jueves, 18 de noviembre de 2010

Ame a su cliente como a su amante

Después de pensarlo bien, he llegado a la conclusión de que la atención al cliente falla, porque lo que tendríamos que hacer para no molestarlo, es demasiado fácil, obvio, evidente.

Si fuera más complejo, si requiriera técnicas sofisticadas, seguramente le dedicaríamos el tiempo que se merece.

Como cualquiera que atiende clientes, también es cliente de otros proveedores y sabe muy bien qué está mal y qué está bien, entonces supone saberlo y comete los mayores errores.

— Suponemos que ellos nos compran porque somos los mejores. Los clientes son como hermosas mujeres, excelentes madres y maravillosas esposas, como esas que difícilmente se queden solteras o divorciadas por mucho tiempo;

— A veces son un poco caprichosos y se ponen mimosos, quejosos, hipersensibles. Es que poder elegir a su proveedor se los permite, tanto como la bella mujer sabe que tiene para elegir potenciales compañeros;

— Para lograr la fidelidad de los clientes hay que trabajar permanentemente, nunca dar la tarea por concluida. Muchos competidores acechan y están pendientes de la debilidad que nos provoca creernos seguros de que no seremos abandonados. Este ítem es idéntico para el caso de la bella mujercita;

— Ganar una batalla es menos importante que perder una guerra. Si el amor propio nos pone rígidos en defensa de nuestras razones, seguramente tendremos un triunfo a lo Pirro (quien ganó una batalla pero perdió a casi todos sus soldados);

— A ningún cliente (o mujer) le gusta que el responsable del comercio sea inaccesible. No puede estar lejos de quienes le dan de comer (o felicidad). Está prohibido hacerse rogar, poner distancia, demostrar desinterés;

— La tecnología permite atender a miles de personas como si fueran unos pocos. Ni los clientes ni la maravillosa mujer, toleran que uno les confunda el nombre, la dirección, las preferencias, sus hábitos, el día de cumpleaños.

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8 comentarios:

Cacho dijo...

Ellas nos compran porque somos baratos.

Iris dijo...

Y lo barato sale caro, Cachito.

Laura dijo...

Hace poco fui a comprarme una compu y el vendedor me habló tan difícil, que me dio como miedo y me llenó de dudas. Terminé comprando en el local de enfrente.

Líber dijo...

Como sabemos que la tecnología permite atender a miles como si fueran únicos, no nos dejamos embaucar con eso.

Mabel dijo...

Hay cosas que se pueden vender sin poner en juego el amor propio. Por eso yo vendo ropa.

Marta dijo...

El único que tiene derecho a ponerse caprichoso es el cliente; claro que nosotros podemos otorgar beneficios a nuestra salud, desechándolo.

Daniel dijo...

Los proveedores podemos llegar a creer que el cliente nos compra porque ha evaluado concienzudamente distintas posibilidades. Entonces creemos que nos eligieron por ser los mejores, como dice el Lic., cuando en realidad la elección muchas veces no pasa tanto por lo racional.

Mayra dijo...

Hay que conocer al cliente. A algunos les gusta que los aconsejes y otros sienten eso como una presión.