martes, 29 de abril de 2008

«¿Quién orina más lejos?»

Es probable que sea cierto que la niña envidia del varoncito que éste pueda orinar estando de pie y hasta hacer subyugantes dibujos con el orín. En la mentalidad de un niño es muy comprensible, pero con más de 20 años deja de serlo. Se supone que una niña de 20 años debería tener asumido que las diferencias anatómicas de los sexos responden a una cierta lógica reproductiva y que no tiene mucho sentido continuar con aquella envidia infantil.

¿Deja de envidiar entonces la niña de 20 años? ¡Qué esperanza! Desde que la sociedad prácticamente le gritó en el oído que se deje de decir disparates, que cómo se le ocurre que ella pueda orinar estando de pie, es una mujer que escondió en el inconciente estas aspiraciones pero sólo para que no la traten de loca. En el fondo (y el inconciente podría estar en «el fondo») sigue deseándolo, pero ni ella se da por enterada.

Aquella piecita del cuerpo masculino tan desproporcionadamente significativa empieza a tener actividades materiales (urinarias y sexuales) y también actividades simbólicas (representa el poder del género masculino y por extensión, el poder abstracto, el que puede tener alguien independientemente de si es hombre o mujer).

El dinero también simboliza poder y por desplazamiento, el dinero simboliza el pene.

Entonces: cuando vemos que las mujeres ganan menos dinero que los hombres aún cuando realicen las mismas tareas, podemos plantear la hipótesis de que ellas rechazan inconcientemente tener más dinero porque éste simboliza el pene al que ellas tuvieron que renunciar porque la sociedad hasta les gritó en el oído que las niñas no deben desear tenerlo (ni el pene ni -por lo tanto-, el dinero).

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es muy complejo, contiene una lógica de la cual me siento muy alejada. Sin embargo creo percibir que puede haber algo que quizá me interese, pero debería estar mejor explicado, no de forma tan sintética. Ud parece que se planta en unas pocas palabras por artículo y a veces le quedan tan condensados que son imposibles de entender. Es sólo una opinión y me tomo el trabajo de comunicárselo porque -repito- me parece entrever que hay algo en sus ideas que podrían servirme a mí y a todos los demás.
Espero que esto no lo tome a mal.

Anónimo dijo...

Reconozco que martiricé cuanto pude a mis dos primitas, haciendo maravillas con el dominio de mi manguerita urinaria. Cada vez que deseaba hacer pichí les avisaba a escondidas de los adultos que nunca se enteraron y con ellas nos íbamos a distintos lugares del terreno de nuestra casa y ahí orinaba haciendo arabescos en el aire.

Últimamente ya atendía pedidos especiales que incluían el corte abrupto del chorrito, la emisión entrecortada varias veces, llegar hasta aquella piedrita, ...

Anónimo dijo...

Para mí que los seres humanos somos envidiosos en términos generales. Nos gusta más lo que tiene el otro, siempre está más linda la vereda de enfrente, la mujer del amigo está más fuerte que la nuestra, el auto del jefe es más veloz que el mío, las mujeres sí que la pasan fenómeno: el único inconveniente es que menstruan. En todo lo demás son una reinas.

Esto siento yo pero me inclino a suponer que ellas piensan algo parecido de los hombres y que en definitiva ambos estamos equivocándonos.

Anónimo dijo...

Yo tengo mujeres trabajando en mi empresa y tienen que ganar menos porque son más irregulares en el cumplimiento de su tarea. Ellas faltan porque se sienten mal ellas y porque se siente mal cualquiera de la familia. Si uno no sabe cuando puede contar con un servicio, la única manera de compensar tanta incertidumbre es pagándole menos y que no me vengan con que todo está justificado porque eso no me saca el trabajo que se queda amontonado cuando ellas llaman para decir que por esto o por lo otro no van a poder venir, que "disculpe que no tengo más remedio, le pido mil disculpas".

Lo que más me enfurece es cuando me dicen "le juro que esta es la última vez". Ahí me vienen ganas de despedirlas.

Anónimo dijo...

Generalmente los hombres y las mujeres andamos juntos por la vida y como somos diferentes creemos que las discrepancias que inevitablemente se producen cuando uno está con otro son por razones de género.

Para mí que la convivencia incluye roces, molestias, enojos, desentendimientos, agresividad, competencia y ochocientas molestias más que cuando se refieren a alguien de otro género, le damos la explicación más fácil que podemos encontrar: "¿Qué podés esperar de un hombre [ó de una mujer, según corresponda]?"

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dice Silvana y le agrego que le echamos la culpa al diferente no solamente en cuestiones de sexo sino de cualquier otra diferencia: raza, edad, educación, lo que sea.

Anónimo dijo...

Recién me enviaron un archivo con un audiovisual con los ensayos de los chinos para las olimpíadas y pensé que los humanos disfrutamos de lo idéntico, lo mecánico, de la sincronización perfecta.

Si estoy en lo cierto, entonces nos molesta lo singular, lo biológico y la espontaneidad.

¡Qué mal me suena esto! (En el caso de que fuera cierto y ojalá me equivoque).

Anónimo dijo...

Esto de tener que hacer pis agachadas es una verdadera cochinada en lugares públicos donde no hay guardabaño. Es una diferencia molesta entre hombres y mujeres porque estamos obligadas a hacer contorsiones aparatosas para no apoyar nuestro cuerpo en lugares inmundos.

Anónimo dijo...

Te comento Sabina que una vez inventaron algo que llamaban el cono mágico y en algunos lados piss liberación que era un papel encerado que te permitía hacer un tubo para que te lo ubicaras entre las piernas y orinando sobre él, lo dirigieras como un varón larga su orina sobre cualquier lado, de pie y sin tomar contacto con suciedades.

Ahora no lo ví más y no sé qué pasó con esa idea. Se ve que por algo no sirvió.

Anónimo dijo...

Si quieren ver cómo funciona el cono mágico visiten el blog de un amigo mío en http://www.escribiendo.net/blog/89.html que se encontrarán con una animación muy ilustrativa. Todo parece muy fácil, pero me pregunto lo mismo que decía una colega vaginada: Por qué esto no se popularizó como los tampones o las toallas higiénicas, por ejemplo?

Anónimo dijo...

Esto sí me serviría a mi que soy clienta firme de la cistitis.

Anónimo dijo...

¡Che, qué desubique! El licenciado se mata estudiando porqué ganan menos plata que los hombres y uds se trancan en cómo mear paradas.

Eh, psicólogo, no le tires más flores a los chanchos que las minas tienen la cabeza en cualquier lado!