Para ganar el dinero necesario para vivir, dependemos de la información personal que obtengamos y entreguemos (intercambiemos) con quienes conforman nuestro mercado laboral y/o comercial.
Existe un pequeño grupo de personas que depende muy poco de los demás. Me refiero a quienes viven en un terreno donde cultivan lo necesario para alimentarse, abrigarse y protegerse de la intemperie.
Los demás vivimos del intercambio, de los vínculos, de la socialización.
Mi esfuerzo colabora con las necesidades y deseos de otros y estos, con su esfuerzo, colaboran con las necesidades y deseos míos.
Así, día tras día, hasta que también otros cavarán mi última morada.
Nuestra naturaleza nos dotó del instinto gregario gracias al cual buscamos a nuestros semejantes para ayudarnos, acompañarnos, reproducirnos.
A este instinto le agregamos el conocimiento que vamos coleccionando de los demás. Esa asociación (vinculación) con los demás depende fuertemente de lo que sabemos del otro: qué idioma habla, qué conocimientos, necesidades y preferencias tiene.
Por ejemplo:
— El comerciante sabe que su proveedor quiere comprar barato y vender caro, cada uno de los productos en los que se especializa;
— El docente sabe qué conocimientos previos tienen sus alumnos;
— Antes del casamiento, ellos saben vida y obra del futuro cónyuge.
Es posible suponer que existe una proporcionalidad entre la cantidad de información que intercambiamos y las posibilidades de conseguir, conservar y optimizar nuestros ingresos económicos.
Esa cantidad de información intercambiada está integrada
— por lo que averiguamos de los demás (estudiando, preguntando, participando en partidos políticos, religiones, gremios, redes sociales); y
— por lo que informamos, dejamos saber de nosotros utilizando los medios mencionados anteriormente.
En suma: casi la totalidad de los humanos nos ganamos la vida si estamos inscriptos en una red de intercambios de información personal en la cual son principales los datos sobre las necesidades, deseos y preferencias.
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9 comentarios:
Si buscas trabajo, es importante que otros lo sepan.
Ser una persona participativa en los colectivos de los que uno forma parte, multiplica las posibilidades de trabajo.
Nuestro mercado laboral y/o comercial, se ha ampliado en igual medida que nuestras posibilidades de comunicación.
Cuando no existía el teléfono, vivir solo era un riesgo porque en caso de enfermedad quedabas aislado. Eso nos da una pauta de lo que han cambiado nuestras posibilidades a partir de la evolución de las comunicaciones.
Estoy inscripta en una red de intercambios de información personal dedicada a contactar empleados y empleadores. Por ahí me entero de un montón de oportunidades y además me sirve para tener una idea de qué se está pidiendo.
No podemos controlar lo que dejamos saber de nosotros mismos, ese es un riesgo.
Nosotros conseguimos trabajo averiguando quien sale con dinero del banco.
Estoy en más redes que el hombre araña... pero siempre uso heterónimos.
Si se trata de intercambiar información, uno tiene que estar dispuesto a que lo vean.
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