Podemos decir que un adulto es un niño grande pero no podemos decir que un niño sea un adulto pequeño.
Los adultos conservamos en algún rincón de nuestra memoria, de nuestros hábitos, de nuestro inconciente, todas y cada una de las etapas por las que fuimos pasando.
La presencia de esos recuerdos no es pasiva sino que influye en nuestro ánimo, en nuestras conductas, en nuestro carácter.
En términos prácticos usted podría permitirme una comparación a pesar de esa parte ineficiente que tiene toda comparación.
La idea es esta: para poder llevarse bien con usted mismo es necesario que se conozca, así como el mejor usuario de una máquina es aquel que conoce cómo funciona y sobre todo sabe cuáles son todas sus potencialidades y sus limitaciones.
Aunque puede ser muy conveniente que usted haya terminado su educación básica y que tenga al menos nociones de algún oficio o profesión, nada hay más importante en su vida que conocerse, saber con qué cuenta en realidad, hasta dónde puede llegar y hasta dónde no puede llegar, sin ilusiones, sin voluntarismo, sin delirios.
Esta es una conclusión estadística porque muy pocos ilusos viven bien en un mundo capitalista.
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21 comentarios:
Quién soy y qué quiero, cuesta mucho responderse esas preguntas con claridad.
Ud da como un hecho que todos conservamos un niño dentro pero simultaneamente critica las actitudes inmaduras. Algo no cierra.
Me temo.
A veces una dice: "No importa el ambiente donde estés porque el ambiente se lo hace cada uno a su gusto". ¿Qué importancia tiene que vivamos en capitalismo si podemos asociarnos con personas que estén por fuera de él?
Los peores momentos de mi vida los he vivido en un consultorio psicológico. Si salí beneficiada no lo sé aún.
Me gusta tomar cocacola aun sabiendo que en algún momento se vaciará la botella. Me gusta tener ilusiones sabiendo que se romperán. Después me consigo otra de cada una y sigo.
Adoro el realismo, pero el mágico, el de Gabriel García Márquez. Los demás me caen mal al estómago.
Quiero tener la mayor autonomía de vuelo para aterrizar lo menos posible en esta realidad que siempre me complica la vida.
Con varios cozcorrones contra la dura realidad, ya no creo más en que el amor mueve montañas, pero tampoco esta es la solución. Siempre aparece algún nuevo lío. La receta para evitarlos aún no la encontré.
Es difícil saber hasta dónde puede llegar uno...más fácil es tener claro a donde no puede llegar.
El amor solo no existe. El amor es un motor y no tiene sentido concebirlo sin tener en cuenta lo que mueve.
Aumentan las limitaciones y bajan las potencialidades. No me gusta nada.
A mis recuerdos más influyentes no los conozco directamente. A veces vienen disfrazados en mis sueños y tratan de acomodar la estantería.
La ilusión es un árbol flaco que se quiebra antes de dar frutos.
Si de chico sos un niño adulto ¡ojo! porque de adulto vas a ser un niño grande. En estos casos estás condenado al destiempo.
Tengo choques con todo el mundo, no me llevo bien con nadie. Lo que ud. escribió me da para pensar que quizás la solución comience por llevarme bien conmigo misma.
Mi esposo es un niño grande y mi hijo NO es un adulto pequeño. Tengo que asumirlo.
Mi hermana conserva el hábito del objeto acompañante. Lo que quiero decir es que con 21 años, todavía lleva encima un pañuelito que le regaló papá cuando tenía 4 años. Una vez, por hacerle una broma, se lo escondí y se puso tan loca que me tuve que disculpar durante dos meses para que me perdonara.
Cuando me presentaron al que soy, abrigué la ilusión de llegar lejos conmigo mismo. Esa ilusión me ayudó a avanzar, hasta que a la ilusión se le acabó la nafta y quedé paralisado. Fue entonces la verdad, con su mirada osca, la que me tendió una mano para seguir caminando.
Cuando me conocí trate de divorciarme.
En mi barrio todos responden igual a las preguntas de ¿quién soy? ¿qué quiero?. Suelen decir: soy ladrón; quiero robar.
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