Para poder elegir es imprescindible des-elegir y esto es lo difícil.
Vivo en Montevideo, capital de Uruguay. Es chiquita comparada con otras capitales, pero para nosotros es la ciudad de mayor tamaño.
Una señora conocida decidió comprar un nuevo monitor para su computadora y luego de recorrer los bien provistos comercios de ese ramo, decidió postergar la compra para cuando tuviera que visitar una (aún más) pequeña ciudad del interior.
¿Motivo? En esta ciudad encontró sólo dos modelos de monitor para su PC y no le dio trabajo alguno rechazar el que menos le gustaba. La elección le resultó sencillísima, no se vio abrumada por la necesidad de tener que rechazar todos los que debía rechazar consultando los comercios de Montevideo.
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16 comentarios:
Mi madre es una de las que dice que cuando el hombre se casa el mismo día se divorcia de todas las demás mujeres. Reconozco que suena ingenioso por comenzando por su segundo marido, por su único hijo varón y por una legión de otros varones que conozco, no deja de ser una expresión de deseo bastante insostenible.
A mi no se me ocurriría irme a un lugar con menos ofertas para poder resolver este problema, pero reconozco que nunca voy a comprar nada sola y prefiero ir con mi hija la más chica que es la personas más odiosa que conozco en mis 51 años. Ella prácticamente encuentra que todo lo que elijo es una porquería, una basura, tenés un gusto horrible, cómo te vas a poner eso pedazo de una ridícula, sos una vieja chota, ya entraste en el bajón y sos irrecuperable. Con este asesoramiento sereno y ponderado, no me cuesta casi nada des-elegir cualquier variedad por abundante que sea.
Un personaje muy conocido en la facultad de psicología de mi país, nunca pudo salvar un examen de segundo año pero, café mediante, me contó en tono de confidencia clandestina que el ser humano disfruta dudando porque el movimiento mental 'lo compro-no lo compro' emula el entrar y salir del pene y que eso es lo suficientemente excitante y placentero como para no abandonar nunca la actitud dubitativa-fornicadora.
Si todavía lo recuerdo es porque me pareció inteligente y estoy dudando sobre la justicia de las mesas examinadoras que interpusieron un verdadero piquete como corte de ruta ascendente de alguien que hoy podría ser un referente. Pero que 'el sistema' es geniecida ya está suficientemente demostrado.
Me parece que lo único que está diciendo es que "no hay felicidad completa". Yo se los digo mucho más cortito.
La variedad de un menú puede ser conveniente para un mercado que sólo quiere estimular el consumismos porque más de uno con recursos suficientes, ante la duda, terminará comprando más objetos parecidos de los que necesita.
Vivo en Rosario que los que conocen dicen que se parece mucho a Montevideo. Por lo menos en eso somos parecidos porque acá las casas que venden cosas para computadora ofrecen tantas cosas iguales pero diferentes que me siento una inútil, preguntándole al jovencito que recién aprendió a atarse los zapatos y él me responde con tono de experto de la NASA y al final todo esto es una situación incómoda que no debería serlo porque parece bueno que tengamos mucho para elegir. A mi que me perdonen, me molesta tener tanto para elegir, sobre todo entre cosas que al final son todas iguales.
Naturalmente que esto va en gustos. Yo vivo en Carlos Paz y prefiero viajar a Buenos Aires para hacer mis compras más queridas porque la variedad no me angustia sino que me alegra. Claro que de mis amigas soy la única que tiene esta posibilidad porque las otras trabajan y tienen hijos y no deja de hacerme sentir bien que pueda diferenciarme sin causarles daño.
Deselegir sin duda es dramático porque el deseo no tiene límites y uno no quisiera desechar ninguna buena posibilidad que le presente la vida. Pero como somos seres limitados (no bobos, con límites) no nos queda otra que deselegir (me encantó esa palabra).
Cuando hay que elegir una carrera u oficio para estudiar que determinará nuestro futuro laboral ¡ahí sí que está difícil!
Siempre quise ser maestra, igual que mi madre. Lo tenía claro desde muy niña. Pero cuando tuve que elegir pareja, tuve las dudas existenciales más grandes de mi vida.
Si Olga tuvo tantas dudas para elegir pareja es porque no sentía nada fuerte por ninguno de los que andaban en la vuelta.
En mí he descubierto que cualquier tipo de elección, por más banal que sea, me resulta dificilísima si estoy deprimida.
Cuando se trata de objetos de consumo cotidiano o de comida, cuanto más variedad haya para elegir mejor.
Me llama la atención la gente que elige blanco o negro, siendo que hay tantos matices.
La falta de información y no saber lo que se quiere, son factores que entorpecen el acto de elegir.
Lo peor son todos los que no te eligen: para un trabajo, como amigo, como pareja, como confidente, para divertirse, para dormir, para casarse, como amante, como enemigo ... y toda la lista que se te pueda ocurrir.
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