viernes, 31 de enero de 2014

Ni socialismo ni capitalismo

Entre miles de causas que provocan la pobreza, una puede ser que los pueblos no logran organizarse ni como socialistas ni como capitalistas.

Esperamos que los integrantes de una familia realicen el mayor aporte (en dinero, en trabajo, en cuidados) y que, a la vez, hagan el menor gasto posible de los recursos que comparten.

El socialismo propone aplicar este modelo a toda la sociedad. El capitalismo no.

El modelo socialista propone que el pueblo viva organizado como una gran familia y el capitalismo propone que el pueblo viva organizado como si estuviera en una gran empresa con fines de lucro.

Las diferencias entre uno y otro modelo son las suficientes como para que ambos tengan defensores y detractores. Algunos desean vivir toda la vida en una familia (socialismo) y otros quieren aplicar ese modelo estrictamente al hogar que logren formar.

Parecería ser que el socialismo funciona bien sin democracia, así como una familia funciona bien si el liderazgo (padre, madre, hijo mayor) se conserva a lo largo de los años.

En otras palabras: es posible pensar y vivir como en una familia donde hay un presidente vitalicio, un dictador, un tirano o cualquier otra figura no democrática.

Por el contrario, no es posible un capitalismo sin democracia, sin propiedad privada, sin libre circulación de bienes y personas, sin libertad de asociación, de expresión, de culto religioso.

Ahora les propongo una causa (entre miles) de la pobreza:

Las tiranías no son eficientes para estimular la productividad. Por esto el modelo socialista-familiar necesita un pueblo que adhiera a la pobreza sin rebelarse contra el tirano. Los pueblos tiranizados suelen ser pobres.

A su vez, los regímenes democráticos son tan débiles que, entre las libertades que conceden está la de permitir funcionamientos socialistas, postergando en todo lo posible comunicarle al pueblo que el bienestar es un logro individual que depende de lo que cada uno aporte a la riqueza colectiva.

Como es demasiado antipático proclamar «¡Ciudadanos, que cada  uno se arregle como pueda!» (lo cual implicaría perder popularidad y votos), se implementan verdades a medias con las que se logra un tercer tipo de organización social, caracterizada por no ser ni una familia ni una empresa sino un lugar donde el tiempo pasa y los políticos solo se preocupan por mantenerse en el poder ¡y que los ciudadanos se arreglen como puedan!

(Este es el Artículo Nº 2.110)


1 comentario:

Enrique Snyder O dijo...

En la vida comunitaria siempre hubo superhabit, el ejemplo de monasterios es un modo de darse cuenta de ello.
No es que la sociedad deba vivir religiosamente, pero sí es evidente que una vida comunitaria favorece mucho la calidad de vida.
El problema es pasar de lo local a lo macro... en lo local se puede construir sociedad que conjunte el esfuerzo productivo con el compartir solidario, pero cuando se trata de sociedades de varios millares o hasta millones ello se torna casi imposible.
Un camino gradual sería deseable...
No se puede ser tan reduccionista como socialismo vs capitalismo, esos sistemas ya pasaron a la historia por su obsolecencia e ineficacia.
Lo que se requiere es una construcción que admita la complejidad social.