miércoles, 17 de agosto de 2011

Siempre estamos subordinados

Los ciudadanos tenemos vocación de subordinados aún cuando formalmente seamos acreedores (en tanto depositamos nuestros ahorros en ellos) de instituciones tan prestigiosas como los bancos.

¿Qué es un banco? Es una persona jurídica (una institución, una empresa, una organización) que ha construido una fama de buena pagadora, confiable, respetable, digna, honorable, infalible.

No estoy diciendo que un banco es un prestamista, alguien que presta dinero a quienes no lo tienen, un conjunto de personas que se hicieron millonarios cobrando intereses a quienes menos pueden pagarlos o una asociación de inescrupulosos usureros que lucran con las penurias de los pobres, necesitados, menesterosos.

La cara visible, prestigiosa, que merece la mayor atención de los seres humanos que dirigen una institución financiera es la de ser infalibles buenos pagadores. ¿Por qué?

Porque estas personas jurídicas piden y quieren ser deudoras, necesitan que las personas físicas (particulares, ciudadanos comunes, gente como usted y como yo) depositen sus ahorros en él.

Lo que habitualmente llamamos depósito no es otra cosa que un préstamo que le hacen los clientes quienes, a partir de ese momento, se constituyen en acreedores de la institución (el banco le debe a los clientes el depósito que estos hicieron).

Observemos un tema de categorías, valor, significación, importancia.

Por un lado los ciudadanos comunes (honestos, trabajadores, que respetamos los contratos), sentimos que nuestros acreedores (a quienes debemos dinero, a quienes pagamos alquileres, cuotas mensuales, consumos), son personas que parecen ser más importantes que nosotros.

La sensación subjetiva es que los acreedores son personas a quienes les debemos dinero, respeto, cumplimiento, porque de lo contrario la Ley nos castigará.

Sin embargo, cuando somos depositantes de un banco, el banco es nuestro acreedor pero seguimos teniendo la sensación de que el banco es más importante que nosotros, que tenemos que respetarlo, que nos subordina.

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7 comentarios:

Lorena dijo...

Cierto! Qué maravilla!
Ahora me siento más poderosa.

Elbio dijo...

La sensación subjetiva de que al banco le debemos respeto, no deja de ser correcta.

Milton dijo...

En el fondo estamos subordinados al banco, porque si quiebra nunca podemos estar seguros de qué va a pasar con nuestros ahorros.

Norton dijo...

Los menesterosos no tienen nada que hacer en los bancos. No tienen ahorros ni posibilidad de ser dignos de crédito.

Lorente dijo...

Cómo sacar el dinero de una chanchita flexible como la del dibujo? Habrá que tironear hasta descuartizarla, o utilizar un objeto cortante.

Martín dijo...

No lo había pensado así. Es verdad que sólo los bancos tienen vocación de deudores. (aparte de mi madre)

Chapita dijo...

Me gusta que se me llame persona física. Siento que estoy vivo.