Todos nos ganamos el sustento actuando dentro del mercado.
Algunos ciudadanos pasan toda su vida encapsulados en sectores de la economía lo suficientemente cerrados como para que no tengan necesidad de conocerlo. La mayoría, trabajan en mercados abiertos, esto es, cambiantes, mutantes, que se modifican cada poco.
El caso típico del primer grupo son las empresas del estado y el caso típico del segundo grupo, es la empresa propia, para la que trabajamos (cliente) o en la cual trabajamos (empleador).
Más incómodo que una piedra en el zapato, es la incertidumbre sobre qué ocurrirá, qué poseeremos, cómo estaremos.
Racionalmente, «el futuro no existe»; subjetivamente, podemos imaginar un mañana, y si la fantasía es muy intensa, podemos decir que vemos el futuro.
Esta actividad cuenta con un altísimo nivel de fracaso, acompañado sistemáticamente de un altísimo nivel de tolerancia al error.
Entremedio, los pronosticadores, ejercen su influencia hasta donde pueden, para que sus vaticinios se cumplan.
Por ejemplo, si un médico hace un pronóstico sombrío mientras estamos internados en su institución, estamos en problemas porque, inconscientemente, podría hacer (o dejar de hacer) algo para cumplir su presagio negativo.
La incertidumbre mal tolerada (generalmente presente en personas con baja tolerancia a la frustración, ansiosos, deprimidas), tiene una especial predisposición a imaginar o comprar predicciones.
Tanto puede recurrir a la astrología, como a expertos que se ofrecen como adivinos, como a las propias suposiciones.
Esta producción imaginaria, siempre está condimentada (o contaminada), por los deseos de quien redacta el futuro.
Si cuando tomamos decisiones (endeudarnos, concebir un hijo, contratar otro colaborador), incluimos estos datos imaginarios, toda la decisión queda debilitada porque ese componente no es confiable.
En suma: El temor al futuro nos induce a imaginarlo alegremente, generando así las condiciones para que las decisiones estropeen el futuro.
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Adivina adivinador
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9 comentarios:
Pienso que tenemos que ser capaces de hacer esfuerzos con miras a procurarnos un buen futuro, pero teniendo siempre en cuenta que multiplicidad de hechos impredecibles pueden cambiar las cosas.
Las empresas del estado también te dan sus sorpresas cuando te ofrecen el retiro incentivado.
Mire, si la piedra en el zapato está todo el tiempo, todos los días, y no existe ninguna posibilidad de poderla sacar, prefiero la incertidumbre.
Los pronosticadores tienen un gran conocimiento del ser humano y una observación muy aguda. Muchas veces se cumplen sus predicciones porque utilizan la lógica y extraen información de la gestualidad del consultante y de sus tonos de voz.
Me apena que las pequeñas empresas cierren, en su mayoría, antes de cumplir su primer año de edad. Es una enorme mortalidad infantil!
Da una sensación de seguridad enorme creer que uno es capaz de predecir el futuro. Lo curioso es que a quienes les gusta tener esa habilidad, el futuro que preveen es el positivo.
A veces las predicciones son un poco graciosas. Por ej: una amiga te puede decir "sabía que iba a encontrarme contigo" y resulta que en ese momento estaba pasando por la puerta de tu casa. En fin, cada uno se procura seguridad y satisfacciones como puede.
Los mercados mutantes
son muy desconcertantes
fuiste un día y vendían guisantes
pero al otro estudiaban pasantes.
No debes asustarte
con los mercados mutantes
conocerlos es un arte
pero nunca vayas antes
si es que pueden cocinarte.
Hay mercados que te comen
no dejes que te roben.
Estate atento a sus cambios
no te caigas del andamio.
Yo me la pasé encapsulada, aunque en la Luna no estaba.
Creer que conocemos el futuro porque alguien nos lo vaticinó, puede sugestionarnos a hacer todo lo posible para que ese futuro se cumpla.
Cuando se tiene una fe operativa, no se quiere perder.
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