¿Y si nuestra especie se conserva gracias a que
existen pobres y ricos? ¿Y si nuestra especie corriera peligro de extinción por
falta de desigualdades socio-económicas?
¿Por qué, cuando tenemos que
resolver un problema que afecta a muchos intereses, formamos un equipo de
trabajo (comisión) con, por lo menos, un integrante que represente a cada uno de
esos intereses?
Respuesta: porque los humanos
entendemos el 100% de aquello que nos afecta y un escaso 1% de aquello que NO
nos afecta.
¿Qué nos ocurre a los humanos
cuando una de las partes interesadas es la propia Naturaleza?
Respuesta: como no existe
nadie capaz de representar auténticamente a la Naturaleza ese rol queda vacante
y los que integran la comisión contemplan un escaso 1% de aquello que le interesa a la Naturaleza.
Conclusión: Cuando de cuidar el medio ambiente se trata
literalmente destrozamos a la Naturaleza.
Felizmente somos casi insignificanates y nuestra negligencia
apenas perturba levemente a la poderosa Naturaleza.
Casi todos los seres humanos luchamos, de una u otra forma,
para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, la indigencia de los
seres humanos. No solo luchamos contra la escasez de bienes materiales sino que
también luchamos para evitar las irritantes desigualdades que existen entre
ricos y pobres.
¿Qué opinaría un imaginario representante de la Naturaleza?
Teniendo en cuenta que este infructuoso intento de
erradicación de la pobreza y de las desigualdades económicas tiene milenios de
antigüedad, ese imaginario representante de la Naturaleza quizá nos diga: «No
pierdan el tiempo, humanos! Para que la especie humana hoy tenga 7.000 millones
de ejemplares son imprescindibles la pobreza y las desigualdades
socio-económicas».
Todo puede ser!!
(Este es el Artículo Nº 2.105)
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