martes, 16 de noviembre de 2010

El incumplimiento de las pensiones alimenticias

El varios artículos (1) he comentado con ustedes que es la hembra de las especies mamíferas, la que convoca a los machos del entorno, emitiendo un olor característico durante el período de celo.

A pesar de que los humanos rechazamos nuestra condición animal, sólo logramos negarla y disimularla.

En nuestra especie también es la mujer la que elige al varón que prefiere como padre de sus hijos.

¿Por qué una mujer gusta de ciertos hombres y de otros no?

Según una hipótesis que parece bastante razonable, instintivamente ella sabe cuáles son los varones que pueden suministrarle la mejor dotación genética para perfeccionar la especie.

Inventamos el matrimonio casi exclusivamente por razones económicas, creyendo que bajo la presión social los instintos humanos se someten eficazmente.

Como la convivencia entre hombres y mujeres no es muy fácil, la mayoría de los vínculos:

1º) comienzan por esa elección intuitiva que hace la mujer y a la que el varón concurre (porque es casi imposible resistirse a la seducción femenina);

2º) continúan con la deseada (también instintivamente) fecundación del varón portador del mejor semen; y

3º) termina con la disolución matrimonial por riñas y disputas (divorcio).

Dicho de otro modo: la mujer necesita procrear, convoca al mejor varón que está en su entorno, se hace fecundar por él y luego, en la mayoría de los casos, lo abandona (por otro o para quedarse sola, según sean sus preferencias o posibilidades).

En un artículo reciente (2), les decía que los humanos disfrutamos de los gatos y los perros porque estos representan esos instintos nuestros que no queremos aceptar.

Pues bien, más de la mitad de los hombres divorciados, no cumplen con las pensiones alimenticias que la ley les impone.

Los gatos y los perros (machos), tampoco se hacen cargo de sus crías.

(1) «A éste lo quiero para mí»
«Hacen una linda pareja»
«Soy celosa con quien estoy en celo»
«La suerte de la fea...»
El robo vengativo de maridos

(2) Nos comportamos como perros y gatos

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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto, muchos de los hombres divorciados no cumplen con las pensiones que se les imponen.
También es cierto que cuando quien se queda con los hijos es el padre, son muchas las mujeres que hacemos lo mismo.

Ingrid dijo...

La convivencia -y sin llegar a la convivencia- tener pareja estable no es fácil. Si se logra o no, depende según mi parecer, de la suerte y de la necesidad que tengan ambos de mantener ese vínculo.
Esa necesidad puede pasar por muchos lados, desde el económico, hasta la necesidad de mantener determinada imágen.
A mí me interesa detenerme en el motivo "necesidad de ser amado y de amar".
La primer dificultad está en dar con alguien que tenga similares necesidades de amor del tipo "amor de pareja". Porque necesidad de amor la tenemos todos, pero la satisfacemos de distintas maneras: los hijos, el éxito profesional, la fama y popularidad, la estima y respeto de los demás, etc.
Si damos con la persona que necesita pareja, con una intensidad similar a como la necesita uno, ya encontramos una aguja en un pajar (exagerando un poco).
Pero inmediatamente surge una segunda necesidad profundamente ligada a la primera: necesitamos que esa persona sea muy parecida a nosotros, al menos en algunos puntos que por una razón u otra nos resultan muy sensibles. Justamente, y valga la redundancia, necesitamos una persona con una sensibilidad parecida, que vibre con lo mismo que nosotros vibramos.
Es una enorme ofensa que alguien a quien amamos sea indiferente a lo que para uno es apasionante.
De tdos modos las parejas con un nivel de madurez aceptable lo comprenden y lo toleran. El punto está en no tolerar con resignación, porque eso nos aleja del otro y termina por destruir el amor, transformándolo, en el mejor de los casos, en una especie de compañerismo sin mayores sobresaltos.

Alicia dijo...

Las historias entre hombres y mujeres merecerían tener finales mejores.

Alfonso dijo...

Las aves se comportan de una manera más afín a los dictámenes de nuestro Súper-yo (evolucionado). En general son monógamas y ambas cuidan a sus crías.

Sarita dijo...

El instinto no falla; o sí?
Al menos lo que es a las hembras humanas nos falla mucho...

Milton dijo...

Qué nos sucede?
Parecería que el instinto está buscándonos salida muy a menudo.
Quizás estamos virando lentamente hacia otra forma de organización social.

Marcia dijo...

Es una buena noticia la capacidad de nuestro instinto. Seguro que no me inclinará a convocar un hombre portador de HIV como padre de mis hijos.

la gordis dijo...

Yo no paro de seducir, pero el hombre de hoy se resiste a la gordura.

Aldo dijo...

La gordis está más que traumada. Qué pasa nena? A mí me gustan las gorditas y las gordas. Y yo no soy gordo, ni flaco; en ese sentido soy completamente "normal".
No dejes que te laven el cerebro. Podés gustarle a muchos hombres, sobre todo desde el punto de vista sexual (que es al que creo nos estamos refiriendo). En lo demás será cuestión de conocerte. Puede que lo que repela en ti (si es que eso realmente sucede) sea otra cosa y no la gordura. De pronto algo que tú no quieras, o mejor dicho, no puedas ver.

Olga dijo...

Las mujeres que usamos fuertes fragancias, querremos seducir? Me lo pregunto porque de hecho estamos tapando nuestro perfume natural.

Irma dijo...

Siempre he soñado en secreto, que el mejor padre para mis hijos sería su pediatra.