domingo, 11 de septiembre de 2011

Nuestros niños se desarrollan saludablemente

Los adultos (padres, gobernantes, educadores) parecemos preocupados porque nuestros niños podrían estar malformándose por exceso de estímulos, recursos, poder de decisión.

En otro artículo (1) compartí con ustedes la observación de que nunca tomamos en cuenta el capital deseo-necesidad. Al cambiar de punto de vista, pudimos pensar que existe una «tolerancia a la saciedad».

Parece razonable que todo el tiempo hagamos hincapié en las molestias (dolor, irritación, enojo) que causan la privación, insatisfacción, frustración, pero puede llevarnos a una meta interesante pensar en cuánta molestia realmente nos provoca la saciedad, es decir, la ausencia de insatisfacción.

Si consideramos que el verdadero motor de la existencia es la necesidad y el deseo (sumados), es posible justificar que ambos son factores positivos, valiosos, imprescindibles para cumplir nuestra única misión de conservar la vida propia y de la especie.

Parados en este lugar podemos considerar:

1) lo que siempre supimos, esto es, que precisamos cierta fortaleza para soportar las carencias, el hambre, la incomodidad, la ausencia de recursos; y

2) lo que ahora estoy pensando con ustedes, esto es, que precisamos cierta fortaleza para soportar la saciedad, la carencia de los «verdaderos motores de la existencia» (la necesidad y el deseo).

Es posible pensar entonces que si una realidad y la otra (la escasez y la abundancia, la carencia y la saciedad, la pobreza y la riqueza) demandan cierta fortaleza para soportarlas, entonces ambas contribuyen a la conservación de la vida propia y de la especie.

Una primera conclusión que extraigo de esta línea de pensamiento es que los adultos (padres, gobernantes, educadores) no tendríamos por qué evitar que nuestros niños tengan un exceso de juguetes, diversiones y hasta de libertad, poder y decisión, pues la naturaleza está construyendo seres humanos adaptados a una nueva realidad que cuenta con más recursos, facilidades, tecnologías, posibilidades.

(1) La tolerancia a la sacieda

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10 comentarios:

Ingrid dijo...

No sé si tiene razón en cuanto a que pueda ser positivo el exceso de recursos y facilidades, pero me parece admirable que pueda pensar con tanta libertad, que no tome el camino fácil de repetir la opinión de la mayoría.

Sandra39 dijo...

Los gobernantes son la categoría de adultos que deberían pensar en cómo distribuir, para que algunos niños no tengan en exceso, ni otros carencias.

Mariana dijo...

Nos han enseñado que los excesos nunca son buenos...

Joaquín dijo...

Me parece que la idea que aquí se expone es la conclusión que surge de 'una línea de pensamiento', como dice Fernando. Desarrollando otras líneas llegamos a conclusiones diferentes, pero creo que para descubrir nuevas posibilidades y encontrar soluciones, no tenemos que cerrarnos a ninguna.

Luján dijo...

Exceso de decisión para los niños puede ser peligroso para su propia seguridad.

Verónica dijo...

La ausencia de insatisfacción me da energía para intentar más cosas. No sé que pasaría si esa satisfacción fuera permanente, pero así, de a ratos, me hace mucho bien.

Laura dijo...

Mis hijos tuvieron exceso de juguetes y siempre estaban por ahí tirados y rotos. Parecía que por tener tantos eran poco especiales para ellos.

Enrique dijo...

El bienestar también puede ser un motor. Que nos vaya bien nos reasegura y motiva.

Osvaldo dijo...

La saciedad se corresponde a la satisfacción del hambre, pero no a otros deseos. Estar conforme con el nivel de ingresos, no implica que no intentemos aumentarlos aún más.

Ma. Eugenia dijo...

La clase media es entonces la más débil?