¿Cómo sentimos la deliciosa sensación de que tenemos poder? La respuesta es sencilla: logrando frustrar el deseo de otra persona.
La lucha por el poder es en definitiva una lucha entre deseos. Mi deseo de poder trata de vencer el deseo de satisfacción del otro. Si logro esto, entonces puedo percibir que mi deseo de poder queda satisfecho. La señal inconfundible consiste en ver que el deseo del otro es frustrado.
Para poder satisfacer nuestro deseo de poder apelamos a todo tipo de estrategias, que van desde las más violentas y descaradas (por ejemplo, interponiendo un obstáculo a la libre circulación de los demás o escondiendo lo que el otro busca o negándome a hacer lo que el otro tiene el derecho de exigirme) a las más sutiles y disimuladas (por ejemplo, sugiriendo que ese helado de chocolate que el otro desea comer le va a provocar daños terribles e irreparables o provocándole gastos de dinero tan altos que agote su fortuna y no pueda comprar lo que tanto desea).
Otra forma sutil de complacer el deseo de poder es demonizando la tenencia de dinero, criticando con acidez la riqueza, desestimulando la actitud emprendedora, aplaudiendo la pobreza y a quienes se privan de disfrutar de la vida.
En suma: La pobreza puede estar provocada por quienes satisfacen su deseo de poder inhibiendo con sutileza y disimulo el deseo de otros.
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23 comentarios:
Me gusta mucho dar órdenes y que me obedezcan, pero sólo he logrado trabajar en un colegio con niños pequeños que no hacen ninguna resistencia.
Dicen que las suegras esto y lo otro, pero en mi caso desgraciadamente es cierto. Goza arruinándome la vida la muy perra.
Estoy seguro de que hay que hacer trampa. Para pasarla bien, no se puede actuar de frente, con sinceridad, mostrando todas las cartas. Sin hacer trampa la mitad de las veces te frustran quienes sí hacen trampa y se salen con la suya.
Mi madre es una bruja sabia. Desde que tengo uso de razón me da consejos sobre cómo tratar a los hombres para que coman en la palma de mi mano y ambas somos imbatibles en eso. Ella y yo vivimos cada una en su departamento y nunca nos faltan hombres que cumplan nuestros deseos como si tuviéramos la lámpara de Aladín.
Lo único que puedo compartir con uds chicas, es que la clave está en la administración de los escrúpulos. ¡Piénsenlo!
Cada tanto leo este blog y ya estoy medio convencido de que mi escasez económica tiene un poco que ver con la educación puritana que me tallaron en la cabeza.
A la conclusión de este artículo yo le agregaría (combinando con otros de este mismo blog) que la persona que disfruta viéndonos pobre quizá se sienta poderosa pero también está beneficiada porque si nos fuera muy bien le provocaríamos envidia, tendría que esforzarse más para aliviarse de la envidia y eso le daría trabajo, del que se salva volviéndonos pobres no envidiables.
Muchos grandes filósofos han pasado a la historia por buscarle soluciones inteligentes al problema de la alienación del ser humano (estar esclavos de alguien o de algo). Me parece que el problema sigue sin solucionarse porque siempre estamos siendo afectados por el deseo de algún otro.
Mi salud cambió 180 grados cuando me casé con mi actual mujer. Mi madre y mi primera esposa siempre me decían que todo me hacía mal: la carne, el tabaco, el alcohol, los picantes, trasnochar, la marihuana. Estoy radiante desde que vivo con alguien que sólo piensa en que hace mal lo que nuestro gusto rechaza de plano y hace bien lo que nuestro gusto invita a consumir. Se llama Gloria ¿Qué otro nombre podría tener?
De acuerdo a lo que ud. dice creo que podemos concluir que el matrimonio satisface el deseo de poder de c/u de los cónyuges.
El mejor ejemplo nos lo da la institución papal. Ahí el voto de pobreza sí que es una risa.
Una forma de poder vital y gratificante es la que se siente cuando se forma parte de un equipo que logra sus objetivos.
La sensación de poder más agradable es cuando sentís que podés con la vida.
Mi madre era tan consumista que terminó secando a mi padre.
El sistema de castas impide el ascenso social y justifica la existencia del poderoso y el oprimido. El sistema de clases permite el ascenso social en teoría, pero en la práctica es bastante difícil.
Cuando los niños hacen travesuras miden fuerzas, tanteando hasta dónde les permiten llegar los adultos.
Las mujeres se sienten muy fuertes cuando histeriquean.
Mi vieja, para que no le pida nada, me ofrece todo lo que sabe que yo no quiero. Aparte de eso, es buenísima.
La deliciosa sensación de poder se siente con una erección y ahí por suerte, más que inhibir, provocás.
Los gobiernos que pretenden ejercer su poder sin limitaciones, apuestan a la ignorancia del pueblo.
Mediante la capacidad de dar se satisface de una manera sana el deseo de poder (siempre y cuando lo que se dé no anule al otro)
A mi sobrinito le alcanza la capa de súperman para sentir esa deliciosa sensación.
A veces a los niños hay que frustrarlos en sus deseos porque si no se terminan convirtiendo en seres tiránicos.
Pienso que privar a una persona de su libertad es quitarle todo poder. Si no quedan esperanzas de recuperar la libertad creo que prefiero la pena de muerte.
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