sábado, 12 de febrero de 2011

No hay mal que por mal no venga

Los pacientes del psicoanálisis no pagan para que los profesionales tengan ingresos económicos, sino como condición imprescindible para recuperar la salud.

Cualquiera diría que el dinero que un analizante le entrega a su analista, es para pagar el tiempo que éste le dedica, o por las recomendaciones que pudiera darle, o por el ejercicio de un misterioso arte de modificar los pensamientos patológicos que lo atormentan.

Esta suposición se sostienen en la creencia de que la cura psicoanalítica es como cualquier otra transacción comercial, tales como:

— Le entrego dinero al panadero porque este me entrega pan;

— le entrego dinero al sanitario porque este desobstruye una cañería;

— le entrego dinero a un taxista porque este me traslada.

Pues bien, así funcionan las transacciones en un sistema capitalista, excepto con los psicoanalistas.

Lo único que importa en un tratamiento psicoanalítico es que el paciente cuente con la mayor cantidad de posibilidades de terminar con los insoportables padecimientos psíquicos que lo obligaron a consultar.

La entrega de dinero es curativa en sí misma.

Por ejemplo:

«En tanto le pague al psicoanalista para que me quite un conflicto y en tanto utilice dinero que poseo porque lo gané con mi esfuerzo y privándome de darme algunos gustos, estoy reconociendo interiormente que la enfermedad es de mi estricta responsabilidad. Pago mi curación porque no es culpa de nadie.»

Lamentablemente, todas las enfermedades pueden tener algo placentero porque nuestra psiquis, en un desesperado intento de consolarse por el daño que le tocó padecer, se inventa atenuantes del tipo «no hay mal que por bien no venga».

Obsérvese que una consigna tan mística, milagrosa y sobrenatural, alienta al sufriente a quedarse enfermo, esperando ese bien que le promete el refrán.

Quien paga con su esfuerzo personal, demuestra ante sí mismo, que realmente no quiere ese beneficioso padecer.

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12 comentarios:

Martín dijo...

Mi madre no sé cómo hace pero siempre le saca beneficios a su padecer. Me encarga que la atienda día y noche porque tiene dificultades para caminar. Pero es feliz cuando arrastra sus muletas hasta la comisaría del barrio y denuncia (promedio dos denuncias por mes), los comportamientos incorrectos de los vecinos y los míos! Su padecer es lo que le permite continuar con estas conductas, de lo contrario ya no le haríamos caso.
Me alivia darme cuenta que de a poco me animo a abrirme con ustedes.

Ingrid dijo...

Laura, mi hermana, es de esas que creen que no hay mal que por bien no venga, y que los pecados se pagan acá en la Tierra. POr supuesto sus creencias se confirman porque siempre es posible asociar un hecho bueno a otro malo que sucedió anteriormente. Con respecto a los pecados que se pagan en plena vida, alcanza con estar atento a las cosas malas que le pasan a la persona en cuestión (olvidando que nos pasan a todos) e interpretarlas como castigo a sus maldades.

Elías dijo...

El paciente hace uso del beneficio que le genera el padecer, de manera inconsciente la mayor parte de las veces. Además -y esto quizás sea más grave- se resigna a sus malestares, considerándolos parte de su destino. Por lo tanto la persona queda estancada en su crecimiento.

Alicia dijo...

Estoy de acuerdo en que una terapia debe pagarse para que el paciente ponga parte de su trabajo en el tratamiento (porque el dinero se traduce en trabajo). En algunos casos, este criterio puede variar, cuando el paciente demanda con verdadero interés de salir adelante, pero no cuenta aún con los medios como para retribuir el trabajo del terapeuta. De todos modos en esos casos, el pago se puede diferir, por ej, esperar a que el paciente progrese en la resolución de sus conflictos y consiga trabajo.

Filisbino dijo...

El psicoanalista también brinda un servicio: le pago porque me ayudará a cambiar y ese trabajo para mí es muy valioso.

Isaías dijo...

También están los ventajeros, que pudiendo pagar intentan obtener beneficios que fueron pensados para una población más carenciada.
Con esa mentalidad difícilmente logren llegar a buen puerto, porque la relación analista/paciente, tiene que ser honesta, como prolegómeno para ser honesto con uno mismo.

Ingrid dijo...

Para que se cumpla lo que un paciente necesita del tratamiento (mitigar y hacer tolerables sus padecimientos psíquicos), quien debe asumir el protagonismo es el paciente. El analista por si solo no puede resolver nada. El paciente debe poner esfuerzo, valentía, soportar angustias y ansiedades, tratar de manejar la frustración.

Eduardo dijo...

Tengamos presente que la salud se recupera, pero no se gana de una vez y para siempre. Ser lo más saludables posible depende de lograr mantener un equilibrio interno que se puede llegar a manejar con bastante éxito.

Oriente dijo...

El psicoanálisis es una corriente dentro de la psicología. Existen otras que sí ponen el énfasis en modificar conductas y pensamientos, mediante las directivas que propone el psicólogo. Cada cual tiene derecho a averiguar cuál de esas corrientes le da resultado.

Carmen dijo...

Está bien, la cura psicoanalítica no es como cualquier otra transacción comercial, porque el psicoanalista no entrega un bien o servicio del que sea responsable él, exclusivamente. Entre paciente y analista se establece un vínculo, y de ese vínculo surgirá la productividad.

Manuel dijo...

Ingrid !!!
Mi esposa es como tu hermana Laura...!!!!!

Crick dijo...

No es que no nos pueda atender gratis, lo que pasa es que no les conviene.