Luchamos de forma similar contra la pobreza, el sufrimiento y el masoquismo (gozar con el dolor), sin considerar la posibilidad de que nuestra biología funciona mejor si conserva un cierto grado de insatisfacción.
La suerte quiso que Masoch fuera el elegido para representar, para ser el abanderado, quizá también el máximo exponente de algo que hacemos todos para vivir el mayor tiempo posible.
Efectivamente, Leopold von Sacher-Masoch (1836 - 1895) fue un escritor austríaco famoso por que en su novela La Venus de las pieles expone prácticas sexuales objetivamente dolorosas que el personaje utiliza para obtener placer.
Nuestra inteligencia educada según los criterios de la cultura en la que vivimos, rechaza el dolor como fuente de placer. Por eso lo buscamos de formas tan disimuladas que hasta el propio usuario del dolor cree que está siendo víctima de algún sádico imaginario.
La psiquiatría se apoderó del vocablo «masoquismo» porque fue un psiquíatra quien introdujo esa denominación en el libro titulado Psicopatía Sexual (1886, de Krafft-Ebing).
El masoquismo es la obtención de placer al ser víctima de actos de crueldad o sometimiento.
Es considerado una anormalidad, una patología, algo que debe ser tratado y curado.
Sin llegar a la búsqueda de golpes y humillaciones, podríamos admitir que alguien goce privándose inconscientemente de placeres a los que podría acceder si se lo propusiera.
Nuestra cultura rechaza que alguien disfrute privándose de gozar pero podríamos considerar que la falta de necesidades y deseos (2) puede provocar un malestar infinitamente superior a la privación de tener un buen auto, vivir en una casa lujosa, vestir ropa elegante, comer en los mejores restoranes, conocer el mundo, frecuentar divertidos espectáculos artísticos y deportivos,...
En suma: nuestra cultura dice que sufrir es patológico pero no descartemos que la buena salud dependa de contar con algunas frustraciones, carencia, infortunios.
Nota: Las imágenes aluden a que el sometimiento masoquista también se manifiesta en alhajas (collar, caravana, anillo, pulsera).
(1) La pobreza saludable II
La pobreza saludable I
(2) El aburrimiento cerebral
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11 comentarios:
Contar con algunas frustraciones...sí.
Pero vivir en Argentina ya puede ser considerado una exagerada planificación de displaceres.
Qué tal el balance por allá?
Acá en Uruguay? De maravilla!
Que a las mujeres nos guste usar collar no nos asemeja a los perros!
Hay una nota a pie de página que puede dejarte más tranquila, Marcia.
No tengo la menor duda de que no tener deseos ni necesidades es infinitamente peor que desear cosas que no se pueden tener.
Escribir usando tantos 'no' me pone muy negativa, y hay días especiales para eso. Así que mejor me voy por acá.
Un disfrute que proporciona el privarse de gozar, es la sensación de autocontrol.
No será que usted está proponiendo conformarse con lo que hay?
Ya sé que al lado de Masoch no soy nada, pero hago méritos: voy todos los días al gimnasio.
Hay un montón de placeres a los que no accedo por falta de imaginación.
El problema está en que a muchos placeres se accede mediante algún trabajo o pequeño sacrificio, y nuestra tendencia es a dejarse ir, a la inercia.
Otra vuelta podría explicar lo que dice en la nota acerca de las alhajas?
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