domingo, 26 de enero de 2014

Sin diferencias socio-económicas ¿nos estinguiríamos?


¿Y si nuestra especie se conserva gracias a que existen pobres y ricos? ¿Y si nuestra especie corriera peligro de extinción por falta de desigualdades socio-económicas?

¿Por qué, cuando tenemos que resolver un problema que afecta a muchos intereses, formamos un equipo de trabajo (comisión) con, por lo menos, un integrante que represente a cada uno de esos intereses?

Respuesta: porque los humanos entendemos el 100% de aquello que nos afecta y un escaso 1% de aquello que NO nos afecta.

¿Qué nos ocurre a los humanos cuando una de las partes interesadas es la propia Naturaleza?

Respuesta: como no existe nadie capaz de representar auténticamente a la Naturaleza ese rol queda vacante y los que integran la comisión contemplan un escaso 1% de aquello que le interesa a la Naturaleza.

Conclusión: Cuando de cuidar el medio ambiente se trata literalmente destrozamos a la Naturaleza.

Felizmente somos casi insignificanates y nuestra negligencia apenas perturba levemente a la poderosa Naturaleza.

Casi todos los seres humanos luchamos, de una u otra forma, para combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, la indigencia de los seres humanos. No solo luchamos contra la escasez de bienes materiales sino que también luchamos para evitar las irritantes desigualdades que existen entre ricos y pobres.

¿Qué opinaría un imaginario representante de la Naturaleza?

Teniendo en cuenta que este infructuoso intento de erradicación de la pobreza y de las desigualdades económicas tiene milenios de antigüedad, ese imaginario representante de la Naturaleza quizá nos diga: «No pierdan el tiempo, humanos! Para que la especie humana hoy tenga 7.000 millones de ejemplares son imprescindibles la pobreza y las desigualdades socio-económicas».

Todo puede ser!!

(Este es el Artículo Nº 2.105)


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