martes, 15 de febrero de 2011

Control y descontrol: un precario equilibrio

Quienes no pueden vomitar, dar, perder, sembrar, podrían estar perdiéndose un rápido alivio estomacal, ganancias sustanciosas y una vida sexual plena.

En unos pocos artículos he mencionado el vínculo que existe entre la producción económica y la reproducción sexual (1).

Más recientemente, en otros artículos, he mencionado la relación que existe entre la capacidad de dar, perder y sembrar con las posibilidades de recibir, ganar y cosechar (2).

Ahora intentaré establecer una relación entre ambos conceptos.

Una relación sexual es un intercambio intenso de sensaciones y emociones.

Para simplificar, escribiré sobre las relaciones sexuales entre dos personas de diferente sexo y para lectores que tienen alguna experiencia en el tema.

Hombres y mujeres tenemos algunas características en común, pero lo realmente digno de comentario es que tenemos más diferencias de las que imaginamos.

Los varones pensamos en términos de erección, penetración, orgasmo y eyaculación. Ellas no sé bien en qué términos piensan pero no son tan específicas.

Mi último gran descubrimiento (3) es que para ellas, tener o no orgasmo es algo bastante relativo y que cuando les resulta imperioso, están creyendo que no parecerse al varón es un defecto que habría que superar, aunque sea teatralizando sensaciones que ni les interesan.

En cualquier relación, pero más notoriamente en la sexual, la posibilidad de darse, entregarse, permitir que la naturaleza y el otro hagan lo que quieran con uno, más concretamente, perder el control, es imprescindible.

Cuando en otro artículo (4) ironizaba sobre las dos categorías de la población mundial, capaces o no de vomitar para aliviar una mala digestión, estaba adelantando las pautas de este otro fenómeno.

Es probable que esa parte de la humanidad que trata por todos los medios de no vomitar, quizá se esté perdiendo además de ese alivio, la posibilidad de disfrutar sexualmente con más plenitud.

(1) El orgasmo salarial

Primero cobro y después hago

Menos orgasmos y menos salario

Las mujeres fecundan gratis

(2) El subgrupo de vomitadores voluntarios

La agricultura y los juegos de azar

(3) Los orgasmos inútiles

(4) El subgrupo de vomitadores voluntarios

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10 comentarios:

M. Eugenia dijo...

Cuando hablamos de producción económica, qué sería perder el control?

Alicia dijo...

Quien puede disfrutar sexualmente con más plenitud, está un poco más a salvo de la riqueza patológica. Diría que la riqueza patológica es la necesidad de hacer dinero - ya sea para gastarlo o no - a partir de un impulso incontrolable, que intenta saciar necesidades inconscientes; necesidades insatisfechas que provocan sufrimiento psicológico.

Filisbino dijo...

Lamentablemente no sirve perder el control en cualquier tipo de relación. Son más los vínculos donde hay que mantener el control y sumamente escasos aquellos en los cuales puede ser beneficioso para ambas partes, perderlo.

Marta dijo...

Como mujer digo, que a veces se me hace imperioso un orgasmo, pero que en general no es lo más importante de la relación sexual. Se puede vivir exitación, descontrol, pasión, ternura, y no tener orgasmos.
Creo que es bastante típico en la mujer que en los primeros encuentros con un hombre, encuentros sexuales muy plenos de exitación, no tenga orgasmo. Más adelante la exitación sexual puede disminuir o fluctuar, pero el mayor conocimiento de la pareja, facilita a la mujer el orgasmo.

Lola dijo...

Las mujeres fingimos el orgasmo cuando tropezamos con hombres tan inseguros que sienten la falta de orgasmo en la mujer casi como una afrenta personal. (Es que no te gusto? dicen algunos)

Gabriela dijo...

La teatralización es uno de los componentes de la sexualidad femenina y está presente en la relación sexual. En los hombres casi no existe.
Si se observa con atención las películas pornográficas, esto queda bien claro, sobre todo cuando se muestran relaciones homosexuales.
En una relación heterosexual el comportamiento del hombre y el de la mujer es bien distinto, pero aquí podríamos argumentar que las películas porno están más bien pensadas para un público másculino, y que es por esa razón que la estrella de la actuación deba ser la mujer. Pero en esas mismas películas, la relación entre dos hombres es bien distinta a la relación entre dos mujeres. Parecería que las mujeres siempre tienen la presencia psicológica de un público hacia el cual va dirigido parte de su despliegue amoroso. Entre dos hombres, la relación se cierra sobre sí misma de una manera mucho más evidente.

Anónimo dijo...

Vomito, gasto mi dinero y me voy a casa triste y solo, como perro con la cola entre las patas.

Verónica dijo...

Yo trato de vomitar, me meto los dedos en la garganta, hago arcadas, es tan desagradable! Y no puedo.

Lautaro dijo...

Llevando el tema al plano económico, hay que invertir y arriesgar para ganar... y para perder.
Por eso es tan popular invertir en ladrillos, dicen que es lo más seguro.

Lautaro dijo...

La plenitud, en cualquier ámbito de la vida, te lleva a mejorar en todos los otros planos. Si te va bien en lo sexual, eso te va a ayudar para que te vaya bien en lo económico y viceversa.
En fin, es una forma lógica y optimista de pensarlo.