Las personas nos amamos de dos maneras: una directa y otra indirecta.
La directa es aquella por la que disfrutamos de nuestra imagen, de nuestras cosas, de nuestras decisiones. Es un amor entre yo y yo. Me amo a mí mismo sin tener a nadie más en cuenta (como la imagen de Narciso en el agua).
La indirecta es cuando nos amamos porque notamos que tenemos algún tipo de éxito social. Nos queremos porque nos quieren. Nos sentimos unidos a quienes nos aman y nos amamos como uno más de ellos.
Son dos formas de disfrutarnos a nosotros mismos. Estoy de acuerdo con ustedes en que no existe una separación drástica entre un tipo de amor y el otro. Son fáciles de confundir.
Estas ideas tan extrañas se aclaran otro poquito si introducimos el dinero. Cuando nos amamos porque somos ricos o porque somos pobres, estamos amándonos indirectamente.
Caso 1: Nos aman porque tenemos dinero y si no lo tuviéramos, nos olvidarían. Aman nuestra capacidad para acumular riquezas, por nuestro buen gusto, por las fiestas tan divertidas que solemos organizar, por la exquisitez de nuestros obsequios, porque pueden beneficiarse con nuestro poder.
Caso 2: Nos ama porque tenemos muy poco dinero y si fuéramos ricos nos despreciarían o nos tratarían con recelo. Aman nuestra capacidad para arreglarnos con pocos recursos, porque valoramos a los que se acercan a nosotros sin esperar nada a cambio, porque repartimos lo poco que tenemos, porque sabemos de sacrificios, de privaciones, de solidaridad.
La búsqueda del amor indirecto influye para que procuremos tener o no tener dinero. El público que nos aplaude nos pide que representemos un personaje u otro... y preferimos satisfacer su deseo porque sin su amor no podríamos ni amarnos ni vivir.
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17 comentarios:
En cualquier momento me derrito. Siempre fui mirona de mi, participo en cuanta foto anden tomando por ahí, y ahora adoro a un hombre mucho mayor que yo que vive fotografiándome y poniéndome como wallpaper de su compu. Estoy enviciada, feliz y con miedo de que esto estalle como una pompa de jabón.
Me ennovié con una mujer mayor que yo que dice que no puedo progresar porque mi familia, mis amigos y mi lugar de trabajo me atan. Ella quiere irse conmigo a otro país para que cambiemos nuestras mentes. Con este artículo me estoy decidiendo un poco más a hacer lo que ella propone. Quizá tenga razón. La mediocridad es cómoda pero ...
Mi mamá me acostumbró a cepillarme el pelo 100 veces antes de acostarme (igual que el título del libro), pero últimamente observé que lo que en realidad hago es mirarme la cara mientras me peino mecánicamente.
Para poder amar a los demás, primero hay que amarse a uno mismo.
¿O sea que según ud la calidad de vida que tenemos está determinada por quienes nos aman?
¿Qué hago si los que me aman me tienen pobre? ¿Los cambio? ¿Les pido que me suban el sueldo?
Quiero generar en mi un amor de tipo directo y obtener al amor indirecto con los que desean mi prosperidad.
El amor que me tengo a mi mismo no es global. Está dolorosamente parcializado.
¿Será posible amarse en primera instancia a sí mismo? ¿Cómo aceptarse, valorarse y perdonar nuestras fallas si todos los que nos rodean nos desaprueban?
Desde que soy protestante me amo en la prosperidad, antes cuando adhería al catoliscismo, me sentía más cerca de Dios siendo pobre.
Disfruto de mis cosas y respeto mis decisiones. Lo que es con mi imágen, ya es otra historia.
Alguna gente me ama por ser antihéroe.
Entre yo y yo se ha interpuesto la desesperanza.
Hasta ahora no he podido acceder a ninguna forma indirecta de amor.
¡Menos mal que me amo de manera directa y rotunda!
Yo me quiero porque no me quieren:
"ladran Sancho, señal de que cabalgamos"
Los caminos de Onán me llevaron a disfrutar de mi misma.
Para ser rico en una familia de pobres hay que tener huevos.
Los que se benefician de mi poder me impulsan hacia adelante. Por eso no me molestan.
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