martes, 15 de noviembre de 2011

El déficit obligatorio

«Quien nos haya fabricado», resolvió nuestra vitalidad diseñándonos con un déficit permanente entre nuestras fuerzas y las exigencias del medio.

Todas las personas que conozco sienten que la vida es un poco pesada. A veces demasiado pesada.

Si alguien tiene poco dinero, nos hablará de cuánto le cuesta trabajar, o cuánto le cuesta lograr que el sueldo le alcance hasta el día de un nuevo cobro o que los consumos básicos (alimento, alojamiento, abrigo) son excesivamente costosos.

Si alguien tiene mucho dinero, nos hablará de cuánto le cuesta administrarlo, conservarlo, dirigir su empresa, mejorar el nivel de ventas, cuidarse de los miles de intentos que hacen sus competidores para que desaparezca del mercado.

Un modesto mensajero, un militar, un sacerdote, un médico, un empleado, un narcotraficante, un empleador, todos, sin excepción sentimos que vivir es difícil, que la realidad nos impone un esfuerzo que logramos superar a duras penas.

Un buen padre de familia no le da todo lo que sus hijos le piden y una buena madre es buena en la medida que sea suficientemente frustradora.

«Cuando fuimos inventados», como quien inventó un robot, una computadora, una gran máquina, se encontró con que para que el funcionamiento (vida) no se detuviera, tenía que proveerlo de una cantidad de energía inferior a la que la naturaleza habría de exigirle.

Haciendo un poco de ciencia ficción, les digo que el ser humano sale a la vida con 10 unidades de energía siendo que no podrá sobrevivir con menos de 12 unidades de energía.

Este déficit natural es el que nos mantiene vivos, luchando, tratando de saltar para llegar más alto, tratando de apurarnos porque la luz del sol se termina a cierta hora, corriendo porque el niño de la parturienta quiere escapársele, durmiendo apurados porque mañana hay que madrugar.

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Vivir duele

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12 comentarios:

Gloria dijo...

Yo tomo vitaminas y ya está.
Otros toman cosas peores.

Aldo dijo...

Cuando duermo apurado, sueño demasiado rápido y me levanto alunado; con todos los problemas a medio resolver.

Rulo dijo...

A veces a los niños les sobra la energía. Luego entre la civilización y la biología se encargan de bajarles un cambio.

Enrique dijo...

Cuando nuesta imaginación está entusiasta y activa, quiere hacer muchas más cosas de las que el cuerpo le permite.

la gordis dijo...

Entre la vida que es pesada y el cuerpo que nos pesa... vivimos en medio de una pesadumbre...

Luján dijo...

Decí que no hay un fabricante, si no ya le había puesto el grito en el cielo!

Lucía dijo...

Celebremos entonces este cansancio terrible que tenemos :(

Leticia dijo...

Dicen que los jóvenes tienen mucha energía. Pero la verdad les digo, yo soy jóven y podría tener mucha energía si no tuviera que estudiar, trabajar y divertirme (esto último, para no perder a mis amigas).

Jacinto dijo...

El secreto está en priorizar. Cuando nos sentimos desbordados, hacemos lo más importante, y lo demás que espere.

Ma. Eugenia dijo...

Será que estamos mal diseñados o que forzamos nuestros límites?

Laura dijo...

Estoy de acuerdo con Ma. Eugenia. La vida nos lleva a exigirnos más de lo que podemos y no queremos reconocer que todos tenemos distinta capacidad. Y a veces no es por exigencias externas, por que nos obliguen las circunstancias; a veces es sólo por ambición, orgullo, naricisismo.

Leonor dijo...

La pena más dura es aceptar las propias limitaciones.