viernes, 30 de septiembre de 2011

Cuando el fracaso es exitoso

Hace falta sinceramiento para reconocer que un estudiante NO quiere recibirse (graduarse) para asumir responsabilidad como trabajador.

En algunas ocasiones podemos decir que un fracaso es un éxito.

Si le preguntamos a un estudiante avanzado si quiere terminar sus estudios, recibir un título y comenzar a trabajar, su respuesta será un rotundo y sonoro «SI».

Tan clara será su afirmación que hasta él mismo la creerá.

Sin embargo, casualmente la última prueba, el último examen, la tesis de grado o como se denomine en su lugar de estudio, no podrá aprobarla.

Un problema tras otro irán postergando ese último esfuerzo para recibir «el tan anhelado título habilitante para comenzar a trabajar».

Lo que acá podemos decir sin temor a equivocarnos es que el éxito de este esfuerzo por terminar los estudios ocurrirá cada vez que fracase en lograrlo.

¿Sería justo decir que este estudiante nos y se miente? Sería injusto. Él lucha responsablemente por terminar la carrera pero algo se lo impide, quizá la mala suerte, quizá un sabotaje organizado por los profesores responsables de evaluarlo, o cualquier otro motivo igualmente «razonable».

¿Por qué entonces este joven quiere pero no quiere? ¿Por qué triunfa si fracasa?

La situación que se le presenta es ambivalente.

Por un lado no quiere perder su condiciones de estudiante, teme sufrir, sabe que tendrá que elaborar un duelo si se terminan los motivos para reunirse con sus amigos-compañeros de estudio, desaparecerán las expectativas de futuro (recibirse, graduarse, conseguir trabajo), para tener que vivir en un presente real.

Por otro lado tiene que decir que desea terminar los estudios porque eso es lo que le impone la sociedad (padres, novia, profesores).

La situación demorará en llegar a una solución porque esta depende de un sinceramiento.

Deberá aceptar que no quiere trabajar, hacerse responsable, ser adulto.

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9 comentarios:

la gordis dijo...

A mí me pasa lo mismo que a ese chico que no quiere recibirse, pero con la comida. Yo no miento cuando digo que quiero adelgazar para sentirme mejor, pero también miento. Lo que sucede es que si me siento más segura con mi cuerpo, lo voy a usar con más libertad... y eso es lo que no quiero (es decir, quiero y no quiero).
No sé, capaz que es eso.

Ma. Eugenia dijo...

La foto es de cuando se recibió Cristina Fernández de Kirchner?

Fernanda dijo...

A menudo tenemos dificultades para conseguir lo que queremos. Muchas veces esas dificultades son la consecuencia de conflictos internos. El saboteo de nuestro inconsciente no nos permite alinear la voluntad y el deseo; entonces perdemos la paz, la armonía, la consistencia.
Lo mejor en esos casos es tratar de contactarnos con el deseo reprimido. Sé que en algunos casos es prácticamente imposible, pero en el tuyo quizás no. Al menos no dejes de intentarlo. De todos modos, aunque no sepamos cuál es ese deseo escondido que nos complica las cosas, nos va a servir saber que estamos enfrentándonos a dificultades serias y reales. Mientras creamos que lo único que nos sucede es que somos unos flojos, indecisos, caprichosos -además de estar equivocados- sólo lograremos dañar nuestra autoestima.
A lo que es difícil conviene enfrentarlo con conciencia de que es difícil. Eso nos permitirá buscar más apoyos y no salirnos del camino si hemos dado unos tropezones.

Néstor dijo...

Es tan bajo el porcentaje de quienes culminan sus estudios terciarios, que su aporte en la temática se vuelve especialmente importante.

Oriente dijo...

Vivir en un presente real puede llegar a ser la única forma de no caer en pánico.

Maribel dijo...

Algunos estudiantes demoran en recibirse porque tienen el íntimo sueño de llegar a ser
Decanos. Por eso el trabajo en el gremio estudiantil pasa a ser la materia más importante. La carrera se va llevando de a poco, conjuntamente con la carrera gremial y política.
A lo que voy es que demorar menos o más, no es de por si un signo de éxito.

Marta dijo...

Puede que esa demora en recibir el título, sea una sabia jugada del inconsciente, que permita llegar al estudiante, realmente preparado (maduro) como para trabajar, ejercer su profesión.

Luis dijo...

El profesional que se dedica a la docencia, pero nunca llega a ejercer directamente su profesión, logra en cierto modo, seguir siendo estudiante toda la vida, y logra ser impoluto: no equivocarse en el ejercicio del rol, transmitir conocimientos sobre la mejor manera de hacer las cosas, pero para que las hagan (y se equivoquen) los otros.

Anónimo dijo...

Peron ya lo decia, Los
unicos peivilegiados son los niños...Mas estudios...P E O R !!