Es entendible que alguien participe en una peregrinación de devotos y que camine kilómetros porque considera que de esa forma tonifica su espíritu en un acto religioso que lo reconforta.
Sin embargo, alguien puede caminar la misma distancia pero contrariado debido a que no pudo encontrar un medio de transporte que lo llevara en condiciones menos sacrificadas.
La escasez de recursos puede vivirse como una forma de tonificar el espíritu o —por el contrario— tratando por todos los medios de terminar con ella.
La mente tiene algunas conductas extrañas: no falta quien padezca la escasez de recursos pero que, en lugar de sincerarse y despotricar contra su mala suerte, se invente la idea de que «no hay mal que por bien no venga», que en realidad él siempre quiso vivir con poco, que así se demuestra lo ingenioso que puede llegar a ser, que «rico no es quien más tiene sino quien menos necesita», y una infinidad de otros engaños.
Quienes recurren a estas mentiras, seguramente no tendrán tanta iniciativa y laboriosidad para tratar de revertir la situación como aquel otro que se reconoce incómodo, que no soporta tantas limitaciones y que tarde o temprano terminará con ellas porque son una molestia que no tolera.
●●●
19 comentarios:
Hace dos años hice la peregrinación del Apostol Santiago y todavía tengo marcas de las llagas que me salieron en los pies.
Un parroquiano pedía un café muy, muy caliente y cuando se lo traían, esperaba hasta que se enfriara para tomarlo. Un día el mozo le preguntó para qué lo pedía tan caliente y él contestó "Porque me gusta soplarlo".
Los sacrificios se hacen porque uno se cree que Dios es sádico, pero además también por otra cosa más compleja. Se hacen porque uno cree que Dios existe. Esto si que es grave, porque todo lo que uno cree en Dios deja de creerlo en sí mismo. ¡Mal negocio!
Los gimnasios son salas de tortura a donde concurren los masoquistas que disfrutan de orgías donde el sometimiento es ejecutado por máquinas del tipo "sibarita" (penetrador que uno mismo acciona con manos o pies).
He dicho (y no me interesa su opinión discrepante).
Me llevo la mitad de mi vida permitirme soñar con lo que realmente deseo. Ideas religiosas y políticas me lo impedían. Hoy entiendo que hay más posibilidades de ser una buena ciudadana si se dispone de recurso económicos.
Me gustaría participar en una competencia de supervivencia si después, cuando vuelva a casa, me espera todo el confort.
Es lo que pasa cuando salía a acampar, disfrutás ese tipo de vida por un tiempo pero cuando volvés a tu cama te sentís un rey.
La mente tiene conductas extrañas por eso no conviene dejar de observarla.
Tengo un amigo que siempre estaba con eso de que el dinero no es lo fundamental. Estoy de acuerdo, la salud es lo fundamental. El problema está que para atender tu salud necesitás dinero. Así lo entendió el cuando tuvo que abrir una cuenta en el banco para obtener alguna colaboración y poder operar a su hijo.
Para salir adelante hay que elegir un camino que no exija sacrificios de esos que de a poco se van volviendo intolerables. Hay sacrificios que nos dejan cansados pero felices. Esa es la mejor forma de gastar la vida.
El que menos necesita es el que va a morir a la guerra. Para vivir se necesitan muchas cosas. No pueden argumentar que los linyeras son los más ricos, algunos de ellos estarán enfermos mentalmente y otros quizás sanos y conformes. Ser rico no es sólo estar conforme. Es tener la mayor libertad posible para acceder a lo que ofrede la vida.
Los que peregrinan en busca de votos tonifican su adversión por el oponente.
Cuando llueve en invierno y no puedo tomarme un taxi me siento desamparada.
Si el Supermercado Devoto organiza una caminata es para tonificar sus ventas.
Tenemos escasez de recursos energéticos porque recién ahora nos decidimos a invertir. Al final salió bien, apareció gas natural y no se descarta que salte el oro negro.
si tendremos una visión terrorífica de dios que seguimos haciendo sacrificios a cambio de algún favor o para complacerlo simplemente.
El día que la tía se sinceró con su mala suerte voló la vajilla francesa, herencia de la abuela.
Cuando llevo a Nicolás al Jardín, siempre va contrariado. Desgraciadamente el medio de transporte que lo lleva en condiciones menos sacrificadas es mi espalda.
Siempre quice vivir con Paco, él no tiene poco.
María se sentía bastante bien porque iba en burro.
Publicar un comentario