viernes, 19 de agosto de 2011

El deseo es inconveniente

Porque las mujeres necesitan disimular su deseo de copular con el hombre que les interesa, nos enseñan a disimular todo tipo de deseo.

En otro artículo (1) comento que la mujer tiene que disimular su interés por el hombre que la embarazará porque de no hacerlo seguramente él podría desentenderse de la parte de responsabilidad que asume al fecundarla.

Los humanos, como otros animales, tenemos mal repartido el compromiso vital con la conservación de la especie porque las hembras asumen una cuota infinitamente mayor a la cuota de los machos.

Como somos una especie tan vulnerable, que demora tanto en alcanzar la adultez, la que tarda más en desarrollarse lo suficiente para hacerse cargo de fecundar y proteger a los nuevos ejemplares (niños), hemos elaborado un conjunto de usos y costumbres que denominamos cultura.

En suma: los humanos tenemos un desempeño igual o superior a otras especies porque creamos normas de convivencia que se mezclan con los instintos hasta convertirnos en seres viables, capaces de sobrevivir a pesar de nuestra debilidad congénita.

En otras palabras, si no fuera por las costumbres, organizaciones, leyes, familias, no sobreviviríamos.

Como digo al principio, las mujeres tienen que simular ser conquistadas por los varones para que esta cultura imprescindible y complementaria de los instintos, nos permitan vivir muchos años.

Si nuestra madre (esa mujer que aparentó ser conquistada) tuvo que reprimir su deseo de tener sexo con nuestro padre sin ningún disimulo, seguramente nos trasmitió, sin quererlo, la idea de que debemos ocultar nuestros deseos para no salir perjudicados.

Así como la cultura le impuso a mamá “hacerse rogar”, “reprimir su deseo de hacerse embarazar” para asegurarse de que papá no nos abandonara, tampoco son convenientes otro tipo de sinceridades, confesiones, demostraciones.

Quizá somos pobres porque exageramos la represión de nuestros deseos.

(1) La histeria aparente

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10 comentarios:

Rosa dijo...

Con lo de "hacerse rogar" hay que tener mucho cuidado. Los varones cada vez insisten menos. (la oferta es abundante)

Adela dijo...

Quiere decir que si la mujer se muestra desinteresada el varón se va a sentir más comprometido? Lo dudo.

Maruja dijo...

Ellos por lo general se desentienden de la responsabilidad que asumieron al fecundar a la mujer cuando se separan, es decir, cuando la mujer perdió todo interés en ellos.

Evaristo dijo...

Nos enseñan a disimular el deseo para tener mayor control sobre las pasiones.

Lautaro dijo...

La entrada de la mujer en el mercado laboral, aún no iguala la responsabilidad en la crianza de los hijos. Probablemente nos manejemos con la siguiente lógica: si ella lo tuvo nueve meses dentro, es suyo.

Yoel dijo...

Una forma de sobrevivir sin tener que soportar el peso de la cultura, sería que cada recién nacido fuera adoptado por una familia de monos. Ya está probado; a Tarzán le dio resultado.

Adrián dijo...

Junto con ud. creo que la represión de los deseos puede manifestarse bajo la forma de pobreza. Quien permite que sus deseos afloren a la superficie, es aquel que logra vencer la represión. Si la represión es vencida cuando se trata de buscar la satisfacción, no existirán diques inconscientes que limiten nuestras posibilidades de vivir en plenitud. Está claro que la plenitud no depende únicamente del dinero, pero todos sabemos como ayuda.

Andrea dijo...

Las mujeres que se hacen rogar no son abandonadas porque el hombre queda siempre enganchado a la sensación que le quedó, de todo lo que le costó conquistarla.

Verónica dijo...

Me parece que el enganche del varón con la mujer que se hace la difícil, no viene por el lado que dice Andrea, sino por una cuestión narcisista de sentir que pudo con esa mujer. Una conquista demasiado fácil, en realidad no es conquista, es regalo. Y ya sabemos (porque Fernando bien nos ha ilustrado) que los regalos no son inocentes, sino que siempre buscamos sacar provecho de ellos.

Selva dijo...

En este caso, reprimir sin disimulo suena extraño, porque acá reprimir equivaldría a disimular un deseo. Creo que lo ha hecho a propósito, para llamarnos la atención, porque ud. no da puntada sin hilo.