sábado, 5 de julio de 2008

Que nunca falte la falta

El deseo (o la necesidad) es un motor que tenemos los seres humanos. Por él hacemos muchas cosas y sin él no podemos hacerlas. Si deseamos (o necesitamos) hablar con cierta persona, podemos llegar a sorprendernos de cuántas cosas somos capaces con tal de lograr la satisfacción. Cuando preferimos evitar a una persona, surgirán en nosotros habilidades nunca imaginada para no encontrarnos con ella.

Si el deseo-necesidad es lo que nos mueve, entonces lo necesitaremos tanto como el aire o como el alimento.

Aceptar que necesitamos el deseo o la necesidad es acceder a un punto de vista que solemos no tener en cuenta.

Si podemos tenerlo en cuenta, estamos a un paso de aceptar que tener deseos y necesidades es tan necesario para nosotros como el aire y el alimento. Apelando a otra comparación: Si tengo un vehículo (mi cuerpo) necesito combustible (aire, alimento).

Es comprensible que algunas personas busquen la pobreza porque ésta les asegura que no les faltarán ni los deseos ni las necesidades.

Aunque suene reñido con la racionalidad, esas personas pueden padecer de una ambición desmedida de energía. Temen quedarse sin ella, sin vitalidad, sin entusiasmo. La estrategia (inconciente) consiste en evitar la ausencia de deseos y necesidades en tanto intuyen que estos son proveedores seguros de energía (vitalidad, entusiasmo, alegría).

●●●

15 comentarios:

JAVIER dijo...

"Es comprensible que algunas personas busquen la pobreza porque ésta les asegura que no les faltarán ni los deseos ni las necesidades".

Con las disculpas del caso, que significa esta frase que lo unico que consiguio fue que en mi "deseo" de querer entender mato algunas de mis neuronas.

Saludos desde Japon.
http://navegandoentreletras.blogspot.com

Anónimo dijo...

La madre Teresa de Calcuta era una mujer muy motivada, llena de energía y supongo que también con un gran deseo, quizá insaciable, ambiciosa y todo esto en una valoración muy alta ya que para algunos ser ambicioso es negativo.

Anónimo dijo...

Me gusta que me ayuden pero no por el trabajo que me evitan sino porque me hacen sentir que me tienen en cuenta y que me aman.

Anónimo dijo...

En las clases de catecismo la monja nos explicaba hasta el cansancio que la austerirdad fortalece el espíritu y que los pedidos de la carne debían ser atendidos con la mayor moderación posible.

Me va muy bien y creo que es porque entendí esas propuestas.

Anónimo dijo...

Fui rescatado por un terapeuta cuando tenía 23 años. Tenía una depresión muy profunda, quise matarme y él logró que yo me fuera de la casa de mis padres a vivir solo. Al principio me quería morir pero después empecé a perder la depresión, según él, porque comencé a tener necesidades que atender, mientras que antes las necesidades me las atendía ellos y eso me bloqueaba la generación de ganas de vivir y por eso estaba deprimido.

Me parece que es lo que ud está diciendo aunque en forma más genérica.

Anónimo dijo...

Aunque la empresa donde trabajo hace más de 8 años es sólida y se está expandiendo, no puedo sacarme el miedo de que desaparezca y yo me quede sin trabajo. Ya me pasó una vez y me dejó muy traumado. Ahora que leo su artículo me pregunto si yo también no estaré obsesionado con perder el salario, la energía y la necesidad que lo genera, o sea que mi temor a que quiebre la empresa surge del temor que le tengo a mi inconciente de que me induzca a la pobreza generadora de energía.

Anónimo dijo...

Todo los animales tenecesitamos un tubo digestivo para poder alimentarnos: Un lugar de entrada, un proceso de digestión y un lugar de salida. Si no tuviéramos hambre nada de todo esto sucedería por más alimentos que estuvieran a nuestro alcance (la anorexia es un ejemplo clarísimo), ergo la necesidad es un bien preciado, un fenómeno deseable, bienvenido, positivo, mientras que la saciedad puede ser mortífera.

Ahora que ud le encontró la forma de redactarlo, a mí tb me salió como expresar lo que hace tiempo vengo pensando y no me lo entendía a mi mismo. Gracias.

Anónimo dijo...

Lo más lindo siempre está en la otra vereda. Cuando tenemos saciedad vemos que el hambre es buena pero cuando tenemos hambre la cosa es TERRIBLE!!

Anónimo dijo...

No creo que haya que propiciar el tener hambre y necesidades y deseos. Quizá esa sea una falta de imaginación no más. El que tiene que volverse pobre realmente es porque no puede imaginar con realismo lo que sería padecer la carencias que lo motiven a la acción. Son personas sin fantasía, incapaces de vivir intensamente una idea. Quienes tienen que padecer la pobreza en la realidad no tienen ambición y tenemos ambición quienes podemos imaginarnos cuán mal podríamos estar y con eso nos basta para tener mucha energía y buscar soluciones de problemas que sólo existen en nuestra imaginación.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con que las necesidades nos motivan. Cuando hay algo a lo que llamamos necesidad no nos motiva, quizás sea porque no es en realidad una necesidad. Puede aparecer camuflada como necesidad por nuestro inconciente traicionero y ser otra cosa...llamale h.

Anónimo dijo...

Estoy tratando de imaginar una existencia sin deseos y sin necesidades. Llevada esa falta de deseo y necesidad al absoluto, no es compatible con la vida.
Le pido disculpas por repetir lo mismo que ud. dice de una manera tan clara, nada más que con otras palabras. Me disculpo pensando que cuando lo que dicho por una persona no resulta claro, dicho por otra, quizás sí.

Anónimo dijo...

Te necesito, Amanda, como el aire que respiro en Ciudad de México.

Anónimo dijo...

Estoy podrido de que mi cuerpo sea el vehículo. Voy a comprar una hondita a plazos.

Anónimo dijo...

Mi problema es la falta de imaginación. Tengo que caer en la indigencia para tener ganas de revolver la volketa. Si el Señor me hubiese dotado con creatividad, encontraría mil maneras de pasar el tiempo de manera productiva para mi mismo y para con mis semejantes.

Anónimo dijo...

Estoy de pie en una pradera. Estoy a un paso de aceptar que tener deseos y necesidades es tan necesario para mi vida como el aire o el alimento. Me siento buena. Tener deseos y necesidades es saludable. Significa que estoy viva y deseo seguir viviendo.
Ahora muchachos, en orden, pueden hacer fila delante de la carpa (profiláctico en mano así no desperdiciamos el tiempo, amores)