gusta ningún deporte pero sigo siendo de ese cuadro de fútbol, no por preferencia, no por convicción sino por necesidad porque mi tío ha sabido gratificarme muy bien por mi "preferencia".

Anónimo dijo...

El único colegio privado que había en el pueblo donde yo viví cuando era niño era católico y a la escuela pública concurrían niños que no debían juntarse conmigo porque pertenecían a una clase social diferente, más baja. Así fue que metieron en mi cabeza una cantidad de ideas que repudio, incluída la de amar a esos niños que no podían ir a la misma escuela que yo.

Anónimo dijo...

Cuando mi padre se estaba muriendo, yo estuve siempre a su lado. Perdió la lucidez sólo diez minutos antes. Hasta ese momento, cuando los dolores le eran aliviados, hablábamos y la fortuna filosófica que recibí de él por esos once días de internación se la perdieron los hermanos que me ofrecían relevarme con enfermeras contratadas.

En este artículo, encuentro uno de los conceptos que él me legó: "Al final de cuentas, todo es mucho más trivial de lo que uno se imagina".

Anónimo dijo...

No pude darme cuenta cuál es la ideología que contempla a las celosas enfermas o enfermas por los celos. Alguien podría ser más específico que necesitaría suscribirme hoy.

Anónimo dijo...

Los partidos políticos, las religiones, los sindicatos y no sé qué más, son como mutualistas, como empresas de servicio de salud prepago, como empresas aseguradoras. Lo que buscamos es aumentar los recaudos para paliar "la insoportable levedad del ser".

Anónimo dijo...

Ayer entré en la década de los 40 y no puede aceptar sinceramente el saludo de mi gente. Los sentía como falsos, hipócritas. Cómo puede ser que a alguien se la salude porque envejece cruelmente? Existe alguna colectividad que nuclee a los hipócritas? Si me van a decir que es la especie, entonces ya estoy afiliada.

Anónimo dijo...

Estoy necesitando alguna empresa que me asegure vida en el más allá pero el afán de lucro de las que conozco me hacen dudar si no será un estafa. ¿Uds qué opinan? ¡Han habido tantos fraudes...!

Anónimo dijo...

Esto de afiliarse a alguna religión, ideología o partido me hace pensar que siempre estamos buscando aliados para tonificar nuestras posiciones.

Me parece que es cierto eso de que es una necesidad muy profunda la de tener el respaldo de otros en lo que uno pienza. Es como tener razón. Es sentirse ratificado, confirmado, legitimado.

Yo fui comunista hasta hace unos años y recuerdo con cierta nostalgia qué bien nos sentíamos todos teniendo un pensamiento único y compartido. Yo me sentía como integrante de una familia omnipotente, que mientras la tuviera, nunca me faltaría nada: ni material ni espiritual.

Anónimo dijo...

A mi me pasó lo mismo que a Isaias: Me hicieron socio de un club deportivo en forma pre-natal. Cuando llegué a la adolescencia, me pareció tan horrible que alguien hubiera hecho eso conmigo que me borré del ese club y me hice socio de su tradicional adversario. Ahora estoy en la comisión directiva y hago todo lo que está a mi alcance para perjudicar de todas las maneras posibles al cuadro pre-natal.

Anónimo dijo...

Wilfred Bion era un británico muy estudioso del ser humano y decía que las teorías suelen crearse para calmar la angustia que provocan ciertos temas desconocidos. Una ideología, una doctrina o un dogma no son más que teorías más complejas, elaboradas y abarcativas.

Anónimo dijo...

Yo me adhiero a la ideología que sea con tal de no quedar despegada. Cuando el mundo empieza a girar la fuerza centrífuga te echa para fuera.

Anónimo dijo...

Según mi hermana, tener presente de que te podés morir en cualquier momento te ayuda a vivir con más ganas.

Anónimo dijo...

No pude descifrar el significado del título del texto, licenciado. Ud. comprenderá que eso provoca en mí una gran angustia.

Anónimo dijo...

¡Seguro que sí! después de la muerte empieza lo mejor. Para tus herederos, para los que te odian, para quienes sos una molestia, para tu esposo que está deseando volver a casarse así por lo menos la más pesada de sus amantes deja de inflamarle los testículos.

Anónimo dijo...

Reconozco que no puedo controlar la envidia, por eso mi ideología podría resumirse con el título de la película uruguaya "matar a todos"

Anónimo dijo...

Nadie tiene por que condenarse a sufrir de celos que es algo espantoso. Yo las ato a la cama. Así está bien claro quién es de quién. Cuando me aburro le exijo que se de una ducha, la alimento bien y a la calle. Yo también salgo a la calle ( a veces soy caballero y les ofrezco llevarlas a su casa, sobre todo si están muy débiles) porque voy a buscar otra para volver a empezar. Así es la vida: desvestirse para volverse a vestir.

Anónimo dijo...

Estuve clínicamente muerto por algunas horas. No vi el túnel blanco pero escuché cosas que me hicieron comprender todo de golpe. Cuando volví a la vida tenía todo clarito y seguí los pasos del negro Olmedo. Acá arriba está bueno pero tampoco es la panacea. Suerte que ahora podemos usar computadoras y celulares. Es curioso pero aquí seguimos un proceso similar al cubano aunque reconozco que acá al menos no pagamos los hoteles 5 estrellas... nadie los quiere, porque aquí son insoportables de luminosos.