Es una fantasía muy generalizada que si nos permitieran organizar el planeta las cosas andarían mejor de lo que andan.
Los intentos por concretar este anhelo suelen postergarse indefinidamente porque la competencia a la que nos vemos enfrentados es abrumadora. Comprendemos —con bastante realismo— que hay demasiados candidatos a ese cargo de «presidente universal». Este estado de cosas nos quita estímulo para proponer nuestra candidatura.
El deseo de gobernar el planeta tiene una primera conveniencia que sería acomodar el entorno para que no nos moleste tanto como nos molesta. Si mandamos nosotros, ordenamos que se hagan las cosas en concordancia con nuestras preferencias y punto. ¡Ya no tendremos más frustraciones!
¿Cómo se resuelve este no poder gobernar el planeta? Cuando las personas no pueden realizar sus fantasías de poder, se van conformando progresivamente con menos, tratando de achicar sus aspiraciones hasta que coincidan con sus posibilidades reales.
Recordemos ahora que con dinero se accede a un cierto poder.
Algunas personas que renuncian a tener poder porque ven que les resulta imposible conquistarlo, inconcientemente también renuncian a tener dinero sin entender que es posible ambicionar una buena calidad de vida renunciando a tener poder sobre los demás.
Repito: el dinero puede usarse como una forma de poder pero quienes prefieran renunciar a tener poder no tienen por qué renunciar a tener dinero ya que éste puede usarse o no como una forma de poder.
En suma: inconcientemente algunas personas aceptan ser pobres porque suponen que renunciar a tener poder implica necesariamente renunciar a tener dinero.
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17 comentarios:
Mi primera medida gubernamental es la prohibición de la virginidad para las mayores de 18 años. cúmplase. archívese. contrólese.
Si, a mi no me gusta pensar ni mucho menos decidir. Teniendo dinero hay que pensar por lo menos en cómo gastarlo. Tampoco me gusta hacer eso.
En mi ciudad (San Juan) se dice que una señora que pide en la puerta de la catedral tiene una fortuna en propiedades alquiladas en Buenos Aires.
No quiero gobernar a nadie pero denme el dinero que les moleste que yo tengo mucha paciencia y sabré como aguantarlo.
Para que no hagan mal los cambios deben producirse de a poco. Mis padres se enojaron de golpe conmigo y me exigieron que empiece a ganar dinero. A ellos se sumó mi novia y entre los tres me están haciendo la vida imposible aunque dicen que lo hacen por mi bien. ¡Qué lío!
Mi lectura predilecta es la vida y obra de los hombres más poderosos de la historia, pero me parece que no tengo agallas para igualarlos.
Para tener poder hay que ser inteligente (al menos para elegir asesores) y para tener dinero, no necesariamente. Así que ¡ánimo compañeros!
El planeta me queda como un talle chino.
No sé el planeta, pero lo que es Peñarol...
De mandar, decreto la abolición del trabajo, pero no se me ocurre que pongo a cambio.
Mis fantasías de poder están más chicas que el pene de mi marido.
Con tener cierto poder con respecto a mi propia vida, me alcanza y sobra. El planeta, que se arregle.
Desde que milito en green peace, siento al planeta como si fuese mi propia casa.
Mis aspiraciones de poder se sienten satisfechas si logro que los domingos el nene no irrumpa en el living con la cumbia villera.
¿Cómo voy a lograr tener una buena calidad de vida, renunciando a tener poder sobre los demás?
Con el sueldo de uno, no alcanza.
Desde que mi hijita cursa la edad del "no", mis ansias de poder se han visto seriamente perjudicadas.
Empecé a replantearme todo.
Tengo muchísimo dinero, pero aquí no logro acceder al poder.
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