Una buena y divertida manera de aprender psicoanálisis es decodificar la simbología que se encuentra en la mitología de cualquier pueblo. Los hispanoparlantes parece que tenemos preferencia por la griega y la latina.
Pigmalión era un gobernante, sacerdote y escultor de Chipre que esculpió a una bella mujer que llamó Galatea. La hizo tal como el quería que fuera, se enamoró de ella y algún dios le hizo el favor de darle vida, gracias a lo cual logró lo que más deseaba: casarse con la mujer de sus sueños.
A este mito se le puede entrar por varios lados, pero uno de los abordajes posibles es reconocer en él cuánto tenemos los humanos de hacedores de semejantes perfectos. Algunos dicen que Dios nos hizo a su imagen y semejanza y otros dicen que nosotros hicimos a Dios a nuestra imagen y semejanza. Sobre esta última opción es que estoy escribiendo.
Algunos psicólogos creen saber qué le conviene a su paciente y por eso tratan de guiarlo hacia el objetivo que ellos creen que es el más correcto. Estos psicólogos cuentan con sus adherentes y pueden acreditar éxitos terapéuticos que legitiman su práctica clínica.
Valdría la pena dejar mencionado que también existen pacientes que no necesitan que nadie les diga cuál es su mejor objetivo sino que buscan en el psicólogo una oreja y una voz neutrales que le señalen aquello que por falta de distancia óptima no pueden apreciar de sí mismos.
Los psicólogos al estilo Pigmalión atienden a quienes prefieren delegar en el profesional el diseño de su personalidad y los otros atienden a quienes sólo quieren aprender el arte del diseño para convertirse en escultores de sí mismos.
Continuará...
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10 comentarios:
Les paso una receta que para algunos y algunas puede ser la solución definitiva de la vida: Antes de dormirse, léanse alguna historia resumida de la mitología no importa de qué pueblo y los sueños empezarán a tener un formato más artístico, quizá lo recuerden más cuando se levanten y tendrán un día más pleno porque habrán dormido y soñado con prolijidad literaria. ja-ja-ja
Desde muy pequeño ingresé como pupilo a un colegio de religiosos y ellos fueron haciéndome a la imagen y semejanza de ellos. Luego, cuando la situación familiar se acomodó y pude salir-huir de aquella fábrica de seres humanos divinos, mi padre se dio cuenta enseguida que necesitaba un psicoanalista urgente porque yo era como una carrocería de Ferrari dotada de un motor de Fiat 600 cc.
Ahora soy menos divino pero más humano.
¡Qué buena es la religión! Se la recomiendo a todos los que estén interesados en suicidarse.
¡De dónde sacaron esa imagen tan hermosa! La miro y se me caen las lágrimas. ¡La adoro!
Para mí que los psicólogo pigmalionescos (?)se llevan muy bien con los que desean tener padres bajo control. Estos pacientes van al psicólogo y encuentran ahí la misma actitud que tenía los padres pero como ahora la cosa es diferente porque les pagan para que le den consejos, sienten que pueden administrar el chorro de recomendaciones como si fuera el grifo del agua corriente, cosa que con la madre incontinente no podían lograr.
¡No vayan a pensar que esto es lo que me pasa a mí eh! je-je
En Latinoamérica por lo menos, los profesionales egresados de alguna carrera universitaria salen con la creencia de que saben cómo debe ser un buen ser humano y eso se aplica luego en el trato que tengan con los ciudadanos comunes. El arquitecto dirá cómo tiene que ser una buena casa, el abogado cómo hay que pararse frente a la ley, el escribano qué inmueble es negocio comprar y cual no, el médico qué hay que comen y cómo se debe criar a un hijo, etc., etc.
Lo que cuenta Sebastián que sucede en Latinoamérica, sucede de manera exacerbada en Uruguay, la tacita de lata. Aquí cualquier ciudadano sabe cómo se debe jugar al fútbol, alimentarse, criar a los hijos, comprar el mejor auto, hacer el mejor negocio...en fin, si ud. necesita opinión sobre algo, pregúntele a un uruguayo. Nunca decimos no sé. Somos capaces hasta de trasladar calles a lo largo de los 4 puntos cardinales.
Cada vez que tengo sexo esculpo el cuerpo de mi amante.
Al famoso pintor Salvador Dalí casi le pasa lo mismo que a Pigmaleón, se enamoró de Gala (¿sería Gala atea?)
La única manera de bancar el matrimonio es poniéndose la camiseta del esposo. Si no es perfecto hay que hacerlo perfecto y poner cara de mármol.
ALERTA!!! el mundo está infectado de psicólogos como Pigmaleón. No dejes que te modelen a su imágen y semejanza. No permitas que te impriman sus valores. No sucumbas al silencioso encanto de su lapicera.
Ten fe en ti mismo/a y escúchate hablar.
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