jueves, 20 de noviembre de 2008

El fantasma transformista

Observado con serenidad, el dinero es una mercancía como cualquier otra (alimento, vestimenta, etc.).

Debemos reconocerle sin embargo que es la única que puede ser canjeada por cualquier otra.

Un quilo de arroz puede ser canjeable por diez bananas, siempre y cuando el tenedor de éstas esté interesado en el quilo de arroz.

Por el contrario, quien tenga un euro puede comprar un quilo de arroz o diez bananas porque los poseedores de estos alimentos seguramente estarán dispuestos a permutarlos por el euro.

Como he comentado en artículos anteriores, la psiquis produce metáforas, es decir, que puede comparar dos elementos parecidos e igualarlos. Alguien puede referirse a «la primavera de la vida» y todos entenderemos que se refiere a una «etapa floreciente» y de ahí sabemos que se refiere a la época más productiva y reproductiva de esa existencia.

Pues bien, el dinero y su poder para darle satisfacción a nuestras necesidades y deseos es una mercancía ideal para que nuestra psiquis la procese en términos metafóricos, sobre todo a nivel inconciente.

Cuando en la adultez recibimos dinero por nuestro trabajo, nunca sabemos con certeza qué es lo que estamos haciendo para merecerlo y por lo tanto, el temor a que algún día nos priven de él nos mantiene en un estado de ansiedad irritante. (¿Qué estoy entregando? ¿Productos terminados? ¿Simpatía? ¿Que mi padre es amigo del dueño? ¿Que soy hermosa y sirvo como adorno?)

El dinero también se compara con nuestra madre en tanto ella fue quien al comienzo de nuestra existencia dio satisfacción a nuestras necesidades y deseos.

La necesidad de amor que todos tenemos nos lleva a suponer que esa mercancía posee en sí misma una característica que desearíamos poseer: que todos nos acepten.

Estas son sólo tres razones por las que el dinero es una mercancía cuyo valor simbólico (por lo que puede representar en nuestra psiquis) es tan perturbador.

En suma: Nuestra psiquis compara cosas diferentes pero las registra como iguales pero resulta que el dinero puede ser comparado con tantas cosas que nos confunde y por tanto, nos causa angustia.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

He llegado a pensar que si el dinero no existiera no tendría problemas.

Anónimo dijo...

¡Qué fácil es comprar teniendo dinero y qué difícil es volver a tenerlo mediante una venta!

Anónimo dijo...

Un psiquíatra me explicó que el dinero es tan extresante que las personas imaginan su inexistencia cuando están demasiado tensionadas emocionalmente.

Anónimo dijo...

Yo también desearía ser aceptada universalmente. No quisiera que hubiera un sólo fin de semana en el que me quedara sola. El dolor en el alma que tengo cuando eso sucede no tengo palabras para describirlo.

Anónimo dijo...

Como el dinero puede ser comparado con casi cualquier cosa entonces también puede no ser comparado con nada. Todo lo que es todo al mismo tiempo es nada.

Anónimo dijo...

No le entiendo el porqué pero yo siento eso de que me parece que me voy a quedar sin trabajo de un día para otro.

Anónimo dijo...

Mi mamá y mi columna vertebral son metafóricas entre sí.

Anónimo dijo...

Lo dejo como sugerencia: Si sabe de otras posibles comparaciones que hacemos con el dinero, me interesaría que las publique.

Seguiré visitándolo.

Anónimo dijo...

Debo suponer que los travestis no me ponen nervioso porque se parecen al dinero ¿no?

Anónimo dijo...

El dinero es retribución, regalo, recompensa, felicidad, mierda, sucio, gloria, productividad, amor, esclavitud, trabajo, injusticia, poder. Bueno, que siga otro.

Anónimo dijo...

Los travestis me dan más miedo que el dinero.

Anónimo dijo...

El dinero en manos de mi vieja se transforma en ropa. Mi viejo lo transforma en discos. Yo cuando puedo transformo la ropa, los discos y el dinero, en merca.

Anónimo dijo...

El dinero no me confunde. Puedo hacerme cargo.

Anónimo dijo...

También recibimos dinero sin hacer nada para merecerlo, cuando cobramos una herencia, y no se nos ocurre cuestionarnos.

Anónimo dijo...

Me siento como una mercancía: mi marido podría canjearme por cualquier otra.

Anónimo dijo...

¡Con el dinero no puedo hacer nada!

Anónimo dijo...

De jóven cuando trabajaba sentía que a cambio del dinero entregaba mi cuerpo. Ahora tengo claro que mi cuerpo es sólo mío y nadie que lo use me lo podrá quitar.

Anónimo dijo...

La falta de dinero para mí significaba hambre y vergüenza.

Anónimo dijo...

Creo que algunas personas se "patinan" el dinero para sacárselo de encima. Otras porque no saben usarlo y las más porque olvidaron lo que les costó ganarlo.