domingo, 13 de noviembre de 2011

La bondad de los débiles

Para muchos, nadie bondadoso es al mismo tiempo fuerte, excepto Dios.

El resumen de otro artículo (1) dice textualmente:

« Miles de obras literarias que hipnotizan a millones de lectores tienen como trama principal la heroica frustración de sus protagonistas.»

Esa «heroica frustración» es la fórmula de goce de muchos de nosotros.

Como si fuera una novela, nos imaginamos estar en el medio de dos grandes grupos de personas (personajes):

— las que nos dominan, gobiernan, explotan, castigan, abusan porque son naturalmente fuertes, egoístas, malos; y

— las que por ser más débiles que nosotros nos decepcionan, entristecen y a veces nos hacen sentir impotentes, pero a los que de todos modos, sacando fuerza no sabemos de dónde, igualmente ayudamos, protegemos y aconsejamos para que sepan compensar esa debilidad que los condena a ser maltratados por gente avara, inescrupulosa, corrupta, insensible, mala.

En este «novela» faltan los personajes buenos y fuertes.

Los «buenos y fuertes» no participan en la novela personal de quienes estoy describiendo porque en su lógica parece un contrasentido que alguien que sea fuerte también sea bondadoso.

La debilidad que sienten los integrantes de este gran grupo de personas no necesariamente es real. Pueden pertenecer a diferentes niveles de mando y protagonismo, pero lo importante es cómo tienen organizada su lógica interpretativa de la realidad que perciben.

Según ellos, por ser irremediablemente de buen corazón, están condenados a ser débiles y se cuidan de ejercer algún tipo de poder que no pueda ser descalificado por ellos mismos con frases tales como «no tuve más remedio que hacerlo», «si no lo hago yo, no lo hace nadie», «si aplico mano firme, lo hago por su bien».

En suma: estas personas construyeron un rol (personaje) coherente y convincente, para conquistar la cuota de amor que todos necesitamos.

(1) Las novelas como textos de estudio

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14 comentarios:

Rosana dijo...

Cada uno de los personajes (los fuertes y los débiles) están en nosotros mismos, con distintos grados de predominancia.
POr otro lado, algunos son fuertes para algunas cosas y débiles para otras.

Lola dijo...

A mí me gustan las personas fuertes, tanto se trate de hombres como de mujeres. No me inspirar cariño ni deseos de protección los débiles.

Alicia dijo...

Fuertes y débiles construyen un rol con beneficios secundarios, y también con aspectos que los perjudican. En el caso del "fuerte" es más dificil ver en qué se perjudica; creo que su desgracia es el tremendo esfuerzo que debe hacer para reprimir sus miedos, sus angustias. Además, no poder mostrarse tal como uno es, termina engañándonos a nosotros mismos y obligándonos a asumir roles que en realidad pueden perjudicarnos, porque no son los adecuados en ese momento de nuestra vida.

Ernesto dijo...

A veces para ser bueno hay que ser justo. Y para ser justo hay que poner límites, ser fuerte, defender nuestras posturas.

Lautaro dijo...

No usar la violencia exige un alto grado de fortaleza expresada en autocontrol.

Norton dijo...

No entiendo a los que ven en Dios a alguien bondadoso.

Mario dijo...

Es verdad. Muchos malentendemos la bondad.

Rulo dijo...

Chicas: yo soy fuerte y bondadoso.
Y soltero.

Evangelina dijo...

No hay ninguna contradicción entre ser fuerte y bondadoso. Muy por el contrario. Cuántas veces para ser bondadoso hay que tener la fortaleza de ir contra la corriente!

Carolina dijo...

Mieres no está diciendo que no se pueda ser fuerte y bondadoso a la vez. Lo que dice es que muchos gozan dividiendo el mundo en buenos y malos. Y poniéndose del lado de los buenos, claro!

Oriente dijo...

Los que son abusados por gente inescrupulosa, muchas veces son tontos o ingnorantes. No buenos.

Laura dijo...

Esta forma errónea de concebir la bondad, lleva a que los padres no podamos poner límites.

Marcos dijo...

Entre los animales (de los cuales formamos parte), el más fuerte se come al más débil. De ahí puede arrancar la idea de que sea un contrasentido ser fuerte y bondadoso al mismo tiempo.

Gabriela dijo...

Ser bueno tiene más que ver con ser comprensivo que permisivo.