Por algo es tan difícil conocer el origen de los recursos económicos que necesitan los partidos políticos antes de cada elección.
Uno de los estímulos que me obligó a arrancar con esta idea de buscar las causas de la pobreza patológica fue el sorprendente recato que sentimos por las cuestiones de dinero, superando a la discreción en temas sexuales.
El asunto es serio aunque no dramático.
Es serio porque seguramente esta extraña vergüenza tiene efectos económicos a nivel de personas y también de grandes empresas o países, pero no es dramático porque, al menos directamente, nadie ha perdido la vida por causa del pudor monetario.
Todos tenemos la impresión de que los políticos son personas especiales, diferentes al resto de los ciudadanos, sobre todo por su capacidad oratoria.
Casi ninguno de quienes los observamos en un acto público, en una asamblea partidaria o en la televisión, nos imaginamos respondiendo con tanta claridad y convicción sobre variados asuntos, a veces inclusive enfrentándose en un debate con quien hará todo lo posible para dejarlo mal parado.
Pues estos audaces personajes tampoco pueden hablar libremente del dinero.
Uno de los tantos defectos que tiene el sistema democrático representativo está en que los ricos tienen más recursos para publicitarse y ganar votos, alianzas, lealtades y sobre todo trabajo «voluntario» de «incondicionales» «partidarios» (las comillas tratan de poner en evidencia la «doble intención utilitaria» de estos «devotos colaboradores»).
Efectivamente, las campañas proselitistas anteriores a cada elección son cada vez más costosas (publicidad, mercadotecnia, asesores, encuestas), demandan la colaboración económica de muchas personas, la mayoría de las cuales pretende hacer una inversión y no un gasto desinteresado.
Las leyes que reglamentan ese financiamiento abundan pero saber de dónde sale el dinero que necesitan los políticos sigue siendo un misterio.
El pudor monetario no cede.
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10 comentarios:
A los devotos colaboradores no les da vergüenza revelar su identidad. No lo hacen porque no les conviene mostrar el juego.
Capaz que el pudor es porque hacen dinero igual que las gallinas que ponían huevos de oro.
Creo que los gastos desinteresados no existen.
Los políticos son una clase especial de actores. En lugar de los teatros y las pantallas de cine, ellos prefieren los estrados y las cámaras de TV.
Yo tenía mucha capacidad oratoria, pero la gasté toda dándole explicaciones a mis hijos.
Sucede que Freud, cuando inventó el Complejo de Edipo, no le dio la debida importancia al hecho de que Edipo era un rey, y por lo tanto manejaba mucho dinero. Seguro que con ese tema también andaba complicado.
El pudor está en hablar de la cantidad de dinero que uno posee? O está en darle importancia al tema? Pregunto porque la impresión que da es que la mayoría quiere aparentar que tiene bastante.
Yo creo que más que pudor es alevoso ocultamiento.
El pudor a hablar de dinero desaparece en el gremio, con nuestros compañeros de trabajo, y resucita cuando estamos con familiares o amigos.
A veces el dinero que necesitan los políticos, sale de su propio bolsillo (al menos en parte).
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