En el artículo titulado Obesidad extracorporal compartía con ustedes una reflexión referida a nuestro cuerpo y su representación mental.
Antiguamente, los asaltantes usaban un arma para atemorizar a sus víctimas mientras le decían: «¡El dinero o la vida!».
Al avanzar la inteligencia del ser humano, nos dimos cuenta que en realidad esa opción no era válida ya que en caso de entregar la vida, el ladrón igualmente tomaría el dinero.
Este avance simplificó el diálogo en los atracos. Actualmente ellos sólo muestran el arma y todos sabemos lo que tenemos que hacer.
El despojo de nuestros bienes es cada vez más frecuente y el acostumbramiento está logrando paulatinamente que nos provoque menos angustia. Algunas víctimas han dejado de denunciar el hecho a la policía y hasta existen quienes ni se lo cuentan a los amigos para no aburrirlos.
Sintetizando las ideas presentadas, podemos acercarnos a otro asunto que es mucho más cotidiano y popular.
Hasta hace 70 años los comercio disponían de una barrera que separaba claramente a los clientes de los comerciantes.
Esa pequeña muralla se utilizaba para que los vendedores mostraran su mercadería a los compradores. Por eso se la denominó «mostrador».
Cada comprador pedía lo que necesitaba, el comerciante lo mostraba, lo envolvía, cobraba y recién después el cliente se apoderaba de la mercadería.
La técnica de ventas de los super-mercados cambió el orden: primero nos apoderamos de lo que necesitamos hasta sentirlo como propio, pero cuando queremos abandonar el local, una cantidad de personas sólo nos dejan salir quitándonos parte de nuestro dinero (alegando que es una valor semejante al de esa mecadería que ya sentíamos como nuestra).
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12 comentarios:
Creo que tú exageras en cuanto a la frecuencia de los atracos.
Perdón! Cierto que tú estais en Uruguay-
Cuando leí el título pensé que se iba a referir al IVA.
De verdad cree que en tan corto tiempo avanzó la inteligencia del ser humano?
Estoy de acuerdo con ud en que los avances simplifican las cosas.
A la carne siempre la van a seguir poniendo en un mostrador, pero no es por la refrigeración, es por el precio!
La misma técnica que usan en los supermercados, se utiliza en los colectivos de Bs. Aires. Te tiran la mercancía en las rodillas y después pasan a retirártela, salvo que entregues su valor en dinero a cambio.
No sé ahora; antes en los supermercados del Chuy era tal el descontrol que podías llevarte sin pagar todo lo que te pusieras encima. De verdad creías que en esa frontera abandonabas tu neurosis.
Mostrarla para verla no es lo mismo que tocarla con la mano.
En los supermercados casi todos los clientes somo seres anónimos. Por lo tanto sentimos que disminuye el control social y nos tentamos más.
En los super me siento como en casa, sólo que en casa no me entran tantas cosas.
Todavía logro ser el centro de la atención cuando hago el cuento de la vez que me robaron la billetera en el ómnibus. El tema está en el don natural que uno tenga para el relato oral.
Esta tecnica se complementa con que cada vez somos menos resistentes a privarnos de algo.
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