miércoles, 2 de julio de 2008

No era necesario pero ¡muchas gracias!

Si usted visita a menudo estos blogs habrá constatado que intento mostrar la cara A y la cara B de la moneda sólo en aquellos casos en que la moneda (metáfora por «los hechos de la realidad») suele mostrarse de un sólo lado.

Dar propina es un gesto muy simpático y amable que gratifica a quien nos prestó un servicio. Seguramente que esa persona hará buen uso de ellas y no sería extraño que tuviera organizada su vida contando a este ingreso como infalible así como también habrá desarrollado la destreza de generar nuestro «gesto simpático y amable».

Me llama la atención que las propinas son bienvenidas por ciertos trabajadores y ofensivas para otros trabajadores. Darle una propina al cardiólogo o al abogado seguramente molestará al destinatario. ¿Por qué?

La explicación más sencilla que se me ocurre es la siguiente: los trabajadores que reciben propina de buen grado en realidad están viviendo parcialmente de una limosna porque no son capaces de entregar un servicio tan valioso como para obtener un salario digno. Los que no reciben propina sí son trabajadores cuyo servicio es digno y valioso.

En suma: la propina confirma que el destinatario es incapaz de ganarse el sustento suficiente porque depende de la generosidad ajena. Es un trabajador con rasgos de mendigo.

●●●

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando era bien joven trabajé manejando un taxi y me ponía muy contento recibir propinas, y pensaba que la gente más generosa era la más bella. No me siento muy identificado con la conclusión de este artículo.

Anónimo dijo...

En términos de un racionalismo extremo, considero que ud tiene razón, pero -repito- en términos de un racionalismo extremo. Quizá lo extremos sean malos.

Anónimo dijo...

Mis empleados reciben propinas y yo cuento con eso para pagarle un salario legal entendiendo que cada uno sabrá como llegar a los mejores ingresos dentro de mi establecimiento. Los clientes no parecen desconformes. Todo funciona. No tengo nada que modificar.

Anónimo dijo...

Mi padre también tiene un restaurante y a veces se pone paranoico pensando que los mozos regalarán algo de sus productos para mejorar las propinas. Es todo un tema éste.

Anónimo dijo...

No me gusta visitar Estados Unidos porque ahí todo funciona con propina y porque no usan bidé. Lo de Irak me tiene sin cuidado.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que encuentro un texto donde se critica la propina. Todo el mundo está de acuerdo o la ignora y me parecía que yo era la única histérica que me molestaba.

Anónimo dijo...

Está equivocado licenciado, los cardiólogo y los abogados también reciben propinas pero tienen que ser enviadas a sus casas, en forma de regalos, tienen que ser de gran valor. Ellos no se ensucian las manos tocando el vil dinero pero descorchan perfectamente una botella de champagne francés: Doy fe.

Anónimo dijo...

Hasta hace un tiempo atrás no podía soportar que me mostraran "la otra cara de la moneda" (como dice ud), pero ahora me hice asiduo lector de sus blogs porque me interesa -y mucho- conocer qué otras formas existen de ver lo mismo. Estoy más tolerante con las disidencias.

Anónimo dijo...

Soy cristiano de alma y tengo un elevadísimo concepto de los mendigos. Ellos son para mí la reencarnación de nuestro Señor Jesus Cristo y adoro verlos y cuando les doy una limosna me siento el hombre más feliz de la tierra. No les tengo lástima, les tengo respeto y admiración, entre otras cosas porque yo no tengo el valor ni la fortaleza de vivir con tanta frugalidad.

Por supuesto que doy las propinas más generosas que me permite mi disponibilidad económica.

Anónimo dijo...

No puedo dejar de dar las propinas que se acostumbran en cada lugar pero cuando me parece que no me atendieron bien, le pido a mi esposa que pague ella porque no le cuesta nada pagar lo justo.

Anónimo dijo...

Admiro a las personas racionales porque para mi es imposible y sufro siendo tan sentimental y tan apegada a la solidaridad cristiana. Me gustaría ser un poco más fría pero no sé si podría ser feliz. Por ahora no me va nada bien siendo tan 'mano abierta'.

Anónimo dijo...

Mis padres acostumbraban todos los fines de año regalarle una botella de whisky a mi pediatra. ¡Qué al pedo!

Anónimo dijo...

La propina que más me molesta dar es la del taximetrista. Ya bastante cara es la tarifa.

Anónimo dijo...

Estuve casada con un tipo de guita. Cuando salíamos a comer dejaba cada propinas que siempre tuve la tentación de llevarlas a mi bolsillo

Anónimo dijo...

Yo pienso que a la gente propinera le gusta hacer ostentación de poder.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con su planteo. Cuando un trabajo no es calificado se paga mal y el complemento del magro salario son las propinas.

Propongo que los chicos antes de salir al recreo dejen una propina a la maestra.

Anónimo dijo...

No veo por qué a los tacheros les dejan propina y a los colectiveros no.