miércoles, 4 de junio de 2008

Los cuatro jinetes de la gripe

Mientras la humanidad creía que las enfermedades eran el resultado de un ataque recibido de espíritus malignos, lo que hoy llamamos medicina no pudo desarrollarse.

Piensen en un indígena que se siente atacado por un demonio que lo vuelve hipersensible a la luz, otro que le produce dolores en todo el cuerpo como si lo hubieran golpeado, un tercero que se le instala en la cabeza y le genera un dolor mortificante, quizá es una diablesa la que le provoca una congestión nasal que lo obliga a respirar por la boca y que cada tanto, cuando ella se enoja, él tiene que estornudar intentando desalojarla. Para redondear la imagen, estos personajes de pesadillas vienen montados en enormes caballos.

Seguramente esta patota de cuatro seres malignos lo están atacando porque la víctima cometió algún error, quizá los ofendió, les faltó el respeto, transgredió alguna de sus caprichosas y exigentes pretensiones. Se siente atacado, culpable, temeroso, arrepentido no sabe bien de qué, pide ayuda a quienes lo rodean y entre estos los hay quienes acuden solícitos para procurarle alivio pero habrá otros que son más reticentes y pensarán «algo habrá hecho para estar así».

Toda esta historia, cuando la víctima sabe que está engripado y que haciendo reposo durante una semana seguramente se curará, cambia radicalmente la interpretación que todos hagan del fenómeno.

Algo parecido sucede con la pobreza: Si suponemos que la pobreza es causada por seres malignos, ladrones, explotadores, avaros y mezquinos, todo suena muy coherente pero la situación se vive con el mismo dramatismo mágico de aquel pobre engripado que se creía atacado misteriosamente por cuatro espíritus diabólicos.

Si le hubiéramos explicado a aquel primitivo que estaba cursando un proceso viral, hubiera continuado buscando un exorcista que le quitara a los cuatro enemigos invisibles. Si hoy yo les digo que la pobreza es un fenómeno social en el que ciertas causas psicológicas producen efectos económicos, muchos seguirán pensando que un pequeño grupo de ricos tienen la culpa de que existan una mayoría de pobres.

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16 comentarios:

Anónimo dijo...

una de las causas psicológicas que probocan la pobreza es la baja autoestima y es un círculo vicioso, porque la pobreza provoca baja autoestima y al final no se sabe que está primero y qué después

Anónimo dijo...

Hay que empezar por ser menos desconfiado. Resulta que uno es muy desconfiado con los demás hasta que termina siendo desconfiado hasta con uno mismo.

Anónimo dijo...

no me animaba a contarlo pero ahora este relato me estimula: anoche estornudé y salió despedida por el aire una mujercita de pelo blanco

Anónimo dijo...

Si uno el planteo de hoy en Relatos en Ckave ... sobre la incoherencia, más este otro de las creencias, me doy cuenta que puedo avanzar aunque mis creencias vayan y vengan en distintas direcciones, capaz que el asunto está en no fanatizarse. Yo puedo ir al médico, a la bruja, al homeópata y puedo mejorarme siempre que crea que es posible estar mejor

Anónimo dijo...

LA POBREZA ES CAUSADA POR EL AMARRETE DE MI PADRE

Anónimo dijo...

lo que dice me hace acordar que antes a los locos los trataban todavía peor que ahora porque no sabían qué tenían

Anónimo dijo...

soy un buen ladrón, buen avaro, buen explotador y buen mezquino: aprieto pero no ahorco.

Anónimo dijo...

Se los digo yo: En el caballo negro cabalga una mujer de pelo largo, lacio y muy brillante, que tiene ojos color castaño, con un cuerpo escultural, va totalmente desnuda, tiene la carne tan firme que casi no se le mueve aún cuando va al trote, pero lo más llamativo es un fulgor siniestro que tiene en la mirada. Ella es la que provoca mis estornudos pero no para expulsarla sino que son los orgasmos que ella logra en mi cuerpo.

Anónimo dijo...

Andá a sugerirle a un árabe sobre la existencia de Alá. ¡Te degüella de pie!

Anónimo dijo...

Hay partes de mi cuerpo que conoce mejor mi esposa que yo.

Todos nos moriremos sin saber exactamente cómo es nuestra nuca, nuestra espalda, nuestro ano, nuestros prejuicios.

Anónimo dijo...

Tengo miedo de pedir ayuda en forma muy genérica porque ya me pasó que alguien que se ofreció para colaborar terminó acusándome de negligente, torpe o simplemente desafortunado.

Anónimo dijo...

Cuentan que Mons. Reinhard Müller, un obispo alemán notoriamente sincado como nazi, fue a dar una conferencia sobre la pasión, crucifixión y muerte de nuestro señor Jesus Cristo y la tituló "Algo habrá hecho". jajaja

Anónimo dijo...

Todavía hay gente que toma antibióticos para cuarase una gripe. ¡Nada que ver! Es como si chuparan un clavo. No les sirve para nada.

Anónimo dijo...

Tu dime lo que se te antoje licenciado, pero puedo decirte que cuando yo actúo en función de mis creencias, me siento bien y cuando alguien como tu ahora, me dice algo que me trata de equivocada, me molesto, ¿qué quieres que te diga? Te soy sincera.

Anónimo dijo...

En mi calidad de paraoico confeso puedo decirte que no hay ninguna duda de por lo menos dos cosas:

1) La culpa de que haya pobres la tienen los ricos;

2) A los ricos les sirve que nosotros pensemos así porque cuanto más tiempo equivocados estemos, más tiempo ellos lograran seguir siendo ricos.

Promúlguese, archívese, recuérdese!!

Anónimo dijo...

Conozco muy bien las causas psicológicas de los efectos económicos porque mi padre, de buenas a primeras, se convirtió en jugador compulsivo y ahora estamos en la ruina, mi madre trabajando, nosotros buscando cualquier ocupación y con el futuro de que cualquier dinero que ingrese a nuestra casa, el podrá gastarlo en unos pocos minutos.