martes, 1 de noviembre de 2011

El desplazamiento de la energía sexual

Los temores a la actividad sexual suelen resolverse aplicando la energía generada por ese deseo en actividades igualmente apasionantes.

Algunos varones temen disfrutar de una felatio (excitación del pene con la boca) por temor a que el partenaire (quien practica la felación) tenga un repentino ataque de epilepsia y cause una accidental castración.

Algunos varones temen practicar el coito vaginal por temor a que la mujer los castre con una imaginaria dentadura de la vulva.

El orgasmo es evitado, demorado o aplacado en su intensidad cuando la persona teme que le estalle el corazón, que explote todo su cuerpo o que enloquezca de forma irreversible.

Estas fantasías atemorizantes son algunas de las que suelen dificultar una vida sexual plena.

Aunque algunos profesionales se ganan la vida asistiendo a quienes consultan para resolver estos inconvenientes, la mayoría de los potenciales pacientes resuelven el asunto de otra forma.

En un artículo de reciente publicación (1) les decía que algunas personas famosas por su desempeño excepcional, llegan a esas proezas presionados porque suponen que con menos esfuerzo no tendrían el amor que necesitan. Temen ser ignorados, abandonados, despreciados.

Los temores personales al goce sexual mencionados más arriba también generan el impulso a gozar intensamente con alguna otra actividad que les reporte un placer lo más parecido posible al sexual que prefieren evitar.

Las actividades útiles para reemplazar al coito son aquellas que también ofrezcan una fuerte intensidad emocional y corporal.

Tres de ellas son la actividad política, la pasión deportiva y la lucha sindical.

Si observamos el entusiasmo puesto en juego en estos ámbitos, no necesitaremos exigir nuestra imaginación para entender que esas personas (mayoritariamente varones, temerosos de una castración orgánica), teatralizan con ardor, ímpetu, efusión, fogosidad, exaltación, actos que en su origen tienen la matriz (molde, modelo, origen) sexual.

(1) La sublimación por miedo

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12 comentarios:

Alicia dijo...

Otras actividades que generan grandes pasiones, que son capaces de generar un enorme disfrute son las artes y la ciencia, más específicamente la investigación científica.
Lo dijo Freud y pienso que no se equivocó.

Laura dijo...

Las mujeres también experimentamos todo tipo de temores que nos entorpecen el disfrute sexual. Le tememos a la culpa cuando realizamos el acto sexual con un amante "no permitido"; esto puede incluso dificultar el orgasmo. También nos coarta la posibilidad de disfrutar plenamente las sensaciones corporales, el hecho de sentirnos feas, viejas o gordas. Por otro lado está el temor a quedar embarazada o a contraer una enfermedad de transmición sexual.

Valentín dijo...

Más que el temor a un ataque de epilepsia (y sin que se me pase desapercibido su toque de humor), el temor es a un apasionado mordisco repentino. Casi todos recordamos que de niños podíamos pasar fácilmente de un tierno beso a un pícaro mordisco. El miedo es a que el adulto despierte repentinamente al niño que lleva dentro.

Roque dijo...

Es cierto que el miedo a un ataque cardíaco está presente.

Lola dijo...

No teman muchachos. La vamos llevando de a poquito.

Anónimo dijo...

Conocí a un hombre notoriamente mayor que yo y con un desempeño extraordinario. Ahora pienso que quizás temía perderme.

Rubén dijo...

Que se desvíe el impulso sexual hacia otras actividades apasionantes, no significa que se deje de lado el sexo. Lo digo por las dudas, para que no se malinterprete.

Verónica dijo...

Conozco personas muy enfrascadas en actividades que les demandan mucha energía y la verdad es que hacen el amor cada muerte de obispo.

Anónimo dijo...

La rutina en lo sexual puede ser el puntapié que nos lance a buscar un trabajo más interesante, o actividades extra que nos gusten mucho. Pasa eso cuando no se quiere tener relaciones con otras personas por fuera de la pareja.

Mauricio dijo...

No me van a decir que las personas que llevan una vida interesante tienen poco sexo; para mí que la están errando o yo entendí mal.

Anónimo dijo...

Cuántos seguidores, o mejor decir alter egos que tenes! Con toda sinceridad no podía dejarte de expresartelo. Publicar un texto y escribirte a vos mismo... jjjjjjj
Por mí parte, claramente estoy de acuerdo con Freud, desde la época en que la desarrolló. En lo personal, quienes tomaron su enfoque y han intentado desarrollarlo (excepto Carl Jung) han convertido el psicoanálisis en algo demasiado retorcido para mi gusto. Y así vivencia la vida! Tal cual la creen...

Anónimo dijo...

Ah, no escribo desde el anónimato! Mi nombre es Vera.