Algunas personas deterioran la calidad de vida ajena como si fueran una enfermedad y lo hacen creyendo que así conservan su propia salud.
En varios artículos (1) hago comentarios referidos a los grandes verbos de nuestra existencia, además de «vivir», esto es «ser» y «tener».
Esas publicaciones refieren fundamentalmente a ser queridos por lo que «somos» y ser queridos por lo que «tenemos».
Estos temas son importantes para nuestra vida, sobre todo para quienes además agregan un verbo tan prescindible como es «pensar».
De los artículos mencionados hay un señalamiento privilegiado y que nos recuerda cómo la condición de «ser» y de «tener» son complementarias, al punto que si «somos» no «tenemos» y viceversa.
Por ejemplo, si «somos» parte imaginaria de nuestra madre, no «tenemos» vida propia que nos permita fundar una familia.
En este artículo quiero comentarles que dentro de esta lógica de «ser» y «tener», encontramos personas que —sin saberlo, inconscientemente—, como no quieren «tener» una enfermedad, adoptan la estrategia de «ser» una enfermedad.
Sabemos que una enfermedad causa complicaciones: malestar, incapacidad, gastos en servicios de salud.
Algunas personas pueden adoptar el rol de «ser» una enfermedad para otros porque inconscientemente creen que de esa forma no «tendrán» una enfermedad (conservarán la salud).
A veces escuchamos quejas del tipo « ¡Fulano me tiene enfermo!», «Este matrimonio es un padecimiento» o más indirectamente, aludiendo a sus consecuencias: «Fulano me produce muchos dolores de cabeza», «Estoy harto de Mengano», «Perengano gasta tanto que nunca tenemos dinero».
Repito: Esta estrategia tiene por objetivo «ser» una enfermedad para no «tener» una enfermedad y por ser inconsciente, el actor no sabe qué está haciendo y no puede rectificarse.
En suma: Nadie quiere vincularse (empleador, cliente) con alguien que inconscientemente —y por razones de salud— opte por «ser» tan molesto como una enfermedad.
(1) ¿SER o TENER? Esa es la cuestión
●●●
8 comentarios:
Venía leyendo muy contenta: "sobre todo para quienes además agregan un verbo tan imprescindible como es pensar". Y luego... opa! no, no decía imprescindible, decía prescincible! Y tiene razón.
Una vez más me hizo reír.
Si soy rico no tengo riqueza?
Qué coza dize ud que ez?!
A veces con tal de ser algo, elegimos ser cualquier cosa.
Desde que venden salud sin conservantes, me siento más natural.
Algunos compañeros de trabajo me llaman "enredadera".
Es porque nos metés en cada enredos...!
Lo que se tiene es más fácil de perder que lo que se es.
Fulano, Mengano, Perengano... a todos los cogieron de la mano!
Le comento a Tontín, que Fulano, Mengano y Perengano, no pueden rectificarse.
Publicar un comentario