jueves, 27 de marzo de 2008

Deseo desear con menos deseo

La astrología fue una ciencia confiable para una mayoría de sabios de la antigüedad. Hoy es una ciencia confiable para una mayoría (ya no de sabios). Los horóscopos los redacta el cadete recién ingresado a una editora y las cosas van de mal en peor para algo que tuvo su época de esplendor.

Pero algo de aquel auge aún se conserva secretamente escondido dentro de nuestro lenguaje.

La palabra sidus en latín significa estrella. La palabra con-siderar originariamente significaba «ser guiado por las estrellas» y de-siderare luego se convirtió en desear y significaba «NO ser guiado por la estrellas».

En su origen fue muy tranquilizador conocer cuál era el camino correcto para seguir en la vida y esto era posible gracias a una correcta lectura de las estrellas usando las técnicas de la astrología. Este conocimiento de cuál era el camino más adecuado implicaba ser con-siderado. Lo contrario era ser deseante (de-siderare o sea de-siderado, o sea, algo así como «carente de la información de las estrellas»), o sea, desnorteado, despistado, desorientado.

El deseo entonces incluye en la propia palabra ese sentimiento tan particular de no saber bien qué es lo que uno quiere, cuando uno hace lo que cree que desea resulta que siempre le queda algo de insatisfacción entonces se pregunta, ¿pero qué es lo que quiero realmente? y padecemos ciertos estados anímicos bastante molestos que se pueden agrupar bajo la categoría de incertidumbre.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy obligada a consultar mi horóscopo cada vez que enciendo la PC de mi trabajo. Según lo que me digan, manejaré la jornada. Los días que no trabajo, consulto desde la compu de mi hermano. No falla.

Anónimo dijo...

La secretaria que tengo hace más de 8 años es una mujer que deseo que nunca se aparte de mi vida porque, con la distancia propia que debe haber entre un jefe y un subalterno, cumple funciones tan esenciales para mí como visitar a gente conocida suya que practica tarot, astrología y otras mancias y ella es capaz de traerme toda esa información, ordenarla junto con la otra que es menos mística, y confío ciegamente en ella de que estas prácticas que tanto me han ayudado en mis decisiones jamás llegarán a conocimiento de los empleados, de la competencia y de mi familia.

Anónimo dijo...

Pongámonos de acuerdo en algo. El ser humano viene aprendiendo año tras año y siglo tras siglo. Lo que sabe hoy en día es muy importante para nosotros porque es todo lo que logramos entender pero dentro de 500 años pareceremos unos ignorantes.
Mi pregunta es: ¿cómo puede ser que gente que parece inteligente y preparada, piense que lo que originalmente quisieron decir las palabras va a ser más importante que lo que hoy se sabe sobre cada asunto? Es como si para curar una enfermedad un médico fundamentara su terapéutica en Hipócrates. NO LOS ENTIENDO!!!

Anónimo dijo...

Imbuida de todo el respeto que se merece y en ocasiones muy importantes en mi vida, yo consulto al I Ching. Las sentencias que obtengo de él son objeto de una profunda meditación y puedo asegurarles que dificilmente llegue a una conclusión equivocada. Este libro milenario es sabiduría pura.

Anónimo dijo...

Yo era de virgo pero a los dieciseis años mi novio me hizo de aries. ja-ja

Anónimo dijo...

Esta es la primera vez que un comentario me resulta más interesante que el artículo mismo. Lo que dice Marcelo sobre que el origen de las palabras es menos confiable de lo que parece está sensacional porque es cierto lo que él dice, tanto sea sobre el origen de la palabra deseo o cualquier otra. Los que se van al origen de la palabra es como si un mecánico se basara en las tecnologías de Henry Ford. Ni ahí!!

Anónimo dijo...

Parece que el licenciado, que generalmente aplica un estilo deductivo, ahora está más volcado al inductivo. Para mí que acá su pensamiento fue: El deseo produce desorientación, ¿qué puede causarla? y ahí se fue a la etimología de la palabra deseo y obtuvo una conclusión probable.
Yo también adhiero a la postura de Marcelo sobre que la etimología remite a algo así como una "ignorancia mística": Los antiguos eran sabios. No tiene lógica pero a muchas personas les gusta. Es como decir que dios existe.

Anónimo dijo...

A mi me dicen "bala perdida" quizá porque vivo deseando: un Play-Station, otra PC, a la novia de mi hermano [¡que me está mirando mucho últimamente!], pagar la suscripción a un canal porno, y otros deseos muy deseados.

Anónimo dijo...

Confieso que no creo en los horóscopos pero creo en la astrología, pero no porque las estrellas influyan mucho sobre los humanos sino porque la creencia en que los nacidos en capricornio somos tímidos, suspicaces y no sé cuantas cosas más por culpa de Saturno y como los demás nos tratan como tímidos y suspicaces, no tenemos mejor cosa que hacer que ser tímidos y suspicaces. Por eso la astrología es determinante (socialmente).

Anónimo dijo...

Esto de que la palabra deseo se relacione con estrella me hace acordar al dicho de que "unos nacen con estrella y otros nacen estrellados". Oh casualidad, los queridos antiguos que tantos veneran como los sabios, resulta que los que nacen con estrella son los con-siderados quienes están en el polo opuesto a los desiderados o sea que tener deseo es ser des-considerado.
¡Qué anemia! La mentalidad contraria a tener ganas de vivir = deseo viene de lejos. Es probable que la esencia del ser humano sea la tristeza, la apatía, el desgano, la indiferencia porque si tener deseo equivale a ser desconsiderado, está todo dicho.

Anónimo dijo...

En esto de no saber bien qué se está deseando quisiera hacer una precisión que me parece importante. Hay dos categoría bien diferente de personas con incertidumbre sobre lo que desea: Una está compuesta por mi mujer (sola, única, exclusiva) y es la incertidumbre químicamente pura, y la otra categoría está compuesta por el resto de los mortales.

Anónimo dijo...

No, todo lo contrario, cuando se desea uno sabe exactamente qué es lo que quiere, nada de incertidumbre. Lo que pasa es que el deseo nunca es del todo colmado, pero esa es otra historia.

Anónimo dijo...

Hoy la astrología es una ciencia confiable para una minoría selecta de soñadores razonables y tecnológicos.

Anónimo dijo...

No me entra en la cabeza eso que dicen que los presidentes (ahora la presidenta argentina) consultan con magos. Para mi que se mandan esa excusa para tener un tiempito en el que desenchufarse.

Anónimo dijo...

No Alicia, los presi son muy narcisos. Son gente primitiva, con un desarrollo emocional mediocre y la inteligencia necesaria como para sobrevivir en medio del caos. Eso último no es decir poco, es una habilidad importantísima por estos tiempos, pero deberían dedicarse a otra cosa. Propongo que a los presidentes los elija una empresa de selección de personal.

Anónimo dijo...

Me importa un carajo lo que la palabra deseo incluya en su etimología. Es de lo único que podemos tener certeza, del deseo, porque se siente y punto.

Anónimo dijo...

Menoje, lo que pasa es que el licenciado habla de lo que se desea y de lo que se quiere como si fueran sinónimos. Con respectos a saber realmente qué es lo que se quiere...espero no morir sin saberlo. A muchos les pasa eso ¿no?

Anónimo dijo...

Yo vivo en la incertidumbre, licenciado, voy a leerlo siempre, siempre, porque ud. parece un sabio de verdad y quizás me pueda ayudar. Espero que así sea. ¿Y si en lugar de ayudarme me entrevera más? ¿Qué es mejor, leer mucho o no saber nada? Porque dicen que cuanto más se sabe en realidad se sabe menos y eso es un lío. No sé qué hacer licenciado !!!

Anónimo dijo...

No Paula, vos estás hablando de los astrónomos (con todo respeto)