domingo, 2 de diciembre de 2012

La emoción de ganar sobre la hora

   
Los triunfos agónicos hacen las delicias de muchos. Para lograr una victoria sobre la hora, es preciso estar perdiendo...siempre.

Ganar por muchos goles no es tan emocionante como ganar en el último minuto después de ir perdiendo durante todo el partido.

Claro que un juego no es más que un juego, por lo menos cuando no hemos apostado a un cierto resultado todo el dinero que tenemos para vivir junto al resto de la familia.

La emoción, el peligro, la agonía y la salvación final son sensaciones maravillosas... para algunas personas, mientras que para otras es una situación desagradable, penosa, insufrible.

Además de ser aptos para disfrutar con el dolor que produce la angustia, lo cual ya nos está ubicando en una estructura sado-masoquista (1), también es necesaria la aptitud para creer en milagros y en fenómenos sobrenaturales, místicos, religiosos.

Los niños están naturalmente dotados de estas cualidades, especialmente porque su sistema nervioso aún no se ha desarrollado lo suficiente. Ellos aman los juegos, el riesgo, las explosiones ensordecedoras, las películas que aterrorizan, la fiesta de Halloween.

Tanto los niños como los adultos amantes de los triunfos sobre la hora, no solo disfrutan de la ocurrencia casual de estos estímulos sino que están dispuestos a propiciarlos para que ocurran.

En menor medida, todo juego de azar autorizado para mayores de 18 años incluye la posibilidad de participar en un acontecimiento legal, donde quizá tengan una sorpresa tan agradable como la de migrar a otra franja socioeconómica.

Salir de la pobreza repentinamente, es una expectativa tan maravillosa que perfectamente puede convertirse en un estilo de vida el participar en esos grandes sorteos pero asegurándose de ser siempre pobres, pues esta es una condición esencial para tener posibilidades de ascender.

Para disfrutar de los triunfos sobre la hora es imprescindible vivir perdiendo.

Algunas menciones del concepto «sado-masoquismo»:

       
(Este es el Artículo Nº 1.748)


9 comentarios:

Hugo dijo...

Es muy probable que eso de vivir perdiendo se corresponda a un goce sado-masoquista. Sufrir mucho para que luego el placer contraste más con el sufrimiento y sea más intenso. Como quien como muy salado para disfrutar más de la refrescante bebida.

Macario dijo...

Estar perdiendo siempre... otra vez perder!
Esa parece ser la búsqueda de algunos de nosotros.
Lo que más cuesta es confiar.
Lo que más cuesta es entregarse.

Norton dijo...

Salir de la pobreza repentinamente no es más que una ilusión.

Lautaro dijo...

Es verdad lo que dice Fernando, si te mantenés siempre pobre la única posibilidad que te queda es ascender.
La otra es creerte todos los días, cada vez que apostás, que estás ganando. Así se te pasa la vida, apuesta tras apuesta, con la ilusión de ganar; aunque la posibilidad sea remota.

Alberto dijo...

Pienso que apostar a vida o muerte es una forma de salir de la anestesia. Cuando la vida se ahueca, hay que llenarla con algo para sentir.

Marcia dijo...

Yo creo que hay momentos donde te la tenés que jugar, aunque los riesgos sean grandes... Claro, si contás con resto como para enfrentar la derrota.

Roque dijo...

A la mayoría no nos gustan los deportes extremos, sin embargo para una minoría es una forma de vida.

N.A, dijo...

Mi sobrino de 8 años adora Halloween, los cuentos de terror, los monstruos, los lugares -según su propia palabra- ¨tenebrosos¨. A menudo sufre terrores nocturnos, se asusta de un cuadro que hay en casa de mi madre, le tiene miedo a las arañas, cree en los fantasmas y las almas en pena.
Es un niño feliz y también un niño angustiado, que no puede concentrarse en la escuela, no puede escuchar, ni parar de hablar, ni estar fuera de sus fantasías.

Graciana dijo...

Las aves que migran a otra franja socio-económica, encuentran pobrezas similares en la Patagonia y en China.